Uno de los dolores de cabeza que experimentan los usuarios que tienen un producto financiero con las entidades bancarias, en especial si son créditos, son las llamadas de cobro de la misma entidad, que también pueden ser identificadas con los despachos de cobranzas.
Por lo general, la comunicación por llamada la efectúa un asesor o trabajador del banco para, como su nombre lo indica, cobrar por acuerdos que se llegaron a establecer al momento en el que un cliente aceptó una deuda y se comprometió a pagarla con determinados montos en una cantidad de tiempo.
Pese a que hay casos en los que las personas toman la decisión de no atender las llamadas, lo cierto es que hacer esto puede traer consigno algunas implicaciones.
De acuerdo con el sitio web oficial Consumer Finance, de la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor en Estados Unidos (Cfpb, por sus siglas en inglés), un cobrador de deudas no puede generar acoso.
Así mismo, explican que “entre los cobradores de deudas se incluyen agencias de cobro o abogados que cobran deudas como parte de su negocio. También hay compañías que compran deudas atrasadas de acreedores u otras empresas, y luego tratan de cobrarlas”.
Por lo tanto, las llamadas de cobro de los bancos suelen comunicase por diferentes razones, como: atrasos de una deuda, localizar a una persona, informar acerca del próximo pago de un crédito, resolver dudas, entre otras variables, según el emisor.
En adición, la Cfpb dice que se puede hacer la solicitud para dejar de recibir este tipo de llamadas, pero todo debe quedar por escrito.
Ahora bien, expertos en salud financiera advierten que en una llamada de cobro no se puede violentar, cobrar a terceros, enviar escritos judiciales o hacerse pasar por autoridades gubernamentales. Si esto se llega a presentar, lo mejor es comunicarse directamente con la entidad encargada y realizar la respectiva denuncia.
¿Hay que contestar las llamadas de cobro?
Luego de conocerse lo anterior, mientras que algunas personas atienden las llamadas de cobro de bancos, otras hacen caso omiso al intento de contacto por teléfono.
Respecto a los segundos, se debe tener en cuenta que si se rehúsan a contestar las llamadas o los avisos que los cobradores dejan, “los despachos lo tomarán como una negativa de pago”, según el comprador de seguros mexicano Rastreator.
En decir, una llamada de cobro tiene importancia para las finanzas personales, ya que entran a ser un deber del individuo, según un acuerdo de pago establecido que depende de cada entidad.
Para los conocedores del tema, la rebeldía y decir que no se pagará la deuda no es la solución; en efecto, lo mejor sería dejar claro que se tiene la intención de cumplir con las responsabilidades financieras, siempre y cuando se dé a entender la situación en la que la persona se puede estar encontrando y por la que le es difícil adjuntarse al esquema de pago.
Después de que se hace la explicación del porqué no se ha hecho el pago, es cuando se puede “recibir una reestructuración de la deuda, es decir, le harán un plan de pagos fijos a diferente tasa de interés para que la liquide de forma más fácil”.
Cabe mencionar que las deudas son vistas por las entidades bancarias como una obligación que tienen las personas (clientes), así que si un individuo es consciente de que no puede solventarlas es mejor que se abstenga a adquirirlas.
Para finalizar, la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor en Estados Unidos añade que “si un cobrador sabe que a usted no se le permite recibir llamadas del cobrador de deudas en el trabajo, entonces no se le permite al cobrador que lo llame en ese lugar. Si su empleador no le permite recibir llamadas personales en el trabajo, usted debe hacerle saber esto al cobrador”.