Las empresas colombianas tienen un rol fundamental en la transición energética hacia un futuro más sostenible. A través de la implementación de prácticas sostenibles, la promoción de energías limpias, la generación de empleos verdes y la adopción de modelos de producción y consumo responsables, las pequeñas, medianas y grandes empresas están aportando su granito de arena al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la creación de una economía más inclusiva y equitativa.
Para ahondar en este tema, representantes de las empresas colombianas Latam Airlines Colombia, Grupo Nutresa, Colgas, Alquería, Amarilo y EPM aportaron sus puntos de vista en el espacio ‘El rol de las empresas para una transición justa’, en la VII Cumbre de Sostenibilidad, que este año se realiza desde la ciudad de Cali, un evento organizado por Foros Semana y Semana Sostenible.
En un espacio denominado Semana Talk, los invitados ofrecieron seis charlas tipo TED, de 10 minutos cada una, en el centro de convenciones Valle del Pacífico, ubicado en la capital de Valle del Cauca.
María Lara, gerente de asuntos corporativos de Latam Airlines Colombia, afirmó que hablar de sostenibilidad tiene muchas aristas y que algunas organizaciones se relacionan con este tema porque es moda o por competitividad alrededor de los temas ambientales. Sin embargo, aclaró que este es un camino que tiene unos réditos importantes.
“En Latam estamos metidos en el tema de la sostenibilidad por convicción y competitividad, y se nos volvió una forma de operar. Hay que entender que las sociedades donde operamos tienen que ser prósperas y atender las problemáticas de nuestra sociedad. Los clientes de carga ya toman decisiones sostenibles”, dijo.
Lara destacó que en cada transición hay retos y hay que generar confianza porque el ámbito de la economía circular es retador. Enumeró los aprendizajes: dimensionar de qué tamaño es el reto. “Lo hicimos en la mitad de una pandemia, con complejidades. Nos enseñó que teníamos baches en los procesos. Involucramos a toda la organización, todos comenzaron a movilizarse. No todos tenían la capacitación técnica, pero lo hicimos”, sostuvo.
Desde Latam Airlines aprovechan los uniformes y elaboran carteras, kit de contingencia, reutilizan las sillas y cinturones. La directiva María Lara acotó que un colaborador se inventó un banco de madera y que culturalmente se ha cambiado de mentalidad; entendieron que la economía circular no es solo una cara bonita, sino que es la transformación del negocio.
Por su parte, María Solange Sánchez, líder ambiental corporativa del Grupo Nutresa, explicó que en Colombia hay muchas empresas que están haciendo cosas para mitigar el cambio climático y que el llamado es a dejar un legado. “Estamos aquí en esta cumbre por una razón, transformar y generar cambios y resultados”, dijo desde el centro de convenciones Valle del Pacífico.
Sánchez añadió que la huella de carbono mide cuántos gases de efecto invernadero se van a la atmósfera y por consiguiente se genera mucho calor por el incremento de la temperatura. Ejemplificó que si los productores entran a deforestar, se sube la huella de carbono.
Colombia está en el top 10 de los países que más han deforestado en los últimos años y este ranking no es motivo de alegría, a decir de María Solange Sánchez, quien afirmó que en el procesamiento de los alimentos hay muchas empresas que implementan varias iniciativas, y destacó los aportes del Grupo Nutresa: practica la ecoeficiencia, es decir, consumen menos agua, menos electricidad y obtienen menos residuos.
“En transición energética empleamos paneles solares y realizamos buenas experiencias en logística y empaques. Con algunas compañías hemos firmado cero deforestación y el 87 % de los empaques diseñados es reciclable. Tenemos más de 15.000 paneles solares. Somos una cocina gigante, todo lo que desperdiciamos cuenta mucho. Estamos logrando que el 95 % de los residuos tenga una disposición diferente al relleno sanitario”, señaló.
La líder ambiental corporativa del Grupo Nutresa puntualizó que sí hay formas, razones y esperanzas para cambiar el comportamiento y aportar un grano de arena en la reducción de los gases del efecto invernadero. “Tenemos que generar hábitos de consumo responsable, construir un futuro mejor depende de nosotros”, concluyó.
Por su parte, Luis Felipe Ocampo, gerente legal de Colgas, compartió lo que vienen trabajando desde su sector y reflexionó sobre el papel que tiene la energía en la salud y desde distintos roles. Enfatizó que el reto es doble porque hay que incrementar el acceso a la energía con iniciativas de transición, para poder disminuir las brechas, ya que en el mundo hay 770 millones de personas que no tienen acceso a electricidad.
