“Y aunque pase mucho tiempo, juraremos no estar viejos, para amarnos otra vez”. Con esta frase de la canción más popular de la banda, se cerraba, el 25 de julio de 1998, con un concierto que bautizaron ‘Buenas gracias, muchas noches‘, una carrera relativamente corta que, sin embargo, sirvió para que un grupo de estudiantes de colegio se convirtieran en la voz oficial de toda una generación. La misma gente que hace unas pocas semanas asistió al Festival Cassette, para escucharlos de nuevo y sentir, durante unos minutos, que el tiempo no pasó.

?“Hacer nuestra música, crear nuevos arreglos, recordar, ensayar y planear todo el concierto muchos años después, con otra cabeza y otras ideas es muy reconfortante. Lo importante es volvernos a ver y sentir que la amistad sigue ahí, intacta”, cuenta Andrés Cepeda, el cantante.

Tras la separación de Poligamia, Cepeda y Camelo trabajaron juntos en varios proyectos, incluyendo el primer disco de Marbelle. El teclista de la banda, Juan Gabriel Turbay, completa la idea y dice que es porque los une un sentimiento muy fuerte. “No solo de aprecio, sino de admiración por el talento de los otros. Esto es lo que somos, nos formamos juntos, aprendimos música juntos y, por más que hayamos tomado caminos diferentes, compartimos la misma raíz”.? El guitarrista Gustavo Gordillo recuerda cuando se separaron hace más de veinte años. “Al otro día del concierto de despedida, me sentía roto y adolorido. Más deprimido no podía estar”.

La historia había comenzado una década atrás, cuando él se reencontró con Andrés Cepeda en el Colegio Emilio Valenzuela. Se conocían desde los seis años, en el San Carlos, pero, por diferentes razones, todos fueron expulsados. “A los seis meses entró Juan Gabriel Turbay y decidimos hacer una banda”. El baterista y el guitarrista originales renunciaron (uno porque, de puro genio, terminó en una multinacional; y el otro se fue a otra banda). Así llegaron César López y Fredy Camelo, que tenían en común haber formado parte de Los Amantes de Lucía, una agrupación creada por López con su hermano Jaime, y otro amigo de la infancia. “Tenía 17 años y ya era músico de sesión, me llamaron porque necesitaban un guitarrista –recuerda Camelo–. Yo traje un baterista, Virgilio Guevara, que estuvo un tiempo tocando con nosotros, y después ingresó César, porque su grupo se desintegró”.?

César López, el famoso creador de la Escopetarra, es en la actualidad un símbolo del arte con conciencia social. “César me parecía buenísimo –completa Gordillo–. Lo conocimos en el Encuentro Musical de los noventa. Era un chino de 14 años que hacía un solo de batería buenísimo con los ojos vendados”. Diez años y tres discos después, todos les dirían adiós a sus seguidores.? Los dos primeros álbumes, compuestos por baladas y pop comercial, fueron un éxito. Dejaron en la mente de los jóvenes de la época canciones como “Beverly Hills”, “Te regalo una canción”, “Desvanecer”, “Confusión”, “Fue solo amor” y “Mi generación”; pero el tercer disco, lanzado en 1996, no tuvo la misma repercusión.

“Queríamos reflejar lo que sentíamos en ese momento, con letras rebeldes y música más potente. No éramos los mismos ‘pelaos‘ de colegio y lo hicimos con mucho corazón y libertad, pero el resultado no fue el esperado”. ?El álbum se llamó Promotal 500 mg, el primer sencillo nunca sonó en radio, y el grupo, acostumbrado al respaldo de los medios y el público, comenzó a cuestionarse su futuro... Finalmente, se disolvió. “No tuvo nada que ver con nuestra relación como amigos –explica Fredy Camelo–. Nos reunimos en la casa de César y decidimos que no tenía mucho sentido seguir si no íbamos a recibir la misma acogida. Tampoco queríamos hacer la música de antes, así que nos dimos un abrazo y dijimos, ya no más”.? Cada uno tomó su camino. Camelo, que había llegado con una incipiente pero sólida carrera como músico, fue el menos afectado. “Ya tocaba con otros artistas, grababa en estudio y eso me ?estaba dejando dinero”. Turbay también había comenzado la preparación de su primer álbum como solista.?

Gustavo Gordillo es el único de los cinco cuya actividad principal no es la música. Por el contrario, Andrés Cepeda quedó “muy despistado”. “No tenía expectativas de seguir siendo cantante ni volver a pisar un escenario. Había cerrado el capítulo de ser cantante y un artista reconocido, pensaba que hasta ahí había llegado”.? Tras cantar en una fiesta privada frente a su ídolo Charly García, vivió una de sus mayores decepciones. García, a los gritos, le dijo que no servía para eso.

El bogotano entonces se fue a Estados Unidos a estudiar Ingeniería de Sonido. “Cuando regresó, comenzamos a trabajar juntos en el proyecto de Marbelle, él era el ingeniero de monitores”, recuerda Fredy, quien, junto con Luis Miguel Olivar, fue el productor del primer disco de la reina de la tecnocarrilera. ?Gustavo, tras el “guayabo” por el final del grupo, se reencontró con el arte. “El cine era la carrera que reunía todas las cosas que me gustaban”, y López retomó las inquietudes sociales que ya había dejado ver durante la última etapa de Poligamia: pocos años después, creó el “Batallón artístico de reacción inmediata”, para llenar de música los lugares donde la violencia hiciera presencia.

Juan Gabriel Turbay fue el primero en emprender una carrera como solista; hoy es un exitoso creador de bandas sonoras para productos audiovisuales. ?En el fondo sabían que la separación era definitiva pero no permanente. “Los reencuentros indican que Poligamia nunca se acabó, sino que maneja una temporalidad diferente”, reflexiona Gordillo.  Cuatro años después de su “disolución” se volvieron a encontrar en un homenaje al mítico Concierto de Conciertos, y desde entonces se han reunido de vez en cuando, incluyendo un concierto doble de regreso en 2015 en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, el cual grabaron en video.? Hoy todos tienen una exitosa carrera. Cepeda, casado con la periodista Elisa Restrepo, es uno de los solistas más reconocidos del país; López, esposo de la bailarina Catalina Valencia, es un símbolo del compromiso social del arte; Camelo vive en Miami con su esposa, Colleen Finnegan, y es un exitoso productor; Turbay, esposo de Melibea Garavito, se dedicó a la producción y la música para televisión, y Gordillo, quien tiene dos hijas con la periodista Ana María Aponte, es un destacado realizador audiovisual.

?Sin embargo, nunca han dejado de disfrutar de sus reencuentros. “Siempre hemos tenido la idea de hacer música juntos y cada vez disfrutamos reunirnos, tocar y sentir el cariño de la gente; pero también tenemos una responsabilidad, no vivir solo de la nostalgia”, sostiene Juan Gabriel Turbay. ?El lanzamiento, en los próximos meses, de esa grabación realizada en 2015 podría ser el primer paso del verdadero regreso de Poligamia. “Llevamos 20 años hablando de hacer algo nuevo”, cuenta Gustavo Gordillo. “Ya tenemos varios bocetos de lo que podría ser un material nuevo”, confirma Camelo. La posibilidad sigue dando vueltas. Ha pasado el tiempo, pero, parafraseando su canción, nunca estarán viejos para cantar juntos otra vez. * Este artículo hace parte de la última edición de la revista Jet Set. Puede leer otros aquí.