SEMANA: ¿Qué significa llegar a 30 años de vida artística?
Antonina Canal: Yo empecé a los 19 años, cuando me fui a vivir a la India. Hoy tengo 51. Todos estos años han sido una aventura artística, espiritual, de evolución y creación. Me siento muy feliz y agradecida porque por muchos años que viví en India, en Egipto, fui una buscadora de propósito y la danza de la manera como la enseño y la entiendo, es un camino de evolución y sanación.
SEMANA: ¿Por qué volcar la vida a bailar?
A.C.: Primero fue una motivación espiritual. Estudié artes plásticas y literatura en Nueva York. Luego fui a la India. Buscaba un espacio espiritual que conectara con el arte. Lo encontré a través de las danzas de India y de ahí desarrollé mi propio sistema que se llama Prem Shakti, que es el arte de sanar y celebrar el espíritu femenino a través de las danzas de Oriente. Son dos palabras. Prem significa amor supremo y Shakti es creatividad. Así se llama mi academia.
SEMANA: ¿Cómo ha logrado tener esa vocería en el empoderamiento de la mujer?
A.C.: Trabajo la danza hacia la liberación del cuerpo. Cuando bailamos, transformamos bloqueos físicos, emocionales, mentales, espirituales. Activamos la autoestima, el amor propio, nos empoderamos. Y lo más lindo, la práctica de la danza es totalmente incluyente. No importa la edad, la talla, el estrato, la profesión, la raza, el camino de vida. Entonces, en el acompañamiento de como terapeuta, he trabajado con más de 9.000 mujeres. Y eso resultó en libros de empoderamiento femenino, como El despertar de la Diosa, que es mi libro más vendido que va por la 10.ª edición. Mi nuevo libro se llama PPW (perrenque, power wepaje), que es transformar los bloqueos, el drama, la duda, la disculpa en que somos arquitectos de nuestro destino.
SEMANA: ¿Qué buscan las mujeres que quieren hacer danza árabe?
A.C.: Vienen diferentes razones. Unas van por moda, por sensualidad, otros porque quieren tratar algo que no está bien. Mujeres que se han curado de depresión, anorexia, adicciones. O mujeres que tienen una vida tradicional y el baile les ha cambiado la vida. Para mí, bailar es una revolución interior. Cuando bailamos, liberamos la rigidez del mundo contemporáneo, que significa estar 14-16 horas del día sentados frente a un computador, chateando, todo totalmente lineal, en el hemisferio izquierdo. La danza nos invita a mover energía circular, a mover el hemisferio derecho del cerebro y a volver a esa parte creativa, intuitiva, artística. Es una experiencia muy sanadora.
SEMANA: No suena muy tradicional empoderarse con algo tan ancestral y tan clásicamente femenino
A.C.: Si bien estamos superempoderadas las mujeres en el nuevo milenio en otros frentes, qué maravilla que sean mujeres empoderadas y a la vez femeninas, sensuales y sabias. Entonces la danza árabe para mí no es solo mover las caderas, es un trabajo de espiritual, de conciencia, es una revolución interior donde nos liberamos de pensamientos limitantes, de pensamientos negativos y todo tipo de bloqueos también.
SEMANA: ¿Cuál es el significado de bailar en la India?
A.C.: En la India la danza es una oración, es una meditación. De hecho, muchos maestros de la India hablan que la danza es la forma más pura de meditación y conexión. Toda la energía de la danza hindú es a través de las manos, los mudras … los movimientos cuentan historias que activan diferentes meridianos que abren la energía del corazón. Y en el antiguo Egipto, la danza árabe era la danza de los siete velos, era la danza de los siete chakras, es una máscara del ego que se cae hasta desnudar su alma. Lo que la gente piensa que es solo un baile sensual. Y claro que lo es, pero también es un baile muy espiritual y muy profundo. Cualquier taller tiene el propósito de elevar la energía, alinear los chakras y así crear un espacio terapéutico de amor propio. Por eso, para mi la danza es un empoderamiento de la mujer sin importar edad, talla, estrato, raza, celebrando nuestra diversidad.
