En un mundo marcado por desigualdades de género, la sororidad emerge como una propuesta política y social que redefine las relaciones entre mujeres y las posiciona como agentes de cambio. Este concepto, que combina solidaridad, hermandad y complicidad, será uno de los ejes principales en la octava edición del Gran Foro Mujeres: mujeres colombianas, mujeres que inspiran, organizado por SEMANA, el próximo 20 de marzo en Bogotá. Con un enfoque en el poder transformador del rol femenino, este evento invita a reflexionar sobre cómo la sororidad puede ser clave para cerrar brechas de género y construir una sociedad más equitativa.
¿Qué es la sororidad?
Según la académica y política mexicana, Marcela Lagarde, quien popularizó el término en español, la sororidad es una alianza entre mujeres basada en la hermandad, incluso en medio de desacuerdos, que busca fortalecer la lucha por la igualdad y equidad de género.
Por su parte, para la escritora e investigadora guajira, Fabrina Acosta-Contreras, la sororidad trasciende los valores básicos de convivencia para proponer una transformación cultural profunda.
“La sororidad no se trata de relaciones perfectas, sino de un ejercicio de apoyo mutuo y crecimiento colectivo”, señala Acosta-Contreras, quien destaca que esta perspectiva contribuye a la construcción de una sociedad libre de violencias basadas en género. Así, la sororidad se presenta como un camino indispensable en la búsqueda de una vida sin discriminaciones y brechas sociales.
Un concepto con raíces históricas
Aunque su popularización se debe al movimiento feminista, el término “sororidad” tiene una historia más antigua. La palabra fue utilizada por primera vez en 1921 por el escritor español Miguel de Unamuno en su novela Tía Tula, quien lamentó la ausencia de un término equivalente a “fraternidad” para referirse a las relaciones entre mujeres. Décadas más tarde, Kate Millet, figura de la segunda ola del feminismo, adoptó el concepto en inglés como sisterhood. Posteriormente, Marcela Lagarde lo tradujo y adaptó al español, otorgándole un significado político y social.
La sororidad, reconocida oficialmente por la RAE en 2018, se define como “la agrupación que se forma por la amistad y reciprocidad entre mujeres que comparten un mismo ideal”. Este término, según la lingüista española Judit González, “llena un vacío léxico” y refleja la creciente visibilidad del feminismo como proyecto colectivo.
Educación y liderazgo sororo
Por otro lado, la bogotana Ana Isabel Gómez, quien se convirtió en la primera rectora mujer en la historia de la Universidad del Rosario, subraya la importancia de incluir la sororidad en los procesos educativos para promover valores como empatía, respeto y justicia. Según Gómez, la formación en sororidad no solo fomenta una convivencia más armoniosa, sino que también prepara a las mujeres para asumir roles de liderazgo y convertirse en agentes de cambio en sus comunidades.
Asimismo, indicó que “es crucial amplificar las voces femeninas en los discursos sociales y educativos, reconociendo la diversidad de perspectivas, desde relatos regionales hasta experiencias de mujeres migrantes. Este enfoque contribuye a construir una sociedad más inclusiva y equitativa”.
Impacto y efecto multiplicador
El poder transformador de la sororidad radica en su capacidad para generar redes de apoyo y cuidado mutuo que impulsan cambios estructurales. Como explica Leslie Morgan, autora estadounidense y defensora de los derechos de las mujeres, esta alianza permite a las mujeres trabajar juntas para desafiar sistemas de opresión y garantizar representaciones más equitativas en espacios de poder.
Un ejemplo de ello es el efecto multiplicador que se logra cuando las mujeres en posiciones de liderazgo ayudan a otras a ascender. Nailantei Leng’ete, reconocida activista y líder social de Kenia, enfatiza que la sororidad implica elevar a las compañeras en lugar de perpetuar dinámicas competitivas.
Reflexión y acción en el Gran Foro Mujeres
En su octava versión, el Gran Foro Mujeres: mujeres colombianas, mujeres que inspiran, dedicará una conversación central al tema de la sororidad como motor de transformación social, económica y cultural con panelistas de primer nivel. Este evento busca inspirar a las participantes a construir alianzas y convertirse en agentes de cambio en sus comunidades.
La cita será el 20 de marzo en la Universidad Militar Nueva Granada, donde se espera que voces expertas, como las de académicas, líderes y activistas, profundicen en cómo la sororidad puede marcar la diferencia en la lucha por un futuro más igualitario. ¡No se lo pierda!
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