Hoy se estrenaron los tres primeros capítulos de Harry & Meghan, el documental donde los Sussex se destaparon sin ningún tipo de contemplación sobre lo que han sufrido desde que iniciaron su relación, hasta ahora que viven independientes de la familia real británica en los Estados Unidos.
Entre muchos temas de acoso por parte de los medios de comunicación y las situaciones incómodas con miembros sénior de los Windsor, como el príncipe William y su esposa Kate Middleton, el tema de racismos es uno de los más concurridos y polémicos de esta telerrealidad, que desde ya se está posicionando como una de las más vistas en la plataforma de televisión vía streaming.
Meghan, específicamente en el segundo capítulo, se ha referido a cómo se ha dado cuenta que sus raíces eran tan trascendentales en su relación con el príncipe, pues antes de que ella flechara su corazón con el de Harry, nunca se había percatado con tanta vehemencia que pertenece a una “minoría” y esto tiene consecuencias.
“Ahora la gente es muy consciente de mi raza porque la convirtieron en un problema gigante en el Reino Unido… La mayoría de la gente no me trataba como a una mujer negra”, dice la duquesa de Sussex mientras va en un carro en uno de los segmentos más emotivos del documental.
En otros apartados del documental también se mencionan dos casos específicos en los que se cometió un racismo latente y directo contra Markle; una vez estaba dentro del círculo más interno de los Windsor y ya era una miembro activa de la familia real, cumpliendo compromisos específicos ordenados por la fallecida Isabel II y su equipo monárquico.
El primero fue el broche con una cabeza de negro que portó la esposa de un primo de Isabel II en la primera cena de Navidad con la actriz en 2017. El segundo, y que ya fue mencionado en la entrevista de los Sussex con Oprah Winfrey en 2021, fue la inquietud de uno de los integrantes de la familia real por el color de piel que iba a tener el primogénito de los Sussex, sin revelar el nombre del implicado, asunto que rebosó la copa de paciencia de Harry, quien fue el que empezó los trámites para retirarse del círculo íntimo de su familia, al que tuvo que volver en septiembre a causa de la muerte de Isabel II, quien se conoce habría sufrido en silencio de un cáncer que la acompañó hasta sus últimos días.
Entre tanto, en estas tres primeras horas de documental también se puede ver cómo Meghan va entrando paulatinamente a la familia real, siendo la princesa Eugenia y Jack Brooksbank los primeros miembros en conocerla, quienes junto con la famosísima Sarah Ferguson, exesposa del príncipe Andrés, ayudaron a Meghan a lograr una reverencia perfecta para su primer encuentro con la fallecida reina Isabel II en Royal Lodge, en Windsor, algo que para Markle era como devolverse a la época medieval.
Luego se menciona el primer encuentro de Meghan con el príncipe William y su esposa Kate Middleton, quienes no habrían sido tan amables como los primos de Harry y le habrían enseñado una lección de oro a la exactriz: “la formalidad en el exterior se reflejaba en el interior”, todo porque Markle se abalanzó a abrazarlos desde el momento uno, sin recibir muestras de afecto a cambio.
La peor parte en estos tres capítulos se la lleva el engranaje del palacio de Buckingham con el supuesto acuerdo tácito que tienen con la prensa británica para “explotar” a la familia real, tal como lo menciona el propio príncipe.
“La jauría de corresponsales reales es esencialmente una rama extendida de las relaciones públicas de la familia real, un acuerdo que ha existido durante más de 30 años”, afirma el príncipe, quien aún condena a los paparazis y la sed de primicias de los medios sensacionalistas británicos por la muerte de su mamá, la princesa Diana, el pasado 31 de agosto de 1997, hecho que será una de las polémicas que enfrentará la sexta y última temporada de la serie The Crown.