Una de las principales preguntas que se hacen los jóvenes a la hora de escoger su futuro profesional es cuánto van a ganar en cada una de las profesiones y qué posibilidades tendrán de obtener un empleo cuando terminen sus estudios. A pesar de que normalmente muchos padres y docentes les dicen a los adolescentes que deben dedicarse a lo que les apasiona y en lo que sientan que pueden aportar a la sociedad, la cuestión económica siempre estará presente.
Para responder a estos cuestionamientos, SEMANA recopiló y procesó los datos del Observatorio Laboral del Ministerio de Educación para determinar cuánto gana un joven recién egresado de pregrado universitario en Colombia en su primer año de ejercicio y los resultados son bastante llamativos.
Según los datos recopilados, un poco menos de la mitad, el 39 %, de los jóvenes que salen de la universidad después de pagar costosas carreras, que en ocasiones superan una inversión superior a los 100 millones de pesos, salen a ganar entre 1 y 1,5 salarios mínimos. Es decir, a cifras 2023, serían entre 1′ 160.000 y 1′740,000 pesos.
Los ingresos son mejores para el 31,9 % de los graduados de este nivel educativo, que devengan entre 1,5 y 2,5 salarios mínimos, es decir, entre 1′740,000 y 2′900.000 pesos.
De esta manera, queda claro que apenas el 28 % de los que salen con su título universitario ganan más de 2.5 salarios mínimos en su primer año como profesionales.
La situación es aún más complicada para quienes se gradúan como técnicos profesionales; el 70 % gana menos de 1 ‘740.000 pesos.
Estos datos llaman la atención si se tiene en cuenta que ser profesional en Colombia sigue siendo un privilegio. Según cifras del Ministerio de Educación, cada año se gradúan, en promedio, 450.000 bachilleres en Colombia, de los cuales solo 39,7 % accede a formación superior.
El restante de la población, que no cuenta con estudios de educación superior, generalmente se ve resignado a remuneraciones menores.
Un hecho que llama la atención de los datos recopilados por esta revista es la gran brecha que existe en la remuneración económica según el campo de estudio. Es decir, el futuro económico de los jóvenes queda marcado por lo que estudien. Quienes han obtenido títulos en áreas relacionadas con la ingeniería, la tecnología, las ciencias exactas y la salud tienden a recibir salarios más altos en comparación con aquellos que se especializan en ciencias sociales o humanidades.
De acuerdo con los datos, la mayoría, el 60,1 %, de los que estudiaron carreras relacionadas con las TIC ganan entre 2,5 y 9 salarios mínimos. Es decir, seis de cada 10 jóvenes que se gradúan de esta área tienen ingresos superiores a los 3 millones de pesos en su primer año de haber obtenido el título, una remuneración muy superior a la media en Colombia. Contrario a lo que ocurre con otros campos de estudio, quienes se desempeñan en labores relacionadas con las TIC y ganan menos de 1.5 salarios mínimos son minoría, apenas el 11,6 %.
En la otra orilla están quienes se decantan por la educación y las labores relacionadas con la pedagogía, es decir, los docentes. El 57 % de quienes se gradúan de esta área, en su primer año, devengan menos de 1.5 salarios mínimos, es decir, menos de 1 ‘740.000 pesos.
El 31,9 % están entre 1 ‘740.000 y 2′900.000 y apenas el 11 por ciento supera esa cifra.
Ante este difícil panorama en algunos campos, la mejor salida que tienen los jóvenes, según los datos, es recurrir a obtener un mayor nivel educativo, como una especialización, una maestría o un doctorado, con esto sus oportunidades de empleo y sus salarios potenciales tienden a mejorar.
Por ejemplo, el 64,6 % de los graduados de maestría tienen ingresos entre los 2.5 y los seis salarios mínimos en su primer año después de haber obtenido el título. Es decir, su remuneración se ubica entre los 2 ‘900.000 y los 6′ 960.000 pesos.
No obstante, hay que tener en cuenta que esta opción de acceder a una maestría es un lujo que pocos pueden darse. Tan es así que en 2021 en Colombia había cerca de un millón y medio de estudiantes de pregrado y apenas 72 mil de maestría.
Adicionalmente, por lo menos en el campo de la medicina, si bien acceder a una especialización generalmente lleva a una mejor remuneración, también implica condiciones laborales menos estables.
Apenas el 47,3 % de quienes se gradúan como médicos especialistas cotizan en su primer año al sistema general de seguridad social como dependientes, mientras que el 47,3 por ciento deben hacerlo como independientes, lo que indica que son vinculados generalmente mediante prestación de servicios u otras modalidades menos estables.
Sin trabajo
Este panorama salarial aplica, obviamente, para quienes logran conseguir un empleo una vez se gradúan como profesionales, pero esta es una fortuna que no todos tienen.
Según las cifras del Ministerio de Educación, el 72,8 % de los graduados logran conseguir un empleo en su primer año de ejercicio profesional, lo que indica que, en promedio, tres de cada 10 jóvenes que terminan su etapa universitaria quedan desempleados.
Un hecho que llama la atención es que, a pesar de que las universidades públicas están entre las instituciones mejor calificadas en las mediciones internacionales, los egresados de estos centros de formación tienen menos posibilidades de conseguir empleo que quienes salen de universidades privadas.
Mientras que el 79,1 % de quienes salieron de pregrado de universidades privadas lograron conseguir empleo, en el caso de los graduados de instituciones públicas esa cifra llega al 69,3 %, es decir, una brecha de 10 puntos.
Estos datos guardan relación con lo que ocurre a nivel general en el mercado laboral colombiano, el desempleo juvenil es el más alto.
Según las cifras del DANE, la tasa de desempleo para este segmento de la población fue de 18,7 % en el trimestre de diciembre de 2022 a febrero de 2023.
Este panorama genera preocupación si se tiene en cuenta que los jóvenes recurren cada vez más a créditos para poder costear su educación. Solo durante el segundo semestre de 2022, el Icetex hizo en total 169.467 giros de nuevos créditos.
En medio de este diagnóstico, llama la atención un reciente estudio, realizado por Remitly Promise Delivered, que se enfocó en averiguar cuál sería el ‘trabajo soñado’ para un joven promedio en Colombia y los resultados sorprendieron.
El estudio se enfocó en las principales búsquedas de Google en cada país respecto a la pregunta “cómo ser… (nombre del trabajo)”. En el caso de Colombia, reveló que, en la actualidad, los jóvenes quieren ser influencers.
Es decir, quieren dedicarse a crear contenidos para las redes sociales, lograr una comunidad digital y tener millones de seguidores.
Teniendo en cuenta datos compartidos por Bloomberg en Línea, multiplataforma enfocada en temas de negocios para América Latina y el Caribe, el “negocio” de los influencers colombianos se encuentra en auge y tiene representatividad para la economía del país.
Se prevé que haya más de 500.000 personas que se dedican a este trabajo, el cual tiene un crecimiento anual del 70 % en promedio. Cabe señalar que este modo de adquisición de dinero abarca muchas áreas, entre ellas el entretenimiento, la moda, el turismo, el deporte, la gastronomía, entre otras.
Si bien está claro que las instituciones de educación superior son fundamentales para el país no solo en cuanto a formación de profesionales, sino también en materia de investigación, la remuneración que reciben los jóvenes recién egresados lleva al país a preguntarse si realmente el tipo de formación que se está impartiendo y la duración de los programas de estudio realmente responde al mercado laboral.