“El más uribista de todos los uribistas”. Así lo decían varios de los que fueron sus compañeros de gabinete y así lo demostraban 10 de las 12 fotos que adornaban su despacho en el Ministerio de Agricultura. Andrés Felipe Arias (Medellín, 4 de mayo de 1973), se hizo figura pública a la sombra de Uribe. Se conocieron en el año 2000 en el Club Campestre de la capital antioqueña, y a partir de entonces, y durante más de un año, mantuvieron contacto vía correo electrónico en los que Arias le mandaba documentos de interés. En el 2002, cuando Uribe aganó la presidencia, Arias, quien había sido uno de los alumnos más destacados de la facultad de Economía en la Universidad de Los Andes fue nombrado viceministro de Hacienda y allí, pese a no tener perfil protagónico, empezó a destacarse por su carácter y temperamento. A tal punto que tuvo varios choques con el entonces ministro Alberto Carrasquilla, circunstancia que obligó a Uribe a relevar a Arias y mandarlo al viceministerio de Agricultura.  En el 2006, Uribe le encomendó en propiedad esta cartera, el cual se convertiría en su catapulta política, pero también en la causa de su caída.  Era el inicio de una carrera política vertiginosa. Ser el ministro de Agricultura le supuso a Arias un gran reconocimiento entre un sector ideológico de la sociedad colombiana, ese mismo que defiende la mano dura frente a la guerrilla y la conservación del orden público. Por eso, cuando la segunda reelección se cayó en la Corte Constitucional, en el año 2010, Arias pareció ungido como el verdadero sucesor de Uribe. La referencia de ‘Uribito’, que todo el país hacía de Arias, no era gratuita. Incluso, en una célebre entrevista en Teleantioquia, el entonces presidente Uribe afirmó: “Andres Felipe Arias es mi copia mejorada”. Con ese testimonio aspiró a ser presidente de la República. Disputó la consulta de su partido, el Conservador, pero en un auténtico y controvertido ‘voto finish’ perdió la opción de ser el candidato. Noemí Sanín, con un reducido margen, lo derrotó en las urnas. La derrota no fue fácil de asimilar y por eso decidió dejar en libertad a quienes lo habían acompañado en su campaña. No apoyó abiertamente a Noemí. Tras los resultados de la primera vuelta presidencial, el 30 de mayo del 2010, y subrayando el fracaso del Partido Conservador, fue el primero en ponerse la camiseta de Juan Manuel Santos, incluso antes de que su partido adhiriera a ese proyecto. Pese a su derrota, Arias, en ese entonces con 37 años, emergía como la figura renovadora  del Partido Conservador y la más fuerte carta de esa colectividad para regresar al poder (cerca de 1,1 millones de votos en su primera incursión electoral así lo avalaban). Pero días después de la campaña, por las irregularidades descubiertas en el programa de subsidios agropecuarios Agro Ingreso Seguro (AIS), la lupa de la justicia se tendía sobre él. El presidente Santos, en agradecimiento, le ofreció la embajada en el Vaticano, pero por las investigaciones abiertas en la Procuraduría el mandatario dio un reversazo en el nombramiento. Incluso, las primeras decisiones del gobierno Santos, especialmente el restablecimiento de las relaciones con Venezuela y su presidente Hugo Chávez, a quien Santos denominó “mi nuevo mejor amigo”, llevaron a Arias a cambiar de orilla. Los registros dan cuenta de que antes de que el expresidente Uribe se declarara en oposición, Arias ya lo había hecho. Porque al interior del Partido Conservador, Arias lideró la corriente que cuestionaba los retrocesos del gobierno Santos en materia de seguridad. Una corriente que crecía y era respetada en la colectividad. Sin embargo, la apertura de cargos en la Procuraduría y el anuncio de imputación de delitos por parte de la Fiscalía obligaron a Arias a desaparecer de la política. Arias se alejó de los micrófonos a la espera de las decisiones disciplinarias y penales que se pudieran presentar. Su antiguo jefe el expresidente Álvaro Uribe no ocultaba su temor por lo que le pudiera pasar a uno de sus principales alfiles. En mayo del 2011, un periodista le preguntó: “¿Usted teme que manden a la cárcel a Andrés Felipe Arias como a los otros exfuncionarios del ministerio por Agro Ingreso Seguro?”. “Es posible”, respondió el expresidente. Los temores del uribismo se hicieron realidad. Y por eso, la fulgurante carrera política que parecía descollar de forma imparable, prácticamente llegó a su fin. Primero, el 19 de julio del 2011, la Procuraduría lo inhabilitó por 16 años para ejercer cargos públicos, lo que en las cuentas del exministro era igual a cuatro periodos presidenciales. El Partido Conservador, según Arias, le dio la espalda. Le abrió una investigación disciplinaria a lo que éste respondió con su renuncia a la colectividad. Y este jueves 7 de julio de 2014 Arias cayó a la sima. La Corte Suprema de Justicia lo responsabilizó de dos delitos en el caso del programa AIS. Lo halló culpable de los cargos de celebración de contrato sin cumplimiento de requisitos legales y peculado por apropiación a favor de tercero. En quince días el alto tribunal pronunciará la condena, que está entre siete y 33 años de prisión.