Uno de los temores, pero también beneficios, que se adquieren en las finanzas personales son las deudas. Básicamente, es acceder a un bien o servicio por medio de préstamos de dinero que luego se debe pagar a través de un acuerdo que incluye montos, tiempos y otras variables.
El término es también entendido como endeudamiento financiero y varias entidades bancarias explican que le generan la obligación a una persona de devolver fondos aportados desde otros medios.
De acuerdo con datos consignados en el portal de Inversión Fácil, las tres principales razones por las que alguien podría tomar la decisión de adquirir una deuda son: administración inadecuada de sus ingresos, falta de planificación y orden en los gastos, por último, descontrol de otras deudas.
Tener una deuda es un arma de doble filo, pues para los expertos en finanzas no todas son buenas, pero tampoco se pueden incorporar por completo en una categoría negativa.
En ese sentido, hay quienes se preguntan cuál es la diferencia entre una deuda mala y una deuda buena.
En primera medida, es difícil diferenciar del todo las deudas, pues esto depende de la toma de decisión económica del sujeto. Sin embargo, la revista Forbes explica que la especialista María Guadalupe Sandoval Meza compa
rte: “Endeudarse no siempre es malo, pero definitivamente no saber elegir tus deudas te puede llevar por caminos que pongan en peligro tu estabilidad financiera, personal y emocional”.
Por lo tanto, se debería comprender lo que significa cada uno de los antónimos a la hora de tomar una deuda.
Deuda buena
Para obtener un buen comportamiento financiero, en el portal El Economista se indica que es imprescindible cuadrar los gastos que generan una deuda. No obstante, las deudas buenas deben ser controladas, porque si no hay un riguroso plan de pago podrían cambiar de bando.
Según la plataforma Fintonic México, es complicado pensar que exista una deuda buena, pero sí las hay y suelen no ser referidas como tal. “Consisten en pedir un crédito para realizar inversiones o adquirir bienes con el objetivo de obtener una rentabilidad, un flujo de dinero hacia el bolsillo”, detallan.
En otras palabras, son las que van a generar ingresos extras para poder ser pagada la deuda o la inversión se materializa en algo aprovechable.
Deuda mala
Para los expertos en temas económicos, son aquellas que no se pueden pagar al contado. Sin embargo, hay que saberlas catalogar
Se considera mala si mantiene “atada” a la persona a pagar y pagar intereses y no se cubre la deuda. En consecuencia, esto hace que no se reporten beneficios aparte del consumo del bien. “Sirven para comprar pasivos y no ofrecen rentabilidad económica, es más, nos hacen perder libertad financiera al sentirnos endeudados durante un determinado tiempo”, comparte Fintonic México.
Varios portales especializados indican que una deuda buena se transforma en mala porque hay un mal manejo de las finanzas. Entre los errores más comunes se encuentran: consumir un crédito por encima de la capacidad económica de pago, pagar la cuota del crédito sin excedentes y adquirir productos con altas tasas de interés.
Forbes habló con Alejandro Saracho, asesor en finanzas personales y de negocios, el conocedor del tema consigna todo lo anterior de la siguiente manera: “La diferencia es sencilla, una deuda buena (a la que llamo expansiva), es una deuda que te permite generar más dinero a través de la deuda misma, y una deuda mala (o destructiva) es aquella que te genera problemas financieros”, explica.
Por otro lado, SEMANA habló con el asesor financiero Tian Rodríguez. El experto explica la diferencia entre deuda e inversión. Tomar esta decisión depende de la situación en la cual se encuentre cada persona: