Andrés López tiene una amplia carrera, hablando de los medios de comunicación. Ha estado en la televisión y la radio, además de ser premiado en diversas ocasiones por su manera de hacer periodismo.
En la actualidad hace parte de Buen día, Colombia, magacín que se emite todas las mañanas por RCN. Allí, hace reír a los televidentes con sus ocurrencias, pero al mismo tiempo, los sorprende con sus conocimientos sobre cultura.
Formar parte de esta producción fue un cambio radical para Andrés y no solamente hablando de su carrera profesional, sino también, de su salud y apariencia física.
Justamente, hace un tiempo, en una conversación con la revista Vea, se refirió a este tema. Todo comenzó cuando hizo el casting para el programa y después fue seleccionado.
En ese momento, la directora del programa, Lorena Lagos, le comentó que su registro no era el mejor debido a sus kilitos de más.
“Me dijo, ‘mire cómo se está viendo´, me mandó una foto y pues me veía bien redondo, no con un sobrepeso mórbido, pero si me veía redondo y entonces me dijo: ´mire, le voy a ser muy sincera: siento que si usted baja de peso, se vería mucho mejor´. Y eso me quedó haciendo ruido, quedó dándome vueltas en la cabeza y esa fue una de las razones fundamentales que influyó”.
A partir de ese momento, el presentador decidió ponerse en forma y en tan solo cuatro meses pasó de 98 a 75 kilos. Andrés no necesitó cirugías ni procedimientos invasivos, solamente cambiar su mentalidad y transformar sus hábitos de vida.
“Logré bajar de peso cerrando la boca, comiendo porciones indicadas, comiendo por la noche de manera sana y con la ayuda de la doctora Alexandra Rada. Ya a esta edad para mí es mucho más complicado meterme a un gimnasio ocho horas. No me queda el tiempo, por ejemplo, de ir a entrenar todos los días, entonces me ayudé con el método 360 de la doctora”.
Cabe mencionar que Andrés ya había sufrido por el sobrepeso en el pasado. Y es que hubo un momento en que llegó a pesar 114 kilos, aunque después bajó hasta los 80. No obstante, en ese momento no fue tan juicioso y volvió a subir.
Precisamente, en aquella conversación con la revista quiso hacer mucho énfasis en que el cambio debe comenzar por la mente. Y es que si esto no ocurre, es probable que se vuelva al peso de antes.
“Lo más difícil fue adquirir algunas rutinas. Por ejemplo, tomar agua. A mí no me gustaba tomar agua, yo creo que a nadie le gusta hacerlo todo el tiempo, pero parte de las recomendaciones de la doctora fueron justamente eso, tome agua, durante todo el día”.
Además de eso, el presentador se puso muy juicioso con su alimentación y fue consciente de lo que debía consumir en pocas cantidades.
“Yo dejé de comer de manera desaforada en las noches, que era el momento en que comía más. Me podía sentar y comerme un pollo, jejeje. Quité las harinas, las frutas, los dulces. Me di cuenta de que puedo vivir sin cerveza, sin papas, sin arroz”.