El pasado 9 de noviembre se empezó a comercializar Will, el libro autobiográfico de Will Smith que cuenta la verdadera historia de vida del actor que en 2020 registró ganancias por más de 44 millones de dólares, según un listado de los famosos más cotizados de Hollywood.

En su obra escrita, el famoso de 53 años revela todas las infidencias que lo han llevado a ser quien es hoy en día. Sin importar qué tan vergonzosas o dolorosas son sus revelaciones, Smith aceptó que este libro es una forma de sincerarse con su público y consigo mismo.

Entre las anécdotas que más han sorprendido a los lectores se encuentran aquellas que tienen relación directa con la vida sexual del protagonista de Soy leyenda, especialmente las que tuvo durante su época de juventud.

Según reveló Smith, el desamor fue clave en el desorden sexual que vivió en una etapa de su vida. Romper con su primera novia, Melanie Parker, dejó en él una herida que intentó sanar por medio del sexo. Las relaciones íntimas se convirtieron en la ‘medicina’ para intentar saciar un sentimiento que iba más allá del cuerpo: su alma.

Sin embargo, aunque la necesidad que tenía el actor era anímica y sentimental, las consecuencias de sus encuentros sexuales desenfrenados fueron causando problemas médicos en su cuerpo y psiquis, llegando incluso a sentir repudio por él y por el acto en sí mismo.

“Tuve relaciones sexuales con tantas mujeres, y fue tan constitucionalmente desagradable hasta el fondo de mi ser, que desarrollé una reacción psicosomática al tener un orgasmo”, explicó Smith, según reseña el diario británico The Mirror.

De acuerdo con sus memorias, estar con una mujer se había convertido en un aliciente que provocaba placer solo por unos cuantos segundos, para transformarse en una pesadilla llena de ilusiones y heridas que, en el caso de lo primero, no se cumplían, mientras que en lo segundo, nunca lograban sanar.

“Literalmente el sexo me provocaba arcadas y, a veces, incluso llegaba a vomitar. En todos los casos, sin embargo, le pedía a Dios que la bella desconocida fuera la ‘indicada’ que me amaría y haría desaparecer este dolor (…), pero invariablemente, allí estaba yo, con arcadas y miserable. Y la mirada en los ojos de la mujer con que estuviera profundizaba aún más mi agonía”, añadió.

Asimismo, explicó que su pasado fue protagonista en algunas de las discusiones trascendentales que tuvo al inicio de la relación con su esposa Jada Pinkett. De hecho, en el libro menciona que en alguna ocasión llegaron a discutir sobre lo que era para cada uno la pareja ideal, dándose cuenta de que ambos tenían pensamientos diametralmente opuestos sobre este tema.

Niñez difícil

Las desgracias de Will Smith no iniciaron en su adolescencia o juventud, sino que su infancia fue una de las etapas más difíciles de su vida. La violencia intrafamiliar constante que se podía presenciar en su hogar llevó a que el actor se llenara de argumentos para algún día intentar vengarse de su padre, Carol Smith Senior, un hombre alcohólico que maltrataba física y psicológicamente de su esposa, Caroline Bright.

“Cuando tenía nueve años, vi a mi papá darle un puñetazo a mi madre en el costado de la cabeza; tan fuerte que ella colapsó. La vi escupir sangre. Ese momento, en aquel cuarto, probablemente más que cualquier otro momento en mi vida, definió quien soy”, confesó.

Este recuerdo lo atormentó años después: un día en el que ayudaba a Carol Smith a subir las escaleras de su casa, mientras lo cuidaba debido al cáncer que lo aquejó hasta el fin de sus días, Will experimentó un sentimiento de odio y rencor que, en caso de no haberlo controlado, lo hubiera llevado a cometer un homicidio.

“Podría empujarlo hacia abajo y salirme con la mía fácilmente (…). A medida que las décadas de dolor, ira y resentimiento desaparecieron, negué con la cabeza y procedí a llevar a Daddio (como le decía a su papá) al baño”, recordó Smith.

Sin embargo, hasta el último día de su vida, el actor fue la única compañía de Daddio, quien falleció en 2016.