SEMANA: ¿Cuáles son los principales avances del país para el tratamiento de enfermedades huérfanas?
Angela Chaves: El reconocimiento de las enfermedades raras como un asunto de interés nacional en la Ley 1392 de 2010 fue uno de los primeros avances para garantizar el acceso a los tratamientos de estas afecciones. Así mismo, la ley estatutaria 1751 de 2015 reconoció a los pacientes con enfermedades raras como sujetos de especial protección, lo que debería garantizar un tratamiento oportuno. Colombia reconoce más de 2.000 enfermedades y con las normas se busca eliminar las barreras administrativas que pueden enfrentar los pacientes. Hoy en día los nuevos pacientes de enfermedades raras son cubiertos directamente por la Adres.
SEMANA: ¿Qué barreras hay aún por derribar?
A.CH.: Existen barreras de acceso y atención por no contar con mecanismos especiales de aseguramiento de pacientes con estas enfermedades. El sistema de salud actual está pensado para un país de hace casi 30 años, el avance en las tecnologías en salud y su impacto no estaba previsto en ese entonces. Colombia tiene aún un reto de modernización e implementación de mecanismos innovadores de aseguramiento, financiación y negociación que permitan la verdadera adopción de estas tecnologías.
SEMANA: ¿Cómo ve el panorama actual en términos de innovación, investigación, inversión en infraestructura e implementación de nuevas tecnologías para el tratamiento de enfermedades raras?
A.CH.: En el mundo cada día se generan nuevas líneas de investigación y desarrollo que derivan en el desarrollo de tecnologías para el tratamiento y diagnóstico de Enfermedades Raras. Enumerarlas sería imposible. Lo que sí podemos decir es que con mucho esfuerzo e inversión en investigación y desarrollo ahora podemos tratar lo que era intratable hace unos años y tambien podemos diagnosticar pacientes que antes morían sin una respuesta. A Colombia han llegado y están llegando estas nuevas tecnologías que han cambiado la vida de pacientes con Enfermedades Raras, genéticas y progresivas. La pregunta es qué está haciendo Colombia para garantizar que estas Tecnologías disponibles en otros países están tambien al alcance de todos los colombianos. Es una respuesta que no es exclusiva del gobierno, sino que tenemos que responder entre todos los actores del sistema.
A pesar de algunos esfuerzos académicos por parte de asociaciones médicas y especialistas en el país, la principal inversión en investigación y desarrollo se concentra en los países desarrollados debido a los incentivos existentes. Además, es una realidad que ningún país puede producir de manera exclusiva, todas las terapias que se necesitan para las más de 7 mil enfermedades raras existentes. En este punto la colaboración entre países en la investigación, el desarrollo y la comercialización de las terapias, se hace supremamente relevante.
Con este panorama, Colombia necesita mejorar los métodos para recibir, evaluar y financiar estas tecnologías -por ejemplo, escanear el horizonte para prepararse para una mejor evaluación y negociación de estas terapias, promover la concesión de registros acelerados por el INVIMA, implementar métodos específicos para evaluación de medicamentos huérfanos por el IETS y establecer alternativas de negociación centralizada con la industria innovadora-, por mencionar algunas.
SEMANA: ¿Qué iniciativas o buenas prácticas de otros países podrían implementarse en Colombia buscando mejorar la calidad de vida de los pacientes?
A.CH.: Para el abordaje de las enfermedades raras en el país se ha tenido como modelo principal de comparación las políticas europeas. Fortalecer el relacionamiento con agencias de evaluación de tecnologías en salud y ministerios de salud de otros países, así como el intercambio de investigadores, puede facilitar el estudio de buenas prácticas para su aplicación en el país. La Ley 1392 establece claramente la necesidad de implementar acuerdos de cooperación Internacional. De igual forma, estandarizar y mejorar los servicios de salud con enfoque diferencial y promover el ingreso de innovación a través de mecanismos de registro y evaluación específicos, son alternativas por explorar, así como generar los mecanismos y capacidades para negociar acuerdos inteligentes con la industria.
SEMANA: ¿Quiénes son diagnosticados con una enfermedad rara cuentan con aseguramiento?
