De acuerdo con un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Oficina de Servicios para Proyectos (ONUSP) y la Universidad de Oxford, las infraestructuras basadas en la naturaleza pueden influir en el 79 % de las metas de la Agenda 2030; es decir que sobre la mesa está su importancia en el desarrollo sostenible y protección de la biodiversidad.
El informe destaca que este tipo de infraestructura puede contribuir activamente a la protección de las comunidades y a la mitigación del cambio climático con el desarrollo de ecosistemas más resilientes. En el marco del foro ‘Ciudades resilientes y sostenibles’, los panelistas invitados señalaron cómo desde las ciudades se está innovando en términos de infraestructura para responder a las diferentes necesidades medioambientales.
Curridabat, Costa Rica, ha sido una de las ciudades destacadas en este tipo de desarrollo urbano. Su alcalde Jimmy Cruz manifestó que han “entendido cómo poner en práctica elementos propios del desarrollo sostenible”.
“La ciudad ha venido enfrentando problemas lógicos del crecimiento urbano y de la falta de planificación en los últimos años y hemos sentido en la población esos efectos”, contó el alcalde Cruz. Es por ello que sus habitantes y gobernantes han buscado reducir la brecha entre la afectación ambiental, los problemas derivados de la mala planificación y las políticas públicas.
Al respecto, Natalia Castaño, directora del Centro de Estudios Urbanos y Ambientales Urbam Eafit, explicó que las ciudades tienen desafíos frente a la construcción de infraestructura sostenible. “Hay diferentes niveles de desafíos. Uno es el ciudadano, porque desde la academia debemos hacer un esfuerzo mayor en transmitir el conocimiento científico a las realidades y procesos de las ciudades”, aseguró.
Adicionalmente, la experta explicó que las decisiones cotidianas de los habitantes en las ciudades también impactan en la agudización de diferentes problemas para los ecosistemas. “Cada día estamos tomando decisiones vinculadas a la sostenibilidad, pero a veces no logramos conectar con los conceptos en los que nos hemos puesto de acuerdo a nivel global”.
Frente a la construcción sostenible, Castaño aseveró que no puede seguir existiendo una “generación de infraestructuras que no estén respondiendo a las necesidades locales o anticipando impactos en los territorios y las comunidades”.
Según la académica, “es clave generar procesos centrados no solo en infraestructura física, sino desde la gobernanza y anticipación con una mirada de la ecología urbana y ecosistémica”. Este aspecto, agregó, permite la generación de escenarios ideales para la naturaleza.
Los costos
Existen dudas alrededor de los costos de la infraestructura sostenible. Desde su experiencia, el alcalde de Curridabat, Costa Rica, contó que “en el mediano y largo plazo se trata de una inversión que luego genera atracción comercial”.
“Una edificación que no tenga un sistema natural de ventilación y control del calor tendrá que invertir en climatización artificial con todos los problemas que eso genera”, advirtió Cruz, resaltado que los costos son relativos, pero les tiende a ir mejor a aquellas construcciones que desde su inicio le apuestan a la sostenibilidad.
Por su parte, Castaño manifestó que la conversación debería girar alrededor de lo que “se ahorra” si las ciudades ponen sus esfuerzos en la sostenibilidad. Según ella, cada vez serán más frecuentes las inundaciones, los deslizamientos y las condiciones críticas en el clima, por lo que las edificaciones deben estar preparadas para estos efectos, así como para impulsar la competitividad de las ciudades.
Este evento es organizado por Foros Semana con el apoyo del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).