Recientemente Goldman Sachs presentó algunas posibilidades claras en lo que respecta a la IA y la economía, y aún más exactamente en torno al futuro de los empleos. El informe estima que dos tercios de los puestos de trabajo en Estados Unidos y Europa, y alrededor de 300 millones de puestos en todo el mundo podrían estar expuestos a la automatización de los nuevos avances de la IA.
El informe también señala que una cuarta parte de todo el trabajo que se está realizando podría reemplazarse por IA generativa como ChatGPT, Bard de Google, Dall-E o cualquiera otra de su tipo.
No cabe duda de que en relación con la IA se ha venido generando un manto de miedo y confusión alrededor. Más allá de las voces que ven con optimismo el futuro y de los que lo ven apocalíptico (que también los hay), hay que pensar que el futuro está en nuestras manos y que la adopción generalizada de la IA tendrá éxito y será beneficiosa para la humanidad en la medida en que aumentemos la comprensión y contribuyamos a disminuir la confusión que se tiene en torno a esta tecnología.
Necesitamos generar conocimiento básico de IA en el público para que las personas entiendan las formas realistas en que puede y debe desarrollarse la IA, así como las formas en que es mucho menos probable que nos perjudique.
Ya estamos viendo ejemplos de IA, como chatbots, que manejan fácilmente tareas automatizadas. Debemos ver que la IA se convierte en una herramienta complementaria, que permite a las personas trabajar de manera más efectiva, realizar más tareas y concentrarse en el trabajo que solo los humanos pueden hacer.
No podemos olvidar que a pesar de lo impresionante y arrolladora que parece ser la IA, todavía carece de las complejas habilidades de pensamiento que sí tienen los seres humanos. Para cualquier flujo de trabajo que use IA, los humanos deberán estar muy atentos para verificar que no haya sesgos y que buscar la equidad es la manera más segura de hacer que las personas no se vean perjudicadas. Como pueden imaginar, esas consideraciones son las principales prioridades para empresas que impulsamos el valor y aporte que puede hacer la inteligencia artificial a toda la humanidad.
Como parte de generar una comprensión fundamental en relación con la IA, debemos ser conscientes de que la falta de habilidades de IA en la fuerza laboral es lo que puede inhibir el uso efectivo y positivo de este tipo de tecnologías. En una investigación publicada por SAS en 2022, el 43 por ciento de las personas consultadas en un estudio en países como Estados Unidos, Reino Unido e Irlanda indicó que la IA y el aprendizaje automático son las principales prioridades de inversión en los próximos uno o dos años.
Eso estaba muy por delante de otros desarrollos. El problema es que el 63 por ciento también afirma que la mayor escasez de habilidades en la actualidad está precisamente en inteligencia artificial y aprendizaje automático.
La encuesta también indicó que los empleadores están dejando de enfatizar los títulos de cuatro años y otorgando mayor valor a los estudios de casos prácticos, el trabajo en proyectos y otra capacitación relevante. Las certificaciones reconocidas por la industria, incluidas las de proveedores de tecnología, se consideraron tan relevantes como los títulos, al igual que la participación en hackatones, que demuestran habilidades técnicas, de resolución de problemas y de trabajo en equipo.
Para ayudar a más personas a aprovechar la proliferación de IA y cerrar la brecha de habilidades, se necesitará una combinación de expandir el trabajo práctico de IA en las universidades, mejorar o quizá volver a capacitar a las personas en roles tecnológicos y no tecnológicos, permitiendo que los empleados realicen capacitación en línea o participen en hackatones y hagan crecer la comunidad de ciencia de datos.
También será importante utilizar herramientas más modernas, abiertas y en varios idiomas que aumentarán la productividad de la ciencia de datos y capacitarán a los usuarios finales para realizar tareas de análisis básicas, lo que permitirá a los científicos de datos centrarse en las tareas principales. Al democratizar la analítica, más personas podrán aprovechar y obtener los beneficios de los datos y la automatización.
Fundamentalmente, la IA tiene que ver con la toma de decisiones automatizada, por lo que si se hace con un compromiso de equidad, transparencia, responsabilidad y con humanos en el centro, la toma de decisiones es beneficiosa en todas partes. Si se debe automatizar y cómo, es el dilema. Obviamente, hay áreas en las que la IA debe ser objeto de un intenso escrutinio y una regulación cuidadosa. En cualquier lugar donde se tomen decisiones que afecten la salud, el bienestar, las finanzas y las libertades, debemos tener cuidado con la IA que puede llegar a provocar daños a gran escala.
Hace poco, Reggie Townsend, vicepresidente de la Práctica de Ética de Datos de SAS y consultor para la implementación de la inteligencia artificial en la administración del presidente Joe Biden, citaba como ejemplo que cuando Amazon recomienda una camisa que a una persona en realidad no le gusta, la IA se equivoca, pero es un error que realmente no importa. Si a alguien se le niega un préstamo hipotecario debido a datos históricamente sesgados por motivos raciales, eso sí es un problema grave.
O si ciertas poblaciones resultan desatendidas por el sistema de salud en base a datos sesgados, eso es inaceptable. La aplicación de la ley, la seguridad nacional, la salud y la banca son áreas en las que la IA corre el riesgo de perpetuar injusticias históricas, pero también son temas que contienen oportunidades de IA que realmente podrían ayudar a las personas.
Reducir el riesgo también es una cuestión de educar a las organizaciones y a las personas sobre las prácticas responsables de IA. Tantos resultados negativos surgen simplemente de la falta de conciencia de los riesgos involucrados. Si podemos aumentar el conocimiento general de la IA, podemos ver una reducción drástica de los daños no deseados.