El último concierto de Darío Gómez antes de su muerte, este martes 26 de julio, no fue en un gran escenario o una plaza rimbombante. La presentación con la que cerraría su carrera, sin saberlo, tuvo lugar en un pequeño y humilde municipio de Nariño, al que le costó mucho trabajo llegar.

Catalina Gómez, hija del cantante antioqueño que lo acompañó por varios años y también le manejaba las redes sociales, le contó a SEMANA que su presentación final fue en el municipio de Santacruz el pasado 10 de julio.

Junto a los músicos y el resto del equipo del cantante, hicieron un largo viaje por carretera desde Armenia hasta esa localidad de Nariño, ubicada a unas tres horas de Pasto.

“La vía para subir a Santacruz es destapada, todo fue muy cómico porque me decía: ‘hija, mira aquí solo hay seis cuadras, ¿a quién le voy a cantar?’, luego empezamos a ver carros parqueados a lado y lado de esa carretera destapada y entonces me dijo: ‘uy, pero mira todos estos carros’, entonces le respondí que había venido gente de muchos lugares a verlo”, relató.

Al llegar a Santacruz, los hicieron entrar al edificio de la Alcaldía municipal. Estando allí, aprovechó para tomarse fotos con sus fanáticos y, de hecho, extendió el tiempo que había programado para compartir con ellos. “Él estaba acostumbrado a tomarse fotos con su público durante 15 minutos, pero allá estuvo como media hora antes en esa labor antes del concierto”, expuso Catalina.

Antes de subir a tarima, el ritual fue el mismo de siempre: una corta oración en la que encomendaba que todo saliera bien en el escenario y dos tragos de whisky para, dice su hija, afinar la garganta y cantar con más temple.

Al subir al escenario, una multitud lo llenó de aplausos y coreó una a una sus canciones. Gómez deleitó al pueblo de Santacruz durante más de dos horas, interpretando aproximadamente 25 canciones.

Lo único que Catalina lamenta de este concierto de su padre es el inconveniente que se presentó en tarima. “Hubo un problema con la consola de sonido, sufrimos mucho con eso, tuvo que parar unas dos o tres veces, pero estuvo tranquilo. Por haber sido el último me entristece, pero la gente estaba contenta”, recordó.

En tarima, el ‘Rey del Despecho’ se tomó otros tres tragos de whisky, su licor preferido, y sacó adelante la presentación. Pese a los inconvenientes con el sonido, su hija rememora que “le fue muy bien, estuvo muy receptivo con la gente”.

Darío Gómez despertaba tantas emociones con su música que, aunque el inconveniente técnico le puso las cosas cuesta arriba, una vez terminado el concierto el público no lo quería dejar ir. La salida, al igual que la llegada, fue difícil.

“Casi no salimos de allá, el público se la gozó y él se entregó como siempre lo hacía en tarima, y eso es lo que cuenta. Cuando se subía a la tarima lo veía como una fan más, era excepcional, me daban escalofríos ver a la gente cantar tan fuerte”, puntualizó.

El artista falleció en la noche del martes, 26 de julio, en la Clínica Las Américas de Medellín tras sufrir un colapso súbito. Su cuerpo permanecerá en cámara ardiente hasta las 12:00 p. m. de este jueves en el Coliseo de Voleibol Yesid Santos de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot de Medellín, mientras que las exequias se adelantarán este sábado a la 1:00 p. m. en la Iglesia Santa Gema y su entierro será en el Parque Cementerio Campos de Paz.