SEMANA: ¿Cómo funciona la danza árabe como terapia?
A.C.: Hoy las mujeres viven con muchísima rigidez. Hay muchísimos quistes, tumores, problemas de ovarios, colon, infertilidad, porque toda la energía está en el hemisferio izquierdo del cerebro, en el mundo lineal, en el mundo racional, en la vida de la rutina, de la casa, el trabajo para pagar cuentas. El hemisferio derecho del cerebro es precisamente lo contrario la energía circular creativa, la intuición, la receptividad, la sensualidad, el amor, la expresión, la libertad. Para mí, es un espacio sagrado de conexión con la Diosa, con la mujer sagrada, donde transformamos los arquetipos negativos de la mujer macho, la controladora, la víctima, la dramática, la superficial en más bien la mujer sabia, la mujer consciente de su cuerpo, la mujer armónica, la mujer que fluye, que entiende que lo único seguro es el cambio.
SEMANA: En términos de la sensualidad, ¿qué es lo que despierta la danza árabe?
A.C.: Es volver al arquetipo de la mujer femenina, la mujer que usa falda, la mujer que se cuida de sí misma, cuida su piel, cuida su pelo, sus manos. Todos los movimientos de la danza árabe son circulares, movimientos de manos, de hombros, de cuello, de cadera. El movimiento principal de la danza árabe es el ocho, que precisamente habla del equilibrio del hemisferio izquierdo y derecho, el yin y el yang, el sol y la luna. El equilibrio de los cinco elementos, tierra, agua, aire, fuego. Y esa capacidad de fluir en el mundo moderno, donde todo se volvió un algoritmo, una operación lineal. Entonces, hay que estar en esta vida contemporánea, pero qué maravilla también romper el ritmo y volver a celebrar el útero, los ovarios, los pechos, los brazos, las manos y conectarse con esa sensualidad.
SEMANA: ¿La sensualidad es algo innato de la mujer o debe ser trabajado?
A.C.: Depende del entorno, por ejemplo, si es una mujer que nace dentro de un hogar donde las mujeres han sido muy sumisas o ha habido agresión. Es un tema individual. Hay mujeres que nacen dentro de un entorno donde su mamá, su abuela, han sido mujeres femeninas, donde la sensualidad es algo normal. O en familias donde se tapa la sensualidad y no se permite que la mujer se exprese. De ahí, nacen un montón de problemas. Hay mujeres con ansiedad, depresión, adicciones, etcétera porque seguramente cuando eran chiquitas querían ser bailarina, pintoras, actrices, y en su casa les dijeron eso no da plata, te toca ingeniera o médica, abogada. Y luego hay toda esa represión de la creatividad y la feminidad. Es un tema muy complejo, pero que se puede trabajar.
SEMANA: ¿Cómo celebra 30 años de carrera?
A.C.: Es muy emocionante. No sé a qué horas ha pasado tan rápido. Este 25 de noviembre tenemos una celebración: “Dharma Dance” danzar para evolucionar. Con la puesta en escena de 350 bailarinas, 600 cambios de vestuario. Es un homenaje al espíritu femenino a través de la danza árabe y las fusiones, donde van a haber mujeres, desde los niños desde los cuatro años a alumnas y tengo algunas alumnas mayores de 70 años, desde abogadas, médicas, amas de casa, artistas, estudiantes, jóvenes, niñas, adultas en el teatro Bellas Artes de Cafam. Y el 22 de noviembre lanzo mi 9.º libro, que es La Agenda Diosa Amor Propio 2024, el significado del nuevo año astrológico numerológico energético con herramientas muy poderosas de salud mental, bienestar y amor propio para la mujer del nuevo milenio. Entonces Noviembre está lleno de celebración de estos 30 años de trabajo.