Acumular deudas no solo es malo para el presupuesto económico, sino para la salud. Existe una correlación directa entre la salud financiera y la emocional, por lo que la incapacidad para equilibrar los ingresos y gastos puede derivar en problemas de estrés, ansiedad, culpa o tristeza.
Un estudio realizado por la Universidad de Misuri, que se centra específicamente en las deudas de las tarjetas de crédito, indica que más allá de las preocupaciones en torno a saldar la deuda, uno de los motivos detrás de los problemas de salud puede estar relacionado con que las personas con altos niveles de deuda tienen poco dinero para costear medios de protección a su salud.
Un artículo publicado en The New York Times especifica algunos detalles de la investigación, entre ellos que el estrés de tener deudas de tarjetas de crédito durante la edad adulta está relacionado con molestias como dolor y rigidez en las articulaciones que interfiere con las actividades diarias.
El estudio evaluó datos del Departamento del Trabajo para analizar la salud financiera de casi 7.900 miembros de la generación del baby boom a lo largo de más de una década, desde sus 28 hasta sus 40 años, así como su salud física a los 50 años.
Este análisis permitió determinar que las personas que soportaban altos niveles de deuda no garantizada (aquella que no tiene un bien o servicio respaldándola) como la de las tarjetas de crédito, préstamos de nómina o facturas médicas, tenían 76 % más de probabilidad de padecer dolores que interfieren con su vida diaria que quienes no tienen este tipo de obligaciones.
“Las personas con deudas a largo plazo dijeron padecer peores problemas de salud física a una edad más avanzada, comentó Adrianne Frech, socióloga médica y profesora adjunta en la Escuela de Profesiones de la Salud de la universidad, quien es la autora principal del estudio”, cita el diario estadounidense.
Lo más grave de esta situación es que los efectos en la salud pueden permanecer aunque las personas hayan saldado su crédito. El estudio ahonda en investigaciones previas que hallaron que la deuda no garantizada es más onerosa que otras, ya que tiene tasas de interés más elevadas y con frecuencia se asume en tiempos de desesperación.
La salud precaria, es decir, cuando una persona pierde habilidad laboral y los altos niveles de deuda pueden alimentar un ciclo que es difícil de romper, dado que las personas asumen deudas y el estrés afecta su salud, lo cual, a su vez, puede limitar su capacidad para trabajar y pagar sus obligaciones financieras de intereses altos.
Este estudio confirma los hallazgos de otros anteriores en los que se establecieron resultados en un sentido similar. Por ejemplo, una investigación realizada por las universidades de Southampton y Kingston en Inglaterra en 2013, determinó que más de 25 % de los participantes analizados y que estaban endeudados tenían problemas de salud mental.
Un año más tarde, la Universidad de Massachusetts realizó otro análisis en el cual determinó que las deudas podrían contribuir al desarrollo de una salud precaria. El estudio, que contó con la participación de 8.400 personas entre los 24 y 32 años, midió la relación entre las deudas y la salud teniendo en cuenta factores como el estatus socioeconómico, el ingreso familiar y las condiciones de salud preexistentes.
Uno de los hallazgos es que las deudas afectan a la población más joven y que cerca de 20 % de los encuestados aseguró que aunque liquidara sus activos seguiría endeudado. De igual manera, las personas con deudas iguales o superiores a sus ingresos totales presentaban las peores condiciones de salud.
Para los expertos, dado que las tarjetas de crédito, por ejemplo, suelen cobrar tasas de interés de dos dígitos, lo recomendable es pagar primero la que cobra más interés.
Una encuesta en línea realizada por Bankrate.com descubrió que más de un tercio de las personas que tenían deudas de tarjetas antes de marzo de 2020 vieron crecer sus saldos durante la pandemia, lo que incrementa las preocupaciones y por consiguiente las condiciones de salud.
Estrés financiero
Es claro que el manejo de las finanzas personales es una de las principales causas de estrés. Un artículo publicado en la página web del banco BBVA en España cita un estudio en el cual se sustenta cómo el estrés financiero se ha generalizado, y más a raíz de la pandemia.
Según un estudio del National Endowment For Financial Education (NEFE), realizado en abril de 2020 y basado en una encuesta a más de 4.000 personas en Estados Unidos, casi nueve de cada diez ciudadanos viven estresados por sus finanzas personales.
Según la investigación, 54 % de los encuestados afirma que el principal factor de preocupación es no tener ahorros suficientes, sobre todo para su colchón financiero (41 %) y su jubilación (23 %). Mientras tanto, 48 % se preocupa por no poder afrontar el pago de sus deudas.