Desde que tenía 17 años, Carolina Cruz decidió llevar las riendas de su hogar con el modelaje, las campañas publicitarias y la presentación. Así fue hasta que se volvió empresaria. Caro Cruz Empresa nació con la idea de generarle empleo a su propia familia. Accesorios, zapatos, joyería, salud y belleza, fajas y perfumes eran los productos que llevaban su sello.
El mando de su emprendimiento lo tomó su hermano, Iván Darío Cruz. Sin embargo, ni ella ni sus seres queridos tenían la experiencia suficiente en el mundo empresarial.
Carolina se confesó sobre este tema con la reconocida periodista Cristina Estupiñán, que acaba de estrenar su espacio de de entrevistas Sinceramente Cris.
Estupiñán, que obtuvