Llegó la temporada de diciembre y con ella aumentan las compras y el consumo por parte de las personas en todo el mundo. Colombia no es ajena a esta realidad e incluso durante estas fechas de recogimiento se suele cometer un error que sale muy caro al año siguiente y le genera dolores de cabeza a más de uno: dejarse llevar por el afán de tener todo lo que se ve y no medir la capacidad adquisitiva que en realidad se tiene.

Junto con las festividades de fin de año, algunas personas suelen gastar de más, ya sea en comida, ropa, regalos, viajes o cualquier clase de “gustico” que terminan dándose, en ocasiones, estirando el bolsillo más de lo que se puede y acudiendo a deudas innecesarias que después se convierten en un dolor de cabeza.

Si bien las cosas están empezando a mejorar en materia económica en el mundo, Colombia aún atraviesa un panorama desfavorable en materia de tasas de interés e inflación, este último en su punto más alto desde 1999, que está apretando el bolsillo de las personas a niveles que hace mucho tiempo no se veían, por lo que han tenido que recurrir a las deudas como una alternativa para mantenerse a flote.

Retrato de mujer joven haciendo compras en línea con smartphone y pago con tarjeta de crédito. Mujer sosteniendo teléfono inteligente y tarjeta de crédito en un café urbano. El foco está en la tarjeta. | Foto: Getty Images

Pese a que las cosas parecieran ir por buen camino, puesto que el costo de vida empezó a bajar en algunas ciudades, no todo es tan positivo como se cree, ya que el 2023 será un año de transición y las principales economías del mundo, además de la colombiana, deberán atravesar un periodo de transición que estará marcado por una fuerte desaceleración de la economía y una subida muy fuerte de las tasas de interés. Esto último con el fin de que las personas no se endeuden.

Ahora bien, teniendo esto en cuenta, expertos advierten que este no es momento de hacer uso de una herramienta financiera que la mayoría de las personas no saben usar de forma correcta y al final terminan más afectados de lo que deberían, cayendo incluso en la insolvencia económica por culpa de las deudas. Se trata de las tarjetas de crédito, un mecanismo para obtener un préstamo rápido y no para vivir por encima de las posibilidades económicas reales de cada quien.

En diálogo con SEMANA, el asesor financiero y experto en temas económicos, Andrés Moreno, explicó que la coyuntura actual de tasas de interés que atraviesa el país, hace que las personas terminen pagando mucho más de lo que quisieran por los préstamos que adquieren, como el de las tarjetas, que no son otra cosa que un crédito de consumo en el bolsillo que se debe usar con inteligencia.

“Lo primero es que el buen uso de los productos financieros no es culpa de los bancos, sino de uno mismo como consumidor financiero. Las altas tasas de interés en el mundo tienen que leerse como un cambio en el comportamiento de las personas a la hora de gastar, si bien hace un año o dos habían muy buenas tasas para comprar vivienda, para financiarse o para pedir un crédito, eso no es una realidad hoy en día”, dijo Andrés Moreno.

Algo que según Moreno Jaramillo no se entiende del todo entre la gente es el rango de intereses que se debe cancelar por cada crédito que se adquiere, ya que muchas veces se piensa que es devolver el dinero y ya, pero no toman como referencia todas las obligaciones adicionales que se adquieren.

“Por temas de inflación, los bancos centrales han aumentado las tasas de interés para controlar el costo de vida, entonces encontramos tasas de interés tan altas, para temas que quizás no veíamos hace 20 años, tasa de usura al 41 % efectivo anual... qué quiere decir eso, que si usted pide un crédito a un año de 10 millones de pesos, a final de año usted ya ha pagado intereses por casi 4,2 millones de pesos. Eso es algo que no tiene sentido y no es financieramente viable”, agregó este experto.

Así las cosas, el error que muchas personas están cometiendo en este momento y que no deberían hacer por ningún motivo, es usar las tarjetas de crédito para comprar más de lo que realmente pueden, ya que por culpa de los intereses terminarán pagando cuotas excesivamente altas el otro año, haciendo que el bolsillo se debe apretar, quitándole capacidad de adquisición para otras cosas que sí se necesitan en realidad.