La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que en el mundo los casos nuevos de cáncer aumenten a unos 30 millones para 2040, especialmente en países de ingresos bajos y medianos. En Colombia, cada año se detectan más de 80.000 casos y mueren cerca de 40.300 personas por complicaciones asociadas a esta enfermedad, según cifras del Instituto Nacional de Cancerología (INC).
Para hacerle frente a esta realidad, el país le apuesta a la prevención y a la detección temprana del cáncer. Sin embargo, María Trujillo, subdirectora de Atención Médica y Docencia del Instituto Nacional de Cancerología, explicó durante el foro que “hay vacíos en la integración de prevención, tamización, diagnóstico y tratamiento de lo que debe ser el manejo integral del cáncer”.
Aunque el país ha realizado un esfuerzo importante en intervenciones preventivas que han contribuido a la reducción de la mortalidad de algunos tipos de cáncer asociados a condiciones económicas desfavorables, a infecciones y al tabaco. Estas herramientas no funcionan solas, existe la necesidad de avanzar en las dinámicas administrativas con las que opera el sistema de salud, sostuvo Raúl Murillo, director del Centro Javeriano de Oncología del HUSI.
A estos esfuerzos se suma la fundación Inspirat y su Grupo Colombiano de Trabajo en Cáncer de pulmón, una iniciativa a través de la cual han realizado un trabajo en conjunto con la sociedad científica para “abrir una puerta de investigación y educación a todos los médicos generales y que estos tengan mejores herramientas para tratar el cáncer”, precisó Martha Herrera, presidenta de la organización.
¿Hacia dónde debe ir el país?
Las estrategias de prevención han permitido reducir el número de muertes a causa de esta enfermedad. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer para disminuir las tasas de mortalidad en ciertos tipos de cáncer. Por ello es necesario concentrar los esfuerzos en la prevención y no en la reacción. “Entre el 30 y 50 por ciento de los casos de cáncer son prevenibles”, afirmó Diego Galvis, líder de la Unidad de Oncología y Hematología en Colsubsidio. Y agregó que se necesita un trabajo articulado entre los distintos actores del sistema para fortalecer la prevención de la enfermedad y evitar tratamientos costosos a los que no todos los colombianos tienen la oportunidad de costear.
El acceso en las regiones es otra de las barreras a las que se enfrentan los pacientes con cáncer. “Se necesita disponibilidad y voluntad política para garantizar el tratamiento”, señaló la presidenta de la Fundación Inspirat.
Otro aspecto importante es la educación. Los pacientes deben conocer “cuáles son los síntomas y cómo identificarlos. Esto hace la diferencia entre la vida y la muerte, pues es más complejo tratar el cáncer en etapas avanzadas”, aseguró Murillo. Además, recomendó la implementación de programas de prevención temprana enfocados en herramientas que les permitan a los colombianos conocer sobre la enfermedad y tener mayor control sobre las acciones que afectan su salud.
La subdirectora del INC mencionó que es necesario llevar a la realidad hojas de ruta para que los pacientes puedan acceder a sitios de tratamiento integral. Así mismo, el país requiere una política en cuidados paliativos que brinde opciones prácticas a los pacientes. De esta forma, se evitaría que los pacientes estén de un lado a otro solicitando autorizaciones y así también mejore la forma de abordar la enfermedad.