En un país rico en biodiversidad y recursos naturales como Colombia, las empresas están abonando la ruta hacia un futuro sostenible. Cada vez son más conscientes de que con sus operaciones contribuyen al desarrollo de la economía y también entienden el deber de aportar a la conservación del medioambiente.
La meta es clara, seguir en el camino de las iniciativas que abordan directamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de la ONU, sobre todo las que tienen que ver con la energía asequible y no contaminante, agua limpia y saneamiento, ciudades y comunidades sostenibles, producción y consumo responsable, además del espinoso objetivo de frenar el cambio climático.
En el espacio ‘El rol de las empresas para una transición justa’, de la VII Cumbre de Sostenibilidad, organizada por SEMANA, empresarios colombianos contaron cuáles son sus aportes para contribuir a un futuro más sostenible.
Desde el sector del transporte aéreo, María Lara, gerente de asuntos corporativos de Latam Airlines Colombia, afirmó que algunas organizaciones se relacionan con el tema de la sostenibilidad por moda o por competitividad alrededor del ambiente. Sin embargo, aclaró que este es un camino que tiene unos réditos importantes.
Lara destacó que en cada transición hay que generar confianza porque el ámbito de la economía circular es retador. Desde Latam Airlines están viendo los frutos de esta tarea, aprovechan los uniformes y elaboran carteras, kit de contingencia, reutilizan las sillas y los cinturones de los asientos. “Un colaborador inventó un banco de madera y culturalmente todos han cambiado de mentalidad en esta empresa; entendieron que la economía circular no es solo una cara bonita, sino que es la transformación del negocio”, sostuvo la ejecutiva.
Por su parte, María Solange Sánchez, líder ambiental corporativa del Grupo Nutresa, explicó que en Colombia hay muchas empresas que están haciendo cosas para mitigar el cambio climático y que el llamado es a dejar un legado en el planeta.
Colombia está en el top 10 de los países que más han deforestado en los últimos años y este ranking no es motivo de alegría. Sánchez afirmó que en el procesamiento de los alimentos hay muchas empresas que implementan varias iniciativas como el Grupo Nutresa, que practica la ecoeficiencia, es decir, consume menos agua, menos electricidad y genera menos residuos.
“En transición energética usamos más de 15.000 paneles solares y realizamos buenas experiencias en logística y empaques. Con algunas compañías hemos firmado cero deforestación y el 87 por ciento de los empaques diseñados es reciclable”, apuntó Sánchez, a la vez que señaló la meta de lograr que el 95 por ciento de los residuos tenga una disposición diferente al relleno sanitario.
Desde Colgas también están aportando al medioambiente. Luis Felipe Ocampo, gerente legal de esta compañía, afirmó que son “una empresa de soluciones energéticas para la vida” y tienen operaciones en 950 municipios del país. Se enfocan en hogar, industria, comercio y movilidad. La clave, según el gerente, es trabajar desde la economía popular y los emprendimientos en 200 centros sociales.
Ocampo enfatizó que el reto es doble porque hay que incrementar el acceso a la energía con iniciativas de transición, para poder disminuir las brechas, ya que en el mundo hay 770 millones de personas que no tienen acceso a electricidad.
A su turno, Adriana Velásquez, directora de sostenibilidad y sociedad de Alquería, dijo que se fijaron la meta de reciclar el ciento por ciento del plástico que produce esta industria, pero se encontraron con muchos tropiezos. Tras cinco años de ensayo y error comprendieron que en el mundo del reciclaje las barreras son muy altas y comenzaron a realizar alianzas con las asociaciones nacionales de recicladores de oficio.
Hicieron de este modelo un diseño sostenible y en 2023 pudieron recolectar el 104 por ciento del plástico generado en Alquería. Esta experiencia los motivó a instar a las compañías a apoyar a los recicladores para que ellos puedan tener un trabajo digno.
Desde el sector de la construcción, Carolina Pacheco Plazas, directora de derecho ambiental, sostenibilidad y servicios públicos de Amarilo, contó que los inspira su propósito de transformar comunidades y así adoptaron una política de biodiversidad, debido a que dependen de la naturaleza para seguir operando. En este sentido, están reforzando las prácticas sostenibles, el diseño consciente y el apoyo a las comunidades.
Durante su intervención, Pacheco precisó que están centrados en seis programas: biourbanismo, ‘compensaInnova’, paisajes sostenibles, inversiones estratégicas en ecosistemas amenazados, ‘educaBio’ y relacionamiento estratégico. Y detalló las dos metas que se han propuesto: generar ganancias en biodiversidad del 10 por ciento, conservar y restaurar 1.000 hectáreas de ecosistemas amenazados en Colombia.
Margarita María Salazar, gerente de Servicios Públicos de EPM, explicó que la transición energética va más allá del reemplazo de una fuente de energía por otra, ya que esta es una tendencia mundial, producto de las principales consecuencias ambientales, climáticas y sociales que ha traído el excesivo uso y dependencia de las fuentes fósiles.
Salazar reflexionó que hay que propiciar cambios hacia la descarbonización, la resiliencia, la digitalización y nuevos modelos de negocios verdes. EPM ha querido romper barreras, enfocándose en cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 11 que promueve las ciudades y comunidades sostenibles. Para eso abordaron varios frentes en temas como el biogás, con unas plantas de tratamiento para inyectar gas a las redes de abastecimiento.
El rol de las empresas es crucial para el desarrollo sostenible. Para Stefanía Fernández, responsable de Sostenibilidad y Diversidad en Comfama, se trata de un asunto que cada vez más las compañías han adoptado. Su llamado fue a ir más allá de la responsabilidad social corporativa y entender que es un tema que debe formar parte del core de la organización.
La contaminación es uno de los retos ambientales más urgentes en el país, advirtió Johana Cerpa, vicepresidenta Legal y de Asuntos Corporativos de Coca-Cola Femsa, quien señaló que se han enfocado en trabajar desde varios frentes en sostenibilidad para responder a este desafío.
Para lograrlo, Cerpa destacó la labor de los más de 10.000 recicladores de oficio con los que trabajan en la recolección de envases que fungen como materia prima en el reciclaje de la compañía. Por otro lado, la ejecutiva resaltó que las siete plantas de producción de la embotelladora en Colombia “utilizan ciento por ciento de energía limpia”.
Desde el sector industrial, otra de las compañías que compartió sus iniciativas fue la Licorera de Caldas. Aureliano Durán González, líder de Sostenibilidad Ambiental de la empresa, explicó cómo han buscado fortalecer un modelo de economía circular, desarrollar una producción más limpia y apostarle a la innovación responsable.
“Fuimos de los primeros que logramos radicar un programa para la recuperación de envases y empaques en el territorio nacional”, dijo Durán, quien destacó que han buscado aplicar los ODS en toda la línea de operaciones de la empresa.
Con estas iniciativas empresariales, en Colombia sí hay formas, razones y esperanzas para cambiar el comportamiento destructivo hacia la naturaleza y aportar un grano de arena en la reducción de los gases de efecto invernadero. El planeta no espera.