Desde que se destapó el escándalo de pederastia de Jeffrey Epstein, acusado de tráfico sexual de menores, todas las denuncias e investigaciones han apuntado hacia una misma dirección: Ghislaine Maxwell, la ‘socialité‘ británica señalada de conseguir las víctimas para ponerlas a su servicio. Hoy, luego de una persecución de varios meses, el FBI finalmente la atrapó en Estados Unidos. Muchos creen que con su captura podrán salir a la luz muchos de los secretos sobre la red de prostitución que Epstein se llevó a la tumba y que han estado acosando a personas famosas como el príncipe Andrés, de Inglaterra, y Bill Clinton.
Sobre este último, precisamente, hace unas semanas salió a la luz que tuvo una aventura con Maxwell en medio de los viajes auspiciados por el pervertido financiero estadounidense, fallecido el año pasado cuando estaba a punto de ser condenado por sus delitos. El expresidente es uno de los personajes de más alto perfil con los que se ha relacionado a Epstein, conocido por celebrar desde conferencias científicas hasta orgías con jovencitas en Little Saint James, su paraíso privado en las Islas Vírgenes de los Estados Unidos.
Ghislaine tiene fama de ser insaciable en el sexo, así que no solo era la amante de cabecera de Epstein, en la foto, sino que abusaba de jovencitas con él y se acostaba con sus amigos, aseguran los autores del libro. El caso ha obligado a figuras de la importancia del presidente Donald Trump y el príncipe Andrés de Inglaterra (caído en desgracia por este lío internacional) a explicar públicamente su relación con el empresario, de quien aceptaban sus invitaciones a volar en su avión privado, conocido como el ‘Lolita Express‘. De otro lado, múltiples fotos y videos demuestran cómo se codeaban con él en eventos sociales.
Según ‘A convenient death‘, libro publicado por los periodistas Alana Goodman y Daniel Halper, Clinton, reconocido donjuán, le seguía el juego a Epstein solo para verse con Maxwell, quien también era amante, amiga inseparable y presunta ‘madame‘ del acaudalado criminal. El reportaje asegura que los encuentros entre el político y Ghislaine se dieron en la isla, pero también en Nueva York, adonde ella se trasladó a comienzos de la década de 1990, tras la misteriosa muerte de su padre, el magnate de los medios Robert Maxwell.
La británica fue una de las asistentes a la boda de Chelsea Clinton, hija única del expresidente, en 2010. Los voceros de Clinton han negado rotundamente la relación, a pesar de que los rumores corren desde hace mucho tiempo en ciertos círculos de la Gran Manzana. En 2001, los amantes asistieron a una gala de caridad a la que Hillary Clinton, esposa del exmandatario, se negó a ir. Al año siguiente, fueron vistos cenando en un restaurante italiano en Manhattan.
Ghislaine, calificada por algunos como “devoradora de hombres”, fue una de las selectas invitadas a la boda de Chelsea, la única hija de los Clinton, hace diez años. Se sabe, así mismo, que acudía con frecuencia a los eventos de la Fundación Clinton. Resulta irónico que justo en uno de ellos, organizado en 2009, dentro del marco de la lucha contra la trata de personas, un funcionario judicial le entregó a la británica una citación para que declarara en el truculento caso de Epstein. Lea más artículos de Jet-Set aquí.