En Colombia, el futuro de justicia fiscal y la política pública direccionada a superar las barreras que enfrentan las mujeres en Colombia estaría en vilo, puesto que la implementación de los programas y proyectos territoriales relativos a romper las brechas de desigualdad que realizaría el Ministerio de la Igualdad no tiene presupuesto y dependerá solo de la cooperación internacional, según la economista Helen Rojas, encargada de asuntos de género de Cedetrabajo (Centro de estudios del trabajo).
De acuerdo con la experta, “la promesa del Ministerio de la Igualdad y la Equidad, que en principio se concibió como de la mujer, fue una de las principales banderas en la campaña presidencial del actual gobierno. Pero la pregunta que surge es ¿Cuál será el impacto real de este Ministerio sin recursos asignados?”.
Los derechos
Explicó Rojas que el nuevo Ministerio “tendrá como objetivo eliminar las desigualdades y garantizar los derechos sociales, políticos y económicos de las minorías étnicas, jóvenes, personas en vulnerabilidad y, de paso, atender las necesidades de las mujeres”.
Sin embargo, consideró que “la atención de dichas necesidades no solo se crea con la aprobación de la nueva cartera, sino con ‘Fonigualdad’”.
Agregó que antes de crearse el fondo “Fonigualdad”, fue desaprobado por el Congreso de la República, a causa de la falta de reglamentación y de recursos necesarios para su funcionamiento, este fondo iba a robustecer principalmente la constitución del Sistema Nacional de Cuidado.
Sin embargo, como el fondo fue votado negativamente, “por ahora su principal recepción de financiación provendrá de cooperación internacional”, afirmó la senadora Imelda Daza.
Según la experta, es grave que los compromisos que el gobierno adquirió con las mujeres no estén claramente definidos en el Plan Plurianual de Inversiones. Hasta el momento no hay certeza de dónde provendrán los 2,7 billones de pesos necesarios para cubrir los programas con enfoque de género vigentes y la financiación del Ministerio Igualdad y la Equidad.
Finalizó diciendo que para cerrar las brechas de género, como lo prometió el gobierno en campaña, se necesitarían por lo menos 1,6 billones de pesos anuales.
A la banca
Por otra parte, según la experta, el acceso de las mujeres a la banca es un indicador del desarrollo social, de autonomía económica, y muestra la evolución de las barreras estructurales del sistema bancario.
Dada la agudización de la crisis causada por la pandemia Covid-19, hubo avances en el acceso al sistema financiero por parte de los grupos poblacionales tradicionalmente excluidos, como las mujeres y jóvenes.
Dio el ejemplo de que a finales del 2020, el indicador de acceso de las mujeres llegó a un 87,8 %, alcanzando dos años antes la meta para el 2022. Sin embargo, ese indicador para los hombres es del 94,3 %.
Así mismo, explicó que la inclusión financiera no se reduce al acceso. Se necesitan “productos útiles y asequibles que satisfagan las necesidades, como transacciones, pagos, ahorros, crédito y seguros, prestados de manera responsable y sostenible (Banco Mundial). En el caso de las tasas de interés, las diferencias de género se refuerzan con las de clase”.
Las tasas de interés de las tarjetas de crédito para personas con ingresos de menos de dos salarios mínimos son mayores que la tasa para quienes cuentan con ingresos superiores, en los dos casos es mayor la tasa que pagan las mujeres.
Así mismo, en el grupo de ingresos menores a los 2 salarios mínimos, los hombres tienen una tasa promedio de 33,96 %, mientras que la de las mujeres es de 34,51 %, mientas que en el grupo de más ingresos, los hombres tienen una tasa promedio del 26,42 % y las mujeres de 27,94 %.