El factor empleó en un país siempre será determinante para su progreso y mover la economía del mismo. En Colombia, según una encuesta de Statista, el 63.3 % de los colombianos entrevistados considera que uno de los grandes problemas del país eran en conjunto la falta de empleo y los bajos salarios. Comúnmente se suele decir que hay empleo, pero que no hay “quien trabaje”.
Pero, ¿qué tan cierta es esta información? De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane) este martes -31 de enero- para el mes de diciembre de 2022, la tasa de desempleo del total nacional fue 10,3 %, mientras que en el mismo mes de 2021 fue 11,1 %.
De igual manera, la tasa global de participación se ubicó en 63,8 %, lo que significó un aumento de 1,3 puntos porcentuales respecto a diciembre de 2021 (62,5 %). Finalmente, la tasa de ocupación fue 57,3 %, lo que representó un aumento de 1,7 puntos porcentuales respecto al mismo mes de 2021 (55,5 %).
Mientras que para el mes de noviembre de ese mismo año, la tasa de ocupación subió en 2,3 puntos porcentuales, en comparación con el mismo mes del año anterior. Fruto de ello, la tasa de desempleo pasó del 11,5 al 9,5 en un año. Esto demuestra que la fuerza laboral está llegando a los niveles prepandemia.
No obstante, la tasa de ocupación no puede referirse a qué tan satisfechos están los colombianos con sus trabajos y más a inicio de año. Según un estudio de McKinsey a finales de 2022, aproximadamente un 40 % de los trabajadores encuestados en Colombia estaban prestos a dejar su trabajo. Esto, según el estudio, estaría acelerando el “gran abandono”, una masiva renuncia que se popularizó a nivel mundial tras la pandemia y que se genera sobre todo entre trabajadores jóvenes (entre 18 y 30 años).
A comienzo de año, las empresas aumentan el número de vacantes disponibles y procesos de contratación a causa de un gran número de renuncias y abandono de cargo. De acuerdo con Catalina Landínez, business manager de empleabilidad en Gi Group Colombia, este fenómeno laboral se debe a dos razones principales. La primera de ellas es la rigidez con la que las compañías gestionan el manejo de vacaciones y permisos durante el mes de enero.
A su vez, son muchas las personas que al acabar o iniciar el año se dan cuenta de que sus planes de vida no compaginan con su trabajo. De esta manera, las personas renuncian masivamente a causa del manejo de tiempos.
Por otro lado, no es un mito que el mercado laboral se transformó radicalmente durante la pandemia. Según McKinsey, la crisis sanitaria estimuló a muchos trabajadores para replantear sus expectativas laborales. Así pues, los trabajadores de hoy en día buscan que su labor se asocie en mayor medida no solo con un salario esperado, sino con un propósito de vida y una posibilidad de trabajo flexible o híbrido.
“Uno de los sectores que se ve más afectado por las renuncias es el industrial, debido a que los objetivos y valores del empleador no siempre impactan a las personas con dedicación operativa y a esto se suma una base salarial básica. En consecuencia, muchas empresas prevén esta movilidad en el personal y tienen un plan contingente para proteger su operación”, asegura Landínez.
Hay que decir que pese a que la cifra de cierre del año pasado es positiva si se compara con diciembre del 2021, no se puede pasar por alto que también deja un sinsabor, ya que los dos meses anteriores (octubre y noviembre) estuvo en el 9,7 % y el 9,5 % respectivamente.
Esto quiere decir que el número de personas desocupadas muestra un crecimiento en el más reciente informe y por ahora el país se vuelve a despedir de los reportes de un dígito que ya se venían mostrando.