Colombia enfrenta retos urgentes para retomar la senda de disminución de la pobreza y el cierre de brechas en materia de empleo.
“Para enfrentar los retos que tenemos como país, se necesitan lecturas integrales de los datos que relacionen las problemáticas en educación, intermediación laboral y empleo, para que se pueda dar una toma de decisiones basada en evidencias, de manera más ágil, constante y con desagregaciones poblacionales y territoriales”, indica Ángela Sabogal, coordinadora de la Alianza para la Inclusión Laboral.
El tercer Informe Nacional de Empleo Inclusivo, Inei, evidenció unos hallazgos en las situaciones de mayor vulnerabilidad que enfrenta la población que se encuentra en pobreza y pobreza extrema. Por un lado, en educación, las personas pobres se han reconectado menos con el sistema educativo y han recuperado menos aprendizajes; en empleo, son aquellos que están en situación de pobreza quienes acceden a menos empleos formales y son poblaciones como las mujeres y los grupos étnicos quienes enfrentan más barreras.
¿Cómo escapar del círculo vicioso entre pobreza y brechas en educación?
En 2021 la matrícula de la educación media tuvo la mayor tasa de crecimiento de los últimos años, algo positivo pues significa que una parte de los jóvenes se fueron reconectando al sistema después de la crisis generada por la pandemia.
Aun así, se debe trabajar en la tasa de cobertura neta, la cual sigue siendo la más baja en comparación con los otros niveles escolares (48,7 %). Aún más grave, algunas poblaciones enfrentan retos adicionales: el Inei reveló que el 70 % de los jóvenes entre 15 y 16 años que no asistió a establecimientos educativos pertenecían a una familia pobre. Se puede ver como en 2021 el 54 % de los jóvenes que no asistieron al colegio lo hizo por estar trabajando o realizando labores del hogar. Además, se muestran diferencias de hasta 25 puntos en el puntaje promedio de las Pruebas Saber 11 entre escuelas urbanas (252 puntos) y rurales (227 puntos).
“Es indispensable trabajar por la permanencia en la escuela de los jóvenes más vulnerables. A pesar de constantes llamados y múltiples esfuerzos para mejorar la calidad de la educación media, especialmente en aquellos territorios y grupos más rezagados, esto continúa siendo un desafío estructural del sistema educativo, especialmente después de los rezagos de aprendizaje ocasionados por el cierre de los establecimientos educativos durante la pandemia”, manifiesta Catalina Martínez, directora de la Fundación Andi.
Culminar la educación media influye en gran medida en la posibilidad que tendrá un joven de emplearse en el futuro y de tener mayores ingresos. Para 2021 las personas que se graduaron de la educación media estuvieron 9,8 puntos porcentuales más ocupados respecto a los que llegaron a graduarse de primaria, además influye en el tipo de empleo que consiguen, 8 de cada 10 personas que no terminan la primaria están en la informalidad.
El Inei también mostró que quienes tuvieron acceso a educación posmedia, su salario promedio es el doble respecto a los graduados de media y casi 3 veces mayor en relación con los graduados de básica primaria y básica secundaria.
¿Cómo conciliar la dificultad para cubrir vacantes, con las altas tasas de desempleo?
Al analizar la participación laboral, es decir, la población que está en el mercado del trabajo, el informe evidenció que la emergencia sanitaria generó una marcada salida de personas hacia la inactividad que aún no ha podido ser revertida, esto se representa mediante la tasa global de participación que en 2019 fue del 63,3 %, 2020 del59,2 % y en 2021 dle 60,6 %, en donde las mujeres siguen siendo las más afectadas y se amplió la histórica brecha de género (20,8 p.p. en 2019 a 23,0 p.p. en el año 2021).
Si bien, el 61 % de los empleadores en Colombia tienen dificultades para cubrir los puestos de trabajo, en 2021, 3.329.746 personas estaban desempleadas. Esto es especialmente preocupante cuando se considera que el 82 % de las familias con al menos un desocupado están en condición de pobreza extrema, pobreza o vulnerabilidad.
El tejido empresarial del país está conformado por unidades productivas pequeñas que representan el 92 % de las empresas (de las cuales el 60 % son informales), características que dificultan que el empleo en Colombia sea estable, cuente con protección social y remuneraciones adecuadas. Adicionalmente, hay una alta concentración de empresas en unos pocos territorios, en 2021 el 56 % del tejido empresarial se encontraba concentrado en la capital del país (33 %), seguido de Antioquia (14 %) y del Valle del Cauca (9 %).
Aunque en 2021 se alcanzó un total de 21.000.000 ocupados, el país aún estaba pendiente por recuperar 1,2 millones de puestos de trabajo, el informe INEI recomienda promover e impulsar la competitividad empresarial regional, por medio de la articulación de las apuestas productivas territoriales a las que propone el gobierno nacional.
Colombia tiene un reto en la agenda de juventud sobre la generación de acceso a oportunidades de educación y de ingresos. De los jóvenes en edad de trabajar se estima que 1 de cada 2 jóvenes no estudia ni trabaja o están en trabajos informales.