“Puede empezar con una palabra ofensiva, un insulto, pero tú no te das cuenta. Porque aparte de esos momentos, en los que muestra el demonio que lleva por dentro, el resto del tiempo es amoroso, te hace sentir que eres afortunada de estar con él. Tú te lo crees. Y, poco a poco, uno se comienza a sentir responsable por el estado de ánimo de él. Y decides que la mejor estrategia es comenzar a calcular cada movimiento para no alterarlo. Y sus agresiones se convierten en un puño por la espalda porque te alejas de una discusión que no quieres tener. O de una patada en tu muslo cuando te le atraviesas por el televisor o de una fractura contra una pared que te fractura el tabique porque olvidaste pagar una cuenta…”.
Este diálogo, entre los personajes de Camila y su sobrina Florencia, hace parte de una de las escenas más conmovedoras de Ana de Nadie, la telenovela que desde marzo pasado se convirtió en la reina del rating de las noches en Colombia.
Y gran parte de ese éxito ha sido precisamente porque retrata diferentes situaciones a las que se enfrentan las mujeres en la actualidad. Uno de ellos: la violencia de género, que cada año deja en Colombia decenas de víctimas.
El actor Patrick Delmas se unió en las últimas semanas al elenco de la exitosa producción con un personaje polémico: Roberto, un hombre maltratador, esposo de Camila, la hermana de Ana, la protagonista.
Una interpretación que, reconoce, ha sido una de las más retadoras de su carrera como actor. De ese personaje, que ha generado toda una ola de reacciones en redes sociales, el actor conversó con SEMANA.
SEMANA: Para muchos usted seguirá siendo eternamente el galán que muchos hubieran querido al lado de Betty, la Fea. Pocas veces lo hemos visto de villano, y ahora llega con un personaje bastante cuestionable en tiempos del ‘me too’.
Patrick Delmas: Un actor es alguien que está al servicio de una historia. Y lo que importa es que esta esté bien contada y esta vez me tocó el papel del villano. Y quería ser el mejor villano para que la historia tenga el mayor impacto y justamente muchas mujeres que están en esta situación puedan actuar en este tipo de situaciones. Cuando acepté el personaje no tenía tan claro el alcance, pero poco a poco se fue desvelando de qué se trataba y entendí que vamos a contar una historia que es muy impactante en este momento, porque es un tema que genera mucha sensibilidad. Creo que no es casualidad que me hayan escogido para este papel. Porque uno nunca se esperaría eso de alguien que se ve como un tipo del estilo de los personajes que yo he hecho en televisión. Sé que mucha gente aún me ve como el Michel de Betty, la fea. Eso también nos ayuda a entender que no hay que fiarse en las apariencias y que hay que escuchar a las víctimas.
SEMANA: ¿Qué tan cercano ha sido este tema del abuso y la violencia de género para Patrick Delmas?
P.D: Es un tema que conozco bien. Y de hecho no aquí en Colombia, en Francia, hace años. He conocido mujeres sufriendo de esto, bloqueadas en una situación que está muy bien reflejada en la novela. Se trata de personas que, de alguna manera, se dejaron llevar sin darse cuenta y no saben cómo salir de esa violencia. Con hijos incluso y se sienten bloqueadas y hasta se culpabilizan. Porque el arte de los abusadores es la manipulación. Me parecía interesante estar en este proyecto porque creo que el valor más grande de este trabajo es el de incitar a las personas víctimas de abuso de todo tipo a reaccionar y denunciar lo más pronto posible.
SEMANA: ¿Y ha conocido también a hombres como Roberto?
P.D: Los hombres como Roberto, se sienten inmunes. Sienten que pueden seguir con sus actos y no les va a pasar nada. Porque parte de su personalidad es su encanto. Y lo que pasa con muchos abusadores es que no les pusieron el freno a tiempo. Y no digo que sea fácil, no se trata de responsabilizar a las víctimas, porque son situaciones complicadas de manejar. Tampoco es fácil reaccionar a tiempo. El gran valor de esta producción es que les muestra a las mujeres que tarde o temprano hay que reaccionar. Decir desde el comienzo: esta palabra no la acepto. Este gesto, menos. O que te digan si te pegué es culpa tuya, tú lo provocaste. O lo hago porque te amo demasiado, aunque sea una desviación absoluta del amor. Al más mínimo gesto de violencia, toca ir a las autoridades. Exponer al abusador. Y la sociedad tiene que ayudar. Las víctimas deben ser protegidas y sentirse seguras de denunciar. Ana de Nadie, es lo que me parece más valioso, está propiciando un diálogo en la sociedad sobre este tema.
SEMANA: Uno de los grandes aciertos es que Roberto sea de clase alta...
P.D: Es cierto. Yo hice una serie que se llamó El laberinto de Alicia y un personaje de un policía que mostraba los abusos hacia los niños. Y evidenciaba que se trataba de un problema que toca todas las capas de la sociedad. Y en el tema de violencia de género sucede lo mismo. Los casos que conocí en Francia fueron en la clase social alta y de eso no se hablaba. Se tapaba. Y hasta cierta época se creía que no era violación si ocurría dentro de un matrimonio. Eso me parecía una locura. Y no había leyes para proteger a las mujeres de sus propias parejas.
SEMANA: Ana de Nadie refleja también el empoderamiento femenino y se sale del rol de la protagonista sumisa que debe soportarlo todo por amor... ¿Le gusta ese cambio en la narrativa de las novelas?
P.D: Lo primero que me parece espectacular es tener de protagonista a una mujer de 50 años. Rompe con el cliché y la apología de la juventud. De que las mujeres no pueden envejecer y de que envejecer es casi sinónimo de estar enfermo. Y toda esa narrativa que se sale de muchas de las series y novelas de antes. Y que funcione con el público demuestra que la gente esperaba eso, lo ha vuelto un tema de conversación, la gente habla de los temas que se tocan ahí, que es el gran valor de esta producción.
SEMANA: ¿Teme la reacción de la gente en la calle como le ha pasado ya a Jorge Enrique Abello, en su papel de Horacio de Valenzuela?
P.D: Un poquito, sé que va a pasar. Hay gente que no hace la diferencia entre el actor y el personaje. Pero, yo estoy al servicio de una historia. Jorge Enrique un día me contó lo que ha vivido con su personaje. Y yo le dije: ‘Espera a que salgan mis escenas y tus problemas van a desaparecer’. Una vecina del barrio me dijo: ‘Estoy empezando a odiarlo’. Y yo le dije: ‘No se imagina lo que viene’.
SEMANA: Qué le diría Patrick a las miles y miles de Camilas que están en esa situación...
P.D: Sal de ahí, busca refugio. Busca alguien que te ame, te valore, que te escuche. Y busca los modos legales para hacer público lo que te está pasando y salir de esta situación.