A.CH.: Colombia da cobertura a los pacientes de Enfermedades Raras, pero el mecanismo de aseguramiento es insuficiente. Los recursos que se necesitan para cubrir a esta población sencillamente no están calculados ni incluidos en su totalidad en la UPC. En Colombia no hay un mecanismo diferenciado para asegurar estos pacientes. La ley 1392 de 2010 estipulaba la creación de un mecanismo diferencial que aún está pendiente.
¿Qué modelo de financiación debe implementar Colombia para garantizar un diagnóstico oportuno y tratamientos de calidad?
A.CH.: Existen diferentes alternativas para una financiación más eficiente de las enfermedades raras. Entre otras, se han intentado implementar la compra centralizada para que el Gobierno sea quien llegue a acuerdos con las empresas; los Acuerdos de Acceso Administrado; los modelos de transferencia de tecnología y el escaneo de horizonte son mecanismos que aún están por implementarse en Colombia.
SEMANA: Los medicamentos para tratar las enfermedades raras tienen un costo muy alto. ¿Cómo mejorar esa relación costo–beneficio?
A.CH.: La naturaleza de las enfermedades raras hace que los medicamentos huérfanos sean costosos, pues son tratamientos complejos con baja demanda. Hablar de Costo-Beneficio en cuanto a pacientes con este tipo de enfermedades, resulta inequitativo. Por esta razón debe acudirse a esquemas de amparo o protección para esta población basados en el principio de solidaridad, que den cobertura a las catástrofes individuales que son características de estas enfermedades y que amplíen la base financiera para la cobertura de los tratamientos y servicios que requiere esta población. Los mecanismos alternativos de aseguramiento y financiación son claves. Al mismo tiempo tambien es importante la eficiencia del Sistema de Salud y asegurar que los tratamientos lleguen a las pacientes indicados. Para esto existen diversos mecanismos implementados en otros países como por ejemplo los acuerdos de riesgo compartido, que garantizan que tanto el Gobierno como el proveedor tengan que velar por el cumplimiento de estándares de calidad.
SEMANA: ¿Qué otras alternativas podrían implementarse?
A.CH.: Se necesita financiación que permita cubrir aquellas cosas que la UPC no cubre para los pacientes de enfermedades raras, como los medicamentos de alto costo y las terapias innovadoras. Es decir, que cada colombiano pudiera aportar un porcentaje –ya sea a través de primas compulsorias, voluntarias o mecanismos de tributación– al sistema de aseguramiento para quienes padecen algún tipo de estas afecciones. Eso tiene que ir acompañado de sistemas de información muy estrictos que hagan seguimiento al proceso de atención de cada uno de los pacientes. En conclusión, sería más un mecanismo solidario de aseguramiento para catástrofes individuales de personas que están en una situación de vulnerabilidad y que no tienen cómo ser protegidas. Hay que reiterar que estos esquemas de aseguramiento deberían ser complementarios a los ya existentes, en este caso la cobertura que ya tienen estos pacientes a través de la UPC no debería modificarse.
SEMANA: ¿Cuál debe ser la hoja de ruta para garantizar la financiación de tratamientos integrales y aseguramiento de pacientes con enfermedades huérfanas?
A.CH.: Avanzar hacia la implementación de aseguramiento y cobertura real de la población y el desarrollo de modelos innovadores de financiación de medicamentos huérfanos es el paso que debería dar el Gobierno. Apoyarse en la evidencia existente y las buenas prácticas que se han obtenido de la cooperación público-privada para garantizar el acceso es fundamental. Así mismo, consolidar la implementación de los centros y redes de referencia y contrarreferencia y establecer rutas de atención llevará a que se obtengan diagnósticos más tempranos. Esto a su vez permitiría una reducción no solo en el daño que pueden causar estas enfermedades a los individuos y a la familia sino también a la sociedad, considerando el impacto que genera no atender una enfermedad rara a tiempo. Esto no solamente en términos de años de vida perdidos y discapacidades severas, sino tambien en cuanto a las pérdidas en la productividad del núcleo familiar y las trampas de pobreza en las que cae, lo que al final afecta la economía y el desarrollo social. Y estas no son cifras menores.