El llamado historial crediticio reúne todas las relaciones que un ciudadano tiene con empresas del sector financiero y es necesario a la hora de solicitar créditos a entidades del sector mencionado, sin importar que sean públicas o privadas. De este depende la “salud financiera” de cada ciudadano.

Este “documento” es piedra angular en procesos financieros, tanto personales como administrativos, pues evalúa el comportamiento del cliente. Bajo ciertos términos, determina si el ciudadano cuenta con buenos comportamientos frente al pago oportuno de sus obligaciones adquiridas; prácticamente, se averigua si es “buena paga’' o “mala paga”.

Cuando una persona paga puntualmente y a tiempo la mensualidad acordada con la entidad sobre su deuda o financiamiento, cuando se tiene este tipo de comportamientos, el ciudadano es visto con “buenos ojos financieros”, por lo que el trámite para un préstamo adicional o de mayor magnitud se realiza en un plazo de tiempo mucho más corto, en relación con cuando es una primera vez o no se tiene dicha trayectoria financiera.

Cuando el ciudadano se encuentra en “números rojos”, es decir, está reportado negativamente en Datacrédito, o alguna central de riesgo, y registra un retraso de meses en sus pagos, realmente es muy difícil que una entidad financiera le apruebe el financiamiento solicitado para algún proyecto que el ciudadano tenga, debido a la incertidumbre que genera con respecto a la frecuencia de pagos por parte del individuo.

Ser "buena paga" como se diría en Colombia, abre la posibilidad de mayor capacidad de endeudamiento.

Es recomendable que todas las personas consulten de manera frecuente su reporte de “alerta inicial” dado el caso que en el pasado se haya incumplido alguno de pagos acordados con la entidad financiera, con el fin de reorganizar las finanzas, empezar a aparecer con reportes positivos en la central de riesgo y convertirse en un mejor prospecto para las entidades financieras.

¿Cómo tener un historial crediticio excelente?

El primer paso antes de empezar es tener un completo conocimiento sobre la capacidad de pago, es decir, antes de comprometerse financieramente, revisar qué porcentaje de los ingresos se ‘van’ en gastos necesarios. Según Educación financiera BBVA, “la mejor manera de abarcar un crédito es cuando este no supera el 30 % de los ingresos”.

¿Es algo realmente necesario o es solo un ‘gustito’? Es imperativo plantearse esta pregunta para definir el destino de los ingresos, ya sea para inversiones, como para gastos necesarios y ‘vitales’, de estos depende la capacidad de pago y salud financiera.

Teniendo claro el paso anterior, ya adquirido el crédito financiero, es sumamente importante la puntualidad en los pagos, debido a que las entidades juzgan los comportamientos del ciudadano a partir de la disciplina de pagos mostrada en el historial crediticio. Es un dato exclusivo que servirá para mejorar radicalmente los resultados en el puntaje financiero de los ciudadanos.

Las entidades financieras, al estudiar el historial crediticio de un ciudadano, se fijan específicamente en los movimientos que la cuenta realiza, es decir, pagos cumplidos y sobre todo los abonos, esto significa para las entidades financieras disposición al pago del crédito, lo que aumentará el atractivo como cliente.

Por eso es muy común que, cuando un usuario de algún banco realiza movimientos económicos con frecuencia en dicha entidad, los funcionarios del mismo le llamen para ofrecerle créditos grandes, porque conocen su capacidad de endeudamiento y saben que esa persona mueve bastante dinero y no le va a quedar mal al banco en los pagos.