Más de 285.000 personas marcharon en unas 30 ciudades de Francia, según un recuento hecho por la AFP. En París, las marchas estuvieron marcadas por escaramuzas entre policías y manifestantes, que se saldaron con la detención de 71 personas.
"Pensiones por puntos, trabajo sin fin" rezaba una pancarta. "Esta reforma es simplemente imposible. Además de favorecer al sector privado, este gobierno no hace nada por la gente de a pie", denunció Sophie, una manifestante.
El detonante de este estallido de indignación popular es una nueva reforma del sistema de pensiones que prepara Macron, una promesa de campaña que tiene como objetivo eliminar los 42 regímenes especiales que existen actualmente y que otorgan privilegios a ciertas categorías profesionales. En su lugar se instaurará un sistema único, por puntos, en el que todos los trabajadores gozarán de los mismos derechos a la hora de recibir una pensión una vez que se jubilen. Para el gobierno, se trata de un sistema "más justo y simple". Pero los sindicatos temen en cambio que el nuevo sistema atrase la jubilación, actualmente de 62 años, y disminuya el nivel de las pensiones.
Macron, que se ha marcado el objetivo de presentar la reforma ante el parlamento a inicios de 2020, dijo el jueves estar "determinado" a llevar a bien su proyecto "escuchando y consultando". ‘¡No hay nadie que nos informe!‘ Mientras tanto, Francia funcionaba a medio gas. Alrededor del 90% de los trenes de larga distancia fueron anulados así como un 80% de los trenes de cercanía. Asimismo, la mayoría de líneas del metro de París estaban paralizadas. Para evitar el caos, muchos franceses optaron por trabajar desde sus casas. "Pedí trabajar hoy desde mi casa, pero espero que la huelga no dure demasiado porque no podré hacerlo de manera indefinida", contó a la AFP Diana Silavong, ejecutiva en una empresa farmacéutica.
Muchos caminaron desde muy temprano desde sus casas a sus lugares de trabajo. "¡Quería tomar una bicicleta pero creo que todos tuvieron la misma idea!", dijo entre risas Guillaume frente a una estación de bicicletas de libre servicio completamente vacía en París. "Tendré que ir a pie hasta la oficina", añadió resignado este treintañero.
El caos y la desinformación reinaban también entre los turistas, muchos de los cuales se vieron sorprendidos al ver cerradas las puertas del metro. "Ayer compramos billetes y hoy no hay nadie que nos informe", afirmaban Pedro Marques y Ana Sampaio, una pareja de portugueses que pretendían ir a visitar Montmartre. Torre Eiffel cerrada Tampoco pudieron visitar la Torre Eiffel, uno de los monumentos más populares de París, cerrada el jueves debido a que no había suficiente personal para "abrir en condiciones óptimas de seguridad y acogida al público". El Castillo de Versalles, en las afueras de París, aconsejó por su parte a los turistas "posponer" las visitas el jueves y viernes.
También era casi misión imposible llegar al aeropuerto Charles de Gaulle, al noreste de París, debido a que la línea de tren que conecta París con los terminales funcionaba parcialmente y únicamente en las horas pico. "¡No hay forma de llegar, vamos a tener que coger un taxi!", afirmó irritado David, un turista madrileño que cruzaba los dedos para que su vuelo no hubiese sido anulado.
En efecto, el paro de una parte de los controladores aéreos obligó a la compañía nacional Air France a anular 30% de sus vuelos domésticos y 15% de sus vuelos europeos. La totalidad de los vuelos de larga distancia serán mantenidos. Las mismas previsiones están vigentes en el tráfico aéreo y ferroviario el viernes. ‘¿Qué pasará el lunes?‘ Una gran parte de las escuelas y colegios del país tampoco abrieron sus puertas debido a que 51% de los profesores de primaria y 42% se declararon en huelga. Siete de las ocho refinerías francesas estaban también paradas. Algo "inédito", según el secretario federal del sector del petróleo de la CGT, Emmanuel Lépine Varios grandes diarios, como el matutino Le Monde, no saldrán mañana en versión papel debido a la huelga. Policías, recolectores de basura, abogados, jubilados, transportistas y los "chalecos amarillos", el potente movimiento social de protesta surgido en noviembre de 2018 en Francia, se sumaron también al paro.Los sindicatos amenazan con prolongar la huelga de forma indefinida. Los transportes públicos parisinos anunciaron ya que prolongarán el movimiento al menos hasta el lunes.
El temor del gobierno es que el país quede bloqueado durante varias semanas, como ocurrió en 1995, cuando la ciudadanía torció el brazo del ejecutivo, que quería ya en ese entonces reformar el sistema de pensiones. "Para hoy y mañana la gente tomó precauciones, ¿pero qué pasará el lunes?", comenta preocupado un agente ferroviario en la estación parisina Saint Lazare. *Con información de AFP.