El dilema entre interactuar con nuestros dispositivos o con el mundo que nos rodea se va resolviendo con el avance de la tecnología. Hoy en día, son varias las herramientas que permiten juntar ambos mundos, siendo la era digital un momento clave para seguir afianzando esa convivencia.
Una de las apuestas tecnológicas, orientadas a reunir lo digital y lo ‘terrenal’, es la realidad aumentada. Por ello, desde Facebook Reality Labs (FRL), se ha hecho mención sobre el futuro de la interacción persona-computadora.
Entre las propuestas más atractivas en dicho campo se encuentran las gafas AR (realidad aumentada, por sus siglas en inglés), una tecnología que permitiría sustituir una computadora o un teléfono inteligente, mudando sus funcionalidades a un par de anteojos.
¿Puede imaginarlo? Tan sencillo como ponerse sus gafas para leer. Estos anteojos contarían con las opciones de un dispositivo digital y, además, una inteligencia artificial (IA) capaz de reconocer el contexto para orientar su navegación en el mundo que lo rodea y brindarle información virtual en 3D en tiempo real.
La ventaja principal de esta innovación radica en la posibilidad de estar ‘presente’ en los espacios que comparta con los otros, familiares o amigos, dejando atrás la forzada decisión entre lo real y lo digital.
Centrados en el futuro de la interacción persona-computadora, desde Facebook Reality Labs han venido desarrollando una interfaz fácil de usar y de confianza que garantice la ‘presencialidad’ de las personas en el mundo real, pero que además permita controlar las funciones de los dispositivos digitales o, en su defecto, de las gafas AR.
¿Cómo funcionarán las gafas AR?
Durante años, los expertos del laboratorio de Facebook habían buscado alternativas que sirvieran como dispositivo de entrada para las gafas AR, lo que los llevó a pensar en la IA y la muñeca.
La tecnología IA es una gran aliada para hacerlo posible, ya que puede entender sus comandos y acciones, así como el contexto y ambiente en el que se dan. Por otra parte, posibilita la comunicación ágil con el sistema, a través de un enfoque conocido como entrada de fricción baja.
De esta manera, la IA podría realizar injerencias acerca de la información que necesite o de las cosas que puede/quiere hacer en diversos contextos, brindándole opciones pensadas a su medida. Para escoger alguna de las posibilidades que le ofrecerá esta herramienta, bastará con hacer un ligero movimiento de su dedo.
Pero, ¿por qué en la muñeca? Pues bien, según explican los desarrolladores, al ponerlo en la muñeca, el dispositivo podrá encajar perfectamente en la vida cotidiana y diversos contextos sociales, ya que sería como llevar un reloj.
Desde un principio pensaron que el nuevo dispositivo debía contar con una interfaz intuitiva, siempre a la mano, discreta y sencilla. Asimismo, garantizar que fuera cómodo para usarlo todo el día y contar con toda la energía para funcionar durante ese tiempo.
A diferencia de otras fuentes de entrada como la voz, que si bien es intuitiva, no es lo suficientemente privada, u otros dispositivos separados para el bolsillo como un teléfono o controlador de juego, que interponen una capa de fricción entre el usuario y el entorno, la muñeca es un lugar preciso debido a la comodidad, discreción y a su proximidad con las manos.
De esta forma, surge el diseño del brazalete, que usa electromiografía (EMG), una técnica para registrar la actividad eléctrica producida por los músculos, mediante sensores que traducen las señales nerviosas que viajan a través de la muñeca en comandos digitales para controlar las funciones de un dispositivo.
Según los expertos, las señales a través de la muñeca son tan claras que EMG puede comprender hasta los movimientos más ligeros de los dedos, lo que implica que la entrada puede ser sin esfuerzo. Incluso, puede ser posible que el dispositivo reaccione solo con sentir la intención de mover un dedo.
Para Thomas Reardon, miembro del equipo de FRL, “lo que estamos tratando de hacer con las interfaces neuronales es permitirle controlar la máquina directamente, utilizando la salida del sistema nervioso periférico, específicamente los nervios fuera del cerebro que animan sus músculos de las manos y los dedos”.
“Creemos que nuestros dispositivos portátiles de pulsera pueden ofrecer un camino hacia una entrada de información siempre disponible y de ultrabaja fricción para las gafas AR, pero no son una solución completa por sí mismos, al igual que el mouse es una pieza de la interfaz gráfica de usuario”, resalta el director de Investigación Científica de FRL, Hrvoje Benko.
La gerente de Investigación Científica, Tanya Jonker, lo ejemplifica de la siguiente forma: “Quizá salgas a correr y, según tu anterior comportamiento, el sistema cree que es más probable que desees escuchar su lista de reproducción en ejecución. Luego presenta esa opción para ti en la pantalla: “¿Reproducir la lista de reproducción en ejecución?”.
El brazalete es apenas un prototipo y aún no se conoce fecha de lanzamiento, igualmente lo son las gafas AR. Lo que sí es seguro es que la tecnología se va abriendo más espacios en nuestra cotidianidad, y las barreras entre el mundo real y digital se han ido difuminando cada vez más.