Las tarjetas de crédito, al igual que las de débito, son herramientas que otorgan las entidades financieras que le permiten a su propietario o titular tener liquidez de forma inmediata para realizar compras y/o pagos.
En ambas herramientas, el cliente puede encontrar tres elementos en común: número del producto, el código de seguridad (CVC) y la fecha de vencimiento. En el caso del primero, corresponde a los 16 dígitos que aparecen en relieve y que se encuentra en el anverso del plástico (si se trata de una tarjeta débito, este está asociado a la cuenta de ahorro); el segundo, hace referencia al número de tres dígitos que aparece en el reverso de la tarjeta, mientras que el tercero indica el período en el que estará vigente el producto, es decir, su caducidad.
Sobre este último dato, en su mayoría se encuentra en el frente o anverso, debajo del número de la tarjeta. Pero existen otras tarjetas que suelen tener esta información en el reverso del plástico. Este se caracteriza por indicar el mes y al año en el que estará activo y que podrá ser utilizado dicho producto, por lo que si se efectúa alguna compra posterior a ese período, lo que ocurrirá es que la transacción sea inválida.
Pero ¿por qué las tarjetas de crédito o débito vencen? Según información suministrada por Nubank, la expiración del plástico puede deberse a tres motivos principales, como son el deterioro, seguridad y la posibilidad de ofrecer nuevas opciones al cliente.
En cuanto al desgaste, indica que la mayoría de las instituciones financieras envían nuevas tarjetas de crédito como máximo cada tres años. Si las tarjetas tienen cinta magnética, se cree que, pasado ese tiempo, puede haber deterioro, lo que comprometería su uso.
Frente a la seguridad, el vencer la tarjeta se reduce el riesgo de fraude, principalmente en situaciones en las que la transacción se realiza manualmente. Y en lo relacionado con el tercer motivo es que, al acercarse la fecha de caducidad, el banco vuelve a visitar el registro del cliente y, así, algunos de ellos entran en contacto con este para ofrecerle nuevas condiciones y, en ocasiones, beneficios.
Tenga en cuenta que cuando se acerca la fecha de vencimiento no es necesario que el titular del producto pida una nueva, ya que la entidad bancaria con la que se adquirió estará monitoreando la información de la misma y notificará a su dueño para realizar la renovación del plástico.
“Por ejemplo, si tu tarjeta vence en octubre, ese plástico puede usarse hasta el día 31. Después de eso, se vuelve inválido. Si tu tarjeta nueva no llega antes de que expire la actual, comunícate con tu institución financiera”, resaltó el neobanco.
Ahora bien, si se presenta pérdida, robo o daño, el cliente debe solicitar una nueva copia de la tarjeta. Este proceso, que suele generar costos y que se cargarán en el extracto del producto, implicará cambios en los datos del mismo para que pueda ser utilizado.
Tanto las tarjetas de crédito como de débito son productos hechos de plástico (policloruro de vinilo, más conocido como PVC), por lo que cuando ya caduquen, lo que se recomienda es desecharlas adecuadamente. Al contener información personal, la disposición que se debe dar a este material es no tirarlo intacto, sino que, por el contrario, cortarlo en pedacitos con una tijera.
“El nombre de usuario, número de la tarjeta, código de verificación, banda magnética y hasta la firma, son datos que pueden ser usados con fines maliciosos, aun cuando el plástico ya haya vencido, por lo que, darles un tratamiento adecuado a estos documentos después de su vida útil es indispensable”, puntualizó el banco BBVA.