Rex estaba en una veterinaria, prácticamente abandonado. No era tan bonito como los demás, pero su pelito desordenado —con algunas partes calvas—, y su cuerpo delgado, mirada tierna y maullido de auxilio, nos cautivaron y decidimos adoptarlo. Él estaba enfermo y después de varios exámenes nos dimos cuenta de que tenía tiña felina. Como ya teníamos otro gato en casa (Tofito), era probable que el hongo se le contagiara; sin embargo, decidimos darle todos los cuidados necesarios a Rex para que se curara. Fueron muchos meses de tratamiento no solo para Rex sino también para Tofi, quien también empezó a sufrir con el hongo. Así pasó el tiempo y, pronto, ambos se curaron. Hoy, Rex es un gato hermoso, Tofi aprendió a compartir y lo cuida como a un hermanito. ¡Son inseparables y hacen mi vida más feliz!
Ter invitamos a conocer la historia de Andrea Fernanda Castro y Verón.