Bill Gates y su filantropía por la salud
El 13 de marzo, Bill Gates renunció a la junta directiva de Microsoft, la empresa que lo convirtió en uno de los hombres más ricos del mundo. No fue una sorpresa: desde el año 2000, cuando su esposa Melinda creó una fundación para canalizar ayudas filantrópicas, el genio de la informática comenzó, poco a poco, a dejar de lado su trabajo en la compañía. Hoy está dedicado ciento por ciento a la fundación, que lleva dos décadas enfrentando la malaria, la poliomielitis, el VIH, la tuberculosis y la neumonía en los países en vías de desarrollo.
Allí financia investigaciones sobre vacunas, tratamientos y la distribución de medicamentos. Pero, sobre todo, invierte en mejorar los sistemas de salud. En total destina 46.800 millones de dólares anuales, pero su trabajo va más allá de poner la plata: Gates se ha dedicado a estudiar estos temas a profundidad para poder tomar las decisiones. Tanto que Brad Smith, presidente de Microsoft, cuenta que parece una enciclopedia andante sobre los mosquitos y la malaria.
Publicaciones y conferencias
El mismo Gates lo dice: “Cuando invierto miles de millones de dólares en algo, tiendo a leer mucho sobre ello”. Pero no solo lee algunas cosas; estudia tan a fondo los temas que termina convirtiéndose en todo un experto. Por ese camino incluso ha terminado escribiendo libros sobre el cambio climático, opinando sobre la pandemia para la revista Time o publicando artículos científicos en el prestigioso The New England Journal of Medicine. Gates venía invirtiendo en infraestructura médica, investigaciones sobre producción de vacunas y test de diagnósticos desde antes de la pandemia. Allí, por ejemplo, escribió en un artículo publicado en 2015 que el mundo tendría que prepararse para una gran epidemia, tras estudiar las implicaciones que tuvo el brote de ébola en 2014 en África. Eso mismo lo repitió en varias conferencias, pues desde que comenzó a investigar sobre salud pública, cambio climático y educación para su trabajo en la fundación, se convirtió en un prestigioso conferencista. Sobra decir que la fundación de los Gates ayuda a otros investigadores y científicos a publicar sus propios estudios.
Predicciones sobre el coronavirus
Desde el brote de ébola que afectó a algunos países de África en 2014, Gates ha estado previniendo al mundo sobre una posible epidemia global. En una famosa charla TED, en 2015, dijo que “si algo llega a matar a más de 10 millones de personas en las próximas décadas, lo más probable es que sea un virus altamente infeccioso y no una guerra”. Una frase que hoy suena a predicción. Su principal preocupación, en ese entonces, era la falta de preparación de muchos Gobiernos, que no tenían (ni tienen aún) sistemas de salud que pudieran responder a un virus nuevo. Por ese motivo venía invirtiendo en infraestructura médica, investigaciones sobre producción de vacunas y test de diagnósticos. Incluso había organizado un ejercicio en donde se simuló una pandemia global para identificar las debilidades del sistema.
¡Por la vacuna!
Debido a que venía estudiando una posible pandemia desde hace varios años, a partir del momento en que apareció el actual brote de coronavirus Gates se convirtió en una de las autoridades globales en el tema. Gates ha invertido 250 millones de dólares en la búsqueda de las posibles curas y tratamientos para el virus. Actualmente, su fundación financia investigaciones sobre posibles tratamientos y vacunas para el virus, así como el desarrollo de nuevos test de detección más efectivos. Él mismo ha estado hablando con la OMS, médicos investigadores y epidemiólogos sobre las posibles estrategias para disminuir la propagación del virus.
En total ha invertido 250 millones de dólares en la búsqueda de las posibles curas y tratamientos, al igual que en desarrollar una infraestructura para la producción en masa de vacunas, para cuando haya luz verde. Según el equipo que trabaja en la fundación, en este momento el 45 por ciento de su trabajo está enfocado en investigaciones sobre el coronavirus y en desarrollo de infraestructura para detener el virus por orden del propio Gates. Su apoyo a las investigaciones Además de la plata con la que la fundación trabaja cada año, Gates ha hecho inversiones puntuales en temas de salud, educación y cambio climático. En 2017, por ejemplo, destinó 279 millones de dólares al IHME, un instituto de investigaciones médicas de la Universidad de Washington que desarrolló un modelo que pronostica cuántas camas, ventiladores y otros equipos hospitalarios se necesitan en los distintos países del mundo dependiendo de cada enfermedad y de la época del año. También tiene un proyecto con la Universidad de Seattle para rastrear la propagación de enfermedades infecciosas como la gripe. Y actualmente, con esa misma universidad, está desarrollando kits de pruebas para detectar el coronavirus sin poner en riesgo a los trabajadores de la salud. Recientemente financió un ensayo clínico sobre la hidroxicloroquina, la droga que, según Trump, podría detener el virus. Como se esperaba, los resultados no fueron concluyentes.