Los ftalatos hacen parte de las sustancias químicas que más se utilizan en el mundo. Están presentes en prácticamente todos los productos de uso diario: empaques de comida, recipientes plásticos, juguetes, perfumes, maquillajes, detergentes, pegantes, esmaltes, champú, geles, jabones, lociones, ropas, tejidos, cortinas de baño, pinturas, barnices, cera, tintes de impresión, ambientadores, entre muchos otros. Incluso puede encontrarse en el pavimento. Su composición química permite que la fragancia en las lociones dure más al penetrar con mayor intensidad la piel y le proporcionar suavidad. En el caso de los juguetes le otorga más flexibilidad y durabilidad al plástico que los compone. En pocas palabras, la exposición del organismo a los ftalatos es excesivamente constante e inevitable. Por lo que las secuelas que tiene en el cuerpo humano no se han hecho esperar. La investigación de la Universidad de Columbia determinó que los hijos de mujeres expuestas a altas concentraciones de ftalatos durante el embarazo presentaron un coeficiente intelectual menor. El estudio realizó pruebas en 328 madres midiendo los niveles de cuatro tipo de ftalatos en la orina durante la etapa de gestación. A los niños se les practicó la prueba de coeficiente intelectual cuando cumplieron los siete años. En consecuencia, los bebés que en el útero estuvieron expuestos a altas cantidades de ftalatos presentaron entre seis y ocho puntos menos de coeficiente intelectual que los niños con una presencia menor. “Honestamente, nos sorprendimos que la reducción fuera tan alta”, explicó uno de los investigadores de este estudio, a la revista Time. Y agregó que también encontraron una relación entre la concentración de ftalatos y el razonamiento perceptivo, la memoria y el tiempo que los pequeños se demoraron en procesar y asimilar la información. Este estudio es el primero que reporta una asociación entre la exposición prenatal a los ftalatos y el desarrollo mental y motor de niños en etapa escolar. Precisamente, el embarazo es la etapa más sensible que tiene el desarrollo cerebral. Sin embargo, la investigación no indagó en la manera específica cómo estos compuestos químicos afectan el coeficiente intelectual. Los autores creen que los ftalatos pueden alterar la hormona de tiroides de la madre, la cual está relacionada con el desarrollo cerebral del niño en gestación. En octubre pasado, un segundo estudio de la misma universidad encontró que existía un vínculo entre la alta exposición de mujeres embarazadas a ftalatos y el hecho de que sus hijos sufrieran de asma. Según la investigación, los niños de aquellas que presentaron mayor concentración de estos químicos en su orina durante el embarazo, tenían entre un 72 por ciento y 78 por ciento de riesgo de presentar asma. La investigación sobre el peligro que pueden tener los ftalatos para los seres humanos es incipiente. Si bien es casi imposible evitar entrar en contacto con estos compuestos químicos, se recomienda no calentar la comida en recipientes plásticos, más aún si es en el microondas, no usar productos con fragancias artificiales (como los ambientadores) y almacenar los alimentos en utensilios de vidrio y no plásticos. En caso de necesitar usarlos, fijarse que en la parte inferior del objeto no tengan el número 3, 6 o 7 (son los que más ftaletos contienen). Para más información sobre los ftaletos puede consultar este artículo o leer directamente las investigaciones sobre el coeficiente intelectual y el riesgo de sufrir de asma. Si quiere leer otros artículos sobre salud y educación siga nuestro perfil en Twitter: @SemanaEd.