Taliana Vargas es una de las mujeres más admiradas de Colombia. Su impecable paso por el concurso de Miss Universo, donde fue virreina, y su trayectoria como actriz y presentadora la convierten en un referente nacional de elegancia y belleza. Sin embargo, en medio del foro, señaló que esta faceta no era lo que verdaderamente la hacía feliz.
“Iniciamos la Fundación con un balón de fútbol y un galón de agua. Comenzamos con 50 niños y a la semana teníamos 400. Comencé a crear un equipo de profesionales, y me di cuenta que los proyectos sociales son una empresa. Que una Fundación tiene que estar perfectamente estructurada, y eso fue un gran aprendizaje en mi vida. Aprendí que la única forma como uno transforma un territorio es haciendo las cosas bien, con valores”, añadió.
¿Cómo lo logró?
Hace 16 años, cuando se convirtió en una figura pública, comenzó en un mundo que vivía “con la vanidad a tope”. Los concursos de belleza, donde el físico es lo único que importa, le generaban muchos cuestionamientos en su mente. “Era la segunda más bella del universo. Me tocaba pararme en escenarios solamente para que me admiraran”, dijo.
Explicó que con 18 años de edad ya tenía un conflicto sobre si a esas personas no les importaba lo que sentía o lo que pensaba y si solamente quedaban tranquilos con verla y representar las cosas lindas del país. “Yo sentía que mi imagen no tenía una conexión con la realidad, aunque sí regalaba momentos de alegría y mucho asistencialismo”.
Fue en ese momento donde pensó en cambiar: “no puedo más con esto y tengo que ver la forma en cómo, por medio de mi imagen, puedo transformar vidas”, contó Taliana, quien recordó que estando un día en Santa Marta, ciudad donde nació, acompañó a unos amigos que tenían una fundación en San Vicente de Paul.
En medio de una de las jornadas de ayuda, y mientras servía arroz a una comunidad que vivía en la extrema pobreza, explicó que ponía grandes cantidades del alimento en los platos como una forma de satisfacer su necesidad de ayudar a los demás, pero eso no era suficiente. “Ahí me di cuenta que no podía seguir así, que la reina no podía quedarse solo en visitar el pueblo, tomarse la foto y seguir su vida como si nada”.
Durante esa jornada se enteró que los niños y jóvenes que vivían en San Vicente no tenían nada que hacer en las tardes y pensó: “estos niños van a ser los jóvenes del futuro y van a seguir en este conflicto que trae la pobreza extrema”. Fue en ese momento donde le surgió la idea de llevarles una actividad, un proyecto que les brindará herramientas para que entendieran “que la vida es mucho más que esa situación que los rodea”, agregó.
Allí nace Casa en el Árbol, una fundación que ha desarrollado proyectos enfocados en transformar comunidades y promover la construcción de tejido social especialmente con niños, niñas, adolescentes y mujeres de sectores vulnerables.
La Fundación se dio cuenta que para recuperar el tejido social perdido se necesita empoderar y darle herramientas a la mujer. “Empezamos con capacitaciones, apoyo psicosocial, emprendimientos de belleza”, precisó.
Taliana reflexionó sobre la importancia de darles voz a los jóvenes de los territorios a través de un Colectivo de Comunicaciones en el que enseñan redacción, televisión, cine y fotografía. “Todos estos jóvenes que tomaban parte en actividades como el vandalismo o que traían y llevaban la droga, empezaron a tener nuevas alternativas de vida”, sostuvo.
La exvirreina universal culminó su intervención afirmando que ante la falta de oportunidades positivas en la regiones, “está en manos de todos los colombianos hacer transformaciones necesarias para mejorar las condiciones de vida de las comunidades más vulnerables del país”.