La agricultura familiar es toda explotación agrícola que utiliza mano de obra familiar, según la FAO. Este esquema agrícola genera escala en la economía y propicia el crecimiento de la oferta para atender a las necesidades del país. Por eso, es indispensable atender sus necesidades y llevarlo hasta mercados internacionales. Para Colombia, además, es una oportunidad crucial.
“La agricultura empresarial no puede vivir sin la agricultura familiar. Son complementarias. Es la que nos produce una diversidad de alimentos y que nos da la posibilidad de conservar las tradiciones gastronómicas y culturales. Además, tiene un poder inmenso en la conservación de los ecosistemas. Tenemos que hacer una protección efectiva de los suelos con capacidad agrícola y la agricultura familiar puede ser la abanderada de esa misión”, aseguró Marcela Urueña, directora de Managro Fresh.
De forma que la generación de alianzas entre la agricultura empresarial y la familiar es indispensable para la comercialización y exportación de productos. El aguacate hass, por ejemplo, es la muestra viva de este ecosistema comercial en Colombia, el cual ha impulsado las cadenas de valor.
Asimismo, Urueña precisó que la agricultura familiar no responde únicamente a la agricultura campesina, sino a toda aquella explotación agrícola y forestal de extracción familiar, con grandes, medianos o pequeños productores.
En el marco del Foro Colombia Rural 2024, un espacio para analizar el panorama actual del desarrollo rural y el futuro del campo colombiano, se discutió el papel de la agricultura familiar y empresarial como complemento del desarrollo rural y la generación de empleo en Colombia.
El conversatorio ¿Cómo impulsar la agricultura familiar y empresarial? contó con la participación de Marcela Urueña Gómez, exviceministra de Agricultura y directora de Operaciones de Managro Fresh, y Adriana Senior Mojica, presidenta de la Corporación Colombiana Internacional y experta en modelos agroempresariales.
Este espacio también fue una oportunidad para discutir la economía familiar campesina y la importancia de la asociatividad. De acuerdo con Senior, es crucial asociar a los pequeños productores para que sean grandes empresarios del agro colombiano.
“Nos interesa que sean proveedores de ese mercado, para que les paguen bien y se unan a los medianos empresarios y logren un desarrollo agropecuario. Hemos crecido bastante este año: más del 10 % en el agro en Colombia”, indicó Senior.
La experta también destacó el enfoque de género en el campo colombiano. Senior explicó que no había participación de las mujeres campesinas en los encadenamientos campesinos y que todas las ayudas, casi un 88 %, estaban encabezadas por hombres.
“Nosotros creamos un programa fantástico, que es hacer emprendimientos liderados por mujeres, aunque también hay hombres. Tenemos unas mujeres que en su mayoría están en edad adulta y nos permiten hacer empalme generacional. Además, las mujeres rurales generan valor y no dejan perder las oportunidades”, puntualizó Senior.
Actualmente, el programa tiene presencia en 687 municipios de Colombia y 4.600 emprendimientos. Su meta es llegar a 20 mil emprendimientos. Estos proyectos están enfocados en temas agrícolas, transformación productiva agrícola, artesanías, turismo de naturaleza, economía circular y más.
Con sus empresarias rurales, comenzaron a hacer proveeduría de frutas a Helados Popsy y Postobón, con los productos de estas mujeres.
Frente a los desafíos que enfrenta el campo colombiano, Urueña aseguró que los retos son principalmente dos: administración del riesgo y cambio climático. El primero, en materia de exportación, la fluctuación de la tasa de cambio y riesgos financieros y climáticos, y el segundo, en términos de fenómenos naturales extremos y su impacto en la productividad.
Con todos estos esfuerzos, las expertas concuerdan en que las acciones deben ir encaminadas en el apoyo de las comunidades y la economía rural, la pluralidad, la equidad y el impulso a los mercados internacionales. Asimismo, el apalancamiento con las innovaciones tecnológicas con los centros de pensamiento.
“La economía familiar campesina es generadora de ingresos. Si no hay generación de ingresos, no funciona. Hacer empresa en el campo, desvinculando la economía familiar campesina, nunca será un buen negocio”, agregó Senior.
“La agricultura familiar es un esquema que, con las condiciones necesarias para convertirla en una actividad rentable, puede ser la mejor forma de luchar contra la pobreza. Ahí tenemos la posibilidad de la generación de ingresos, en beneficio de la familia rural”, completó Urueña.
Por otro lado, Senior le hizo un llamado al Gobierno nacional en materia de recomendaciones estratégicas para potenciar la agricultura familiar.
“El Gobierno es un proveedor de bienes públicos. En el campo, los más necesarios son la conectividad en términos de infraestructura, medios de comunicación, acceso a la información. También conectividad comercial, debemos producir lo que tiene un mercado. Necesitamos, sí y solo sí, que los trámites no sean engorrosos y que sacar un Invima sea complicadísimo”, concluyó Senior.