El 79 % de los niños entre 10 y 12 años en Colombia reconoce que los ataques en redes sociales son ciberbullying y el 74 % estuvo de acuerdo con que el bullying cibernético le hace daño a los demás.
Así lo dio a conocer un estudio de Tigo y la Universidad CES, en el que además se estableció que el 92 % de los niños consultados considera que no debe quedarse callado si alguien le está haciendo ciberbullying, lo que indica la importancia de fortalecer acciones de mediación y acompañamiento por parte de los adultos.
Sin embargo, de acuerdo con el informe, cerca del 25 % de los adolescentes encuestados no considera que el ciberbullying le haga daño a los demás. Por otra parte, la mayoría de los menores consultados (71.4 %) cree en que compartir una publicación en la que se habla mal de otro es ciberbullying, mientras que cerca de 16 % se mostró en desacuerdo con esta afirmación.
El caso de los adolescentes
De igual forma, el estudio, que también consultó a adolescentes mayores de 13 años, estableció que el 77 % de los jóvenes señaló que conocer personas por internet los puede poner en riesgo de ciberbullying, sexting, explotación sexual, entre otras.
Además, el 89 % respondió que recomendaría a un amigo víctima de ciberbullying contarles a sus padres, profesores o a alguna persona de confianza.
De igual forma, el 68 % opina que cerrar las redes sociales no es la única solución ante el ciberbullying.
Protocolo de acción
Por otro lado, Antonio Marín Manrique, experto de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), aseveró que lo primero que se debe tener en cuenta frente a esta problemática, es que cada institución educativa tenga establecido un protocolo de acción rápida cuándo se detecte un caso de acoso escolar.
Según el experto, “en cuanto a las medidas, podemos citar las preventivas, que básicamente engloba trabajar con toda la comunidad educativa, con actividades de concienciación y prevención. Incluyendo al equipo docente, alumnado, familiares y personal auxiliar”.
Además, afirmó que “es importante también trabajar con los agresores, ya que la intervención no será completa si no se interviene con ellos y ser conscientes que no todos los agresores comparten el mismo perfil y la motivación para ser victimarios”.
También dio a conocer algunos tipos de acoso que se pueden presentar en las diferentes instituciones. Por un lado, están el físico, el verbal y el psicológico, que se da de forma más sutil, más encubierta, lo que en ocasiones dificulta la identificación.
Según el experto, es conveniente señalar que tras la identificación por parte de las instituciones del problema será fundamental que se sigan recomendaciones como trabajar con toda la comunidad educativa en la prevención y detección.
También se recomiendan estilos docentes democráticos donde el alumnado se sienta actor activo de su centro escolar y sea parte de muchas de las decisiones que se toman, tareas en el aula que contemplen el trabajo en equipo, bien sea cooperativo o colaborativo asociado a metodologías innovadoras, donde no se den liderazgos competitivos y todo el alumnado participe, mayor inclusión de las familias en los colegios y no usar el castigo como primera opción ante un caso. Los estudios muestran que el castigo es contraproducente ante este tipo de violencia, entre otros.