El 56,7% de las empresas que tienen una única persona propietaria pertenecen a un hombre, mientras que el 42,9% pertenecen a una mujer en Bogotá.

Así lo dio a conocer la Gran Encuesta del empresariado de la Cámara de Comercio de Bogotá, CCB, en el que se descubrió que en cuanto a quién toma las principales decisiones de las empresas, el 29,5% de las empresas afirmó que un hombre es quien ejerce ese rol.

En segundo lugar, el 43,7% afirmó que las decisiones se toman en conjunto y, finalmente, el 24% admitió que es una mujer quien toma las principales decisiones.

Las mujeres siguen constituyendo menos del 40% de la fuerza de trabajo a nivel mundial. | Foto: Getty Images

Además, el informe muestra que el porcentaje de cargos directivos ocupados por mujeres es solo del 10,2% en empresas lideradas por hombres.

En contraste, en las empresas lideradas por mujeres, con más de tres personas empleadas, este porcentaje aumenta a 73,1%.

Sector industrial

En cuanto a sectores, el 19,3% de las empresas del sector industrial son lideradas por mujeres, el 30% son lideradas por hombres y el 50,7% son en conjunto.

Por otra parte, el sector comercio tiene un 26,6% de empresas lideradas por hombres, un 30,4% lideradas por mujeres y el 43% en conjunto. En cuanto al sector de servicios, es liderado en un 21,7% por mujeres, el 31,2% por hombres y el 47,1% en conjunto.

Sobre el tema, Carolina Nieto, gerente de asuntos Corporativos de la CCB, aseveró que “para seguir avanzando en el crecimiento económico estamos convencidos de que es necesario trabajar bajo un enfoque de género que permita disminuir brechas en el empleo y ser una sociedad más equitativa y competitiva”.

Fuerza de trabajo

De igual forma, de acuerdo con un estudio de Bain & Company, las mujeres siguen constituyendo menos del 40% de la fuerza de trabajo a nivel mundial, y que la participación de esta población está disminuyendo en muchos países de crecimiento rápido y menores ingresos.

La elección de la profesión tiene su origen en las expectativas de la primera infancia, por lo que dicha escogencia está influenciada por un sesgo de género. | Foto: Abel Mitja Varela

Catalina Fajardo, socia ejecutiva de la firma en Colombia, declaró que “la situación que afrontan hoy las mujeres en el mundo laboral es crítica, por eso desde las empresas es necesario que de forma proactiva se aborden los desbalances de género para solucionar esta problemática que afecta de forma directa la incorporación de talento”.

Agregó la experta que existe la necesidad de “impulsar políticas más inclusivas y equitativas que impulsen el empoderamiento, profesionalización e integración de población femenina como una forma de no solo atender esta dificultad social, sino también para potenciar el desempeño de las compañías”.

En Colombia

De acuerdo con el experto, este panorama se contrasta con la realidad en Colombia, donde según cifras del Dane, las mujeres representan aproximadamente el 42,2% de la fuerza laboral del país.

Sin embargo, son las que presentan la mayor tasa de desempleo, la cual llegó a un 13,8%, siendo superior a la de los hombres cuyo porcentaje de desocupación es del 8,9%.

En los espacios de trabajo se encuentran arraigados prejuicios que reproducen tratamientos discriminatorios hacia las mujeres. | Foto: Getty Images

Explicó que es una situación que ha suscitado preocupación, puesto que, evidencia la existencia de una amplia brecha de género en el tejido productivo nacional.

Estos desequilibrios están arraigados por tres razones fundamentales. En primer lugar, la elección de la profesión tiene su origen en las expectativas de la primera infancia, por lo que dicha escogencia está influenciada por un sesgo de género.

Segundo, en los espacios de trabajo se encuentran arraigados prejuicios que reproducen tratamientos discriminatorios hacia las mujeres. Y tercero, la flexibilidad laboral se ha convertido en una trampa para la población femenina en algunos países, dado que a medida que envejecen, la flexibilidad crece en importancia para las mujeres y disminuye para los hombres.

El trabajo a tiempo parcial suele mantener a las mujeres en la población activa, pero es uno de los principales responsables de la brecha salarial.