“En Colombia, alrededor de 1,5 millones de familias cocinan con leña con un impacto en su salud enorme en su día a día. Más de 5.000 personas mueren al año por enfermedades respiratorias”, explicó.
Ocampo precisó que en el país existe una brecha energética del 23,6 %, el 60 % de las pymes enfrentan desafíos con la calidad y confiabilidad del suministro eléctrico y el 20 % de la población rural no tiene acceso a combustibles menos contaminantes.
Desde Colgas, aseguró Ocampo, entendieron que son una empresa de soluciones energéticas para la vida y tienen operaciones en 950 municipios del país en hogar, industria, comercio y movilidad. La clave: trabajar desde la economía popular y los emprendimientos en 200 centros sociales.
Además, contó que vieron una oportunidad en el sector náutico en el río Magdalena, Cauca y Atrato Marítimo. Se enfocaron en un programa de sustitución de leña en Córdoba y Cauca, beneficiando a 9.400 familias.
“Los proyectos solares son proyectos muy costosos y se debe tener acceso a financiación, necesitamos el apoyo de distintos actores”, afirmó.
A su turno, Adriana Velásquez, directora de sostenibilidad y sociedad de Alquería, comenzó su charla mostrando una fotografía que reflejaba gran cantidad de residuos y desechos plásticos en un terreno en el Atlántico. En ese sentido, relató cuál es el propósito de Alquería a través del movimiento B, que se enfoca por ser una mejor compañía para el mundo.
“Solo en Colombia reciclamos el 30 % del plástico que producimos. Y si recogemos el 100 % del plástico, esa realidad de la foto se subsanaría”, dijo Velásquez, a la vez que contó que en Alquería entendieron que en el mundo del reciclaje las barreras son muy altas y comenzaron a realizar alianzas con las asociaciones nacionales de recicladores de oficio.
Puntualizó en que hicieron de este modelo un diseño sostenible y en el año 2022 pudieron recolectar 33 % del plástico generado en esta industria de alimentos. Finalizó la charla dándoles voz a los recicladores a través de un corto video e instó a las compañías a apoyar a los recicladores para que tengan capacidades para prestarle un servicio a cualquier compañía para que puedan tener un trabajo digno.
Desde el sector de la construcción, Carolina Pacheco Plazas, directora de derecho ambiental, sostenibilidad y servicios públicos de Amarilo, contó que fueron inspirados con su propósito de transformar comunidades.
Refirió que es la primera constructora en adoptar una política de biodiversidad, debido a que dependen de la naturaleza para seguir operando. En este sentido, están reforzando las prácticas sostenibles, el diseño consiente y el apoyo a las comunidades.
Durante su intervención, Pacheco precisó que están centrados en seis programas: biourbanismo, CompensaInnova, paisajes sostenibles, inversiones estratégicas en ecosistemas amenazados, educabio y relacionamiento estratégico. Y detalló las dos metas que se han propuesto: generar ganancias en biodiversidad en un 10 %, y conservar y restaurar 1.000 hectáreas de ecosistemas amenazados en Colombia.
“Hay que beneficiar la conectividad hídrica y potenciar el aseguramiento de la biodiversidad”, dijo, tras mostrar imágenes en los que se evidencia la restauración de los ecosistemas. “El momento de actuar es ahora”, agregó.
Para finalizar el espacio de charlas, Margarita María Salazar, gerente de Servicios Públicos de EPM, resumió algunos problemas que aquejan a la humanidad y que ha agotado los recursos naturales.
Explicó que la transición energética va más allá del reemplazo de una fuente de energía por otra. “La transición energética es la tendencia mundial, producto de las principales consecuencias ambientales, climáticas y sociales que ha traído el excesivo uso y dependencia de las fuentes fósiles”.
Salazar reflexionó que hay que propiciar cambios hacia la descarbonización, la resiliencia, la digitalización y nuevos modelos de negocios verdes.
Desde EPM han venido abordando varios frentes, explorando temas como el biogás con unas plantas de tratamiento para inyectarles gas a las redes de abastecimiento. Refirió que recientemente inauguraron un parque de generación solar en Caldas y están trabajando en proveer soluciones de energía mucho más limpias.
“Hemos querido romper barreras. Buscamos que se cumpla con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 11. Por ejemplo, construimos acueductos aéreos en zonas limitadas en infraestructura donde no podían tener servicios y dimos accesos a las viviendas con madera ecológica. Esta experiencia nos permitió entender muy bien los territorios y conectarlos con los objetivos empresariales, lo logramos en Urabá”, destacó Margarita María Salazar.