Hace unas semanas, varios bancos en Colombia anunciaron un alivio en sus tasas de interés. Se trató de un intento por incentivar el consumo y la adquisición de créditos con este tipo de entidades.
Si bien hay personas que ven en las tarjetas de crédito una excelente opción para distribuir sus gastos, también están quienes se mantienen en la otra orilla, rechazando la adquisición de cualquier tipo de crédito.
En primer lugar, hay que decir que los créditos no son algo malo per se. Las complicaciones aparecen cuando la decisión se toma de manera apresurada y sin evaluar si se trata de una opción que se ajuste a la capacidad financiera de la persona.
En ese orden de ideas, quienes ponen en práctica el popular dicho “el que no se endeuda no disfruta”, se exponen a que, en algún momento, estas deudas crezcan tanto que terminen volviéndose impagables.
Precisamente es este el origen de los dolores de cabeza. No poder cumplir con las cuotas, ver cómo los intereses siguen aumentando la deuda y terminar con reportes ante entidades de riesgo son solo algunas de las consecuencias de no pagar a tiempo los créditos.
Ahora bien, la prevención siempre representa un buen aliado para evitar este tipo de situaciones. Por eso, antes de lanzarse a sacar una tarjeta de crédito es recomendable tener en cuenta algunos detalles.
Elemento clave a tener en cuenta antes de sacar una tarjeta de crédito
Buscar ayuda en el banco no necesariamente equivale a que el potencial cliente reciba una asesoría adecuada. A fin de cuentas, el trabajo de los colaboradores de la entidad es vender sus productos, por lo que es probable que ‘los contras’ no tengan el desarrollo pertinente.
El portal Tu Cochinito comparte algunos consejos para tener en cuenta antes tomar la decisión de sacar una tarjeta de crédito.
1. Tener clara la tasa de interés
Las tasas de interés varían en función de la entidad bancaria y el tipo de tarjeta de crédito que se pretende obtener. Asimismo, configura uno de los detalles más importantes frente a esta materia.
Y es que la tasa de interés puede afectar significativamente el costo final que la persona pagará si realiza sus compras con tarjeta de crédito. En ese sentido, con tasas demasiado altas, el valor a pagar terminará siendo mucho mayor al de referencia al momento de la compra.
2. Anualidad y cuota de manejo
El citado portal menciona que algunas tarjetas tienen una cuota anual que se debe pagar por el derecho de uso. Este valor varía de acuerdo al tipo de tarjeta.
En ese orden de ideas, para que el negocio valga la pena, lo sensato es evaluar si el valor de la cuota anual es coherente con los beneficios recibidos por usar la tarjeta.
La cuota de manejo es otro cobro que suele incomodar a quienes realizan sus pagos con tarjeta de crédito. Vale la pena llegar a acuerdos con la entidad bancaria para evitarlos.
3. Analizar el plan de recompensas
Algunas tarjetas de crédito incluyen programas con beneficios y recompensas, como millas para vuelos, puntos o accesos a zonas exclusivas en aeropuertos.
Ahora bien, aquí es importante revisar qué tipo de beneficios se ajustan mejor al perfil de cada persona. Por ejemplo, si se trata de alguien que viaja frecuentemente, las recompensas a manera de millas resultan más útiles.
4. Estudiar los beneficios adicionales
Además de los programas de recompensas mencionados previamente, algunas tarjetas de crédito ofrecen otros beneficios adiciones. Entre los más comunes figuran seguros de viaje, protección de compras, garantías extendidas, precios especiales, entre otros.
5. Definir qué tipo de uso se le dará a la tarjeta
No todas las personas obtienen tarjetas de crédito con el mismo objetivo. Algunos lo hacen para gastos pequeños, otros para un gasto grande, y también están quienes las tramitan para tener un respaldo de emergencia al momento de viajar.
En todo caso, la organización es clave para que la tarjeta de crédito no se convierta en un dolor de cabeza con el tiempo. Establecer cada cuánto se realizarán los pagos y asegurarse de tener la capacidad financiera para solventarlos es clave para evitar deudas más grandes en el futuro.