De acuerdo con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, el sector agro tiene una participación de entre el 6 por ciento y 8 por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB) nacional, y cuenta con una participación del 15 por ciento en el empleo del país. Tan solo en el primer semestre de 2022, exportó 6.116 millones de dólares, con un aumento de 38,8 por ciento con respecto al mismo periodo del 2021, cuya cifra fue de 4.406 millones de dólares.
En este crecimiento económico, la sostenibilidad se ha convertido en un aspecto fundamental para el sector agro. Una de las razones, según la ONU, es que el cambio climático tiene efectos cada vez más irreversibles y genera preocupación para la seguridad alimentaria y en la producción agrícola y pecuaria.
Joe Tohme, director general del Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat) y director gerente para las Américas de la Alianza de Bioversity International y el Ciat, aseguró que este fenómeno está afectando cada aspecto de la producción agricola, dónde algunos efectos son visibles como “la erosión de la biodiversidad, enfermedades novedosas o existentes y deforestación”. Sin embargo, según el experto, también hay efectos invisibles, entre los que se evidencia, la disminución de hierro y zinc en los cultivos, lo que tiene consecuencias en la seguridad alimentaria y nutricional de la población.
Por su parte, Marcos Rodríguez Fazzone, coordinador del programa Mesoamérica sin Hambre en la Oficina de la FAO en Colombia, indicó que “se espera una variabilidad climática del dos al tres por ciento en los próximos años, lo que va a alterar los diferentes ecosistemas”.
A pesar de los retos, Rodríguez señaló que se trata de un asunto que es cada vez más importante para los gobiernos del mundo. “Se han desplegado acciones tanto en adaptación como en mitigación, pero no se puede dejar de estar alerta a los procesos de cambio que se vienen, en lo que la intensificación de los sistemas de planeación tanto en lo productivo como en el resto de las cadenas, es clave”, dijo el experto.
Las respuestas
Frente a estos efectos, desde el sector se han desarrollado diferentes estrategias. Tohme destacó la aceleración de la información digital y la simulación climática que, de cara a los próximos tres años, deben mejorar su precisión para que brinden a los productores un análisis que prevenga los riesgos ambientales a tiempo.
Asimismo, según Tohme la extensión es otro frente desde el que se debe trabajar. “Si uno mira los efectos del cambio climático, impactarán a los pequeños agricultotes de forma más grave y a las campesinas de forma más amplia”. Y, en tercer lugar, el mejoramiento genético es otro aspecto al que se le debe apostar, explicó el experto, destacando cómo desde Fedearroz se está trabajando en arroz que resiste las altas temperaturas. Estás innovaciones, para él, son las que van a preparar al agro para la próxima década.
“Lo que puede integrar las diferentes actividades es implementar la agricultura regenerativa, que va más allá de la sostenibilidad, y va a empezar a reducir y capturar emisiones y va a facilitar la mitigación del cambio climático y aumentar la productividad”, añadió Tohme.