Hay quien dice que es un hombre. También que es un autorretrato. Otros aseguran que es la madre del pintor. Pero la teoría más aceptada sobre la verdadera modelo del célebre cuadro la Mona Lisa, de Leonardo da Vinci, dice que Lisa Gherardini fue la musa de la sonrisa más famosa del mundo. Gherardini estaba casada con Francesco del Giocondo, un comerciante de seda de la alta sociedad florentina. Los investigadores coinciden en que el hombre encargó el retrato de Lisa a Da Vinci a principios de 1500. No se sabe si lo hizo para celebrar el aniversario de su boda, la concepción de su segundo hijo o simplemente porque compró una casa nueva. Otra duda es cuánto tiempo tardó Da Vinci en terminarlo: se dice que pudo tomarse hasta 15 años, y que lo retocó muchas veces. Hay alguien empeñado en despejar el misterio de una vez por todas. Se llama Silvano Vinceti y es el presidente del Comité para la Conservación de los Bienes Históricos y Culturales, un grupo privado que él mismo financia. El año pasado desenterraron los huesos de ocho personas en un convento en Florencia, una de los cuales podría ser Lisa Gherardini. Ahora su equipo se encuentra trabajando en Florencia para exhumar los huesos de Piero, el hijo de Lisa y Francesco, para hacer pruebas comparativas de ADN que permitan identificar científicamente los restos de la mujer. Si, como espera Vinceti, la hipótesis se confirma, su meta es reconstruir digitalmente el rostro de Gherardini para compararlo con el cuadro y confirmar, finalmente, si ella en realidad fue su modelo. Pero para eso los restos tienen que incluir un cráneo. “Además, no se sabe si Bartolomeo, el hijo de Del Giocondo con su primera esposa, está también enterrado en esa cripta”, le dijo Vinceti a SEMANA. En ese caso, el proceso podría tardar más tiempo porque los investigadores tendrían que hacer el trabajo dos veces. Aun si la suerte acompaña a Vinceti, es probable que la comunidad artística no acepte que sus descubrimientos sean definitivos. De hecho, muchos historiadores del arte ya lo han criticado abiertamente por sus teorías. Alguna vez dijo, por ejemplo, que Da Vinci escribió sus iniciales en los ojos de la Mona Lisa, pero el propio Museo del Louvre descartó la idea. En otra ocasión aseguró haber hallado los restos de Caravaggio, perdidos durante 400 años. Sin embargo, uno de los biógrafos del pintor, Andrew Graham-Dixon, cree que “es risible pensar que encontró su cadáver entre los miles que hay en Porto Ercole, donde supuestamente murió”. Y lo más raro es que aparecieron justo en el aniversario de su muerte.De ahí que hoy muchos se estén preguntando si el investigador calculó fríamente la exhumación de Piero para que coincidiera con el centenario del hallazgo del cuadro de la Gioconda, después de que Vincenzo Peruggia lo robó del Louvre en 1911. Como le dijo a El País de Madrid el historiador de arte Claudio Strinati: “Esta investigación fomenta el morbo, el fetiche de La Gioconda”. “Son unos envidiosos. Yo soy un llanero solitario, un Sherlock Holmes armado con la última tecnología”, se defiende Vinceti. Además, el italiano se muestra seguro de que “zanjará la cuestión que atormenta a los estudiosos desde hace lustros”. A pesar de sus descubrimientos, muchos se seguirán preguntando si fue un hombre o una mujer quien inspiró la media sonrisa que millones de turistas visitan cada año en el Museo del Louvre. ¿Quién es la ‘Mona Lisa’? Aunque siempre se ha creído que Lisa Gherardini es la modelo de ‘La Gioconda’, también se barajan otras posibilidades. Gian Giacomo Caprotti fue pupilo y amante de Leonardo da Vinci, quien lo llamaba Salai, o pequeño diablo. El joven fue el modelo del cuadro San Juan Bautista y por las similitudes entre esa obra y la Mona Lisa se cree que también posó para el famoso cuadro. Para muchos, la obra es un autorretrato del propio Leonardo. Silvano Vinceti quiere desenterrar a Da Vinci y reconstruir digitalmente su rostro para ver si los rasgos coinciden con los de la Mona Lisa. Otros opinan que Da Vinci era homosexual y que se pintó disfrazado de mujer como una manera velada de manifestar su orientación. Isabel d’Este era la marquesa de Mantua, llamada la primera dama del Renacimiento. Hay documentos que demuestran que esta patrocinadora del arte le insistió muchas veces a Da Vinci en que le hiciera un retrato. La familia Medici reinaba en Florencia durante la época de Da Vinci. Sus miembros, además, eran grandes mecenas del arte y al menos uno de ellos, Giuliano de Medici, fue un amigo cercano del pintor. Por eso se cree que le pidió que retratara a Guaranda, su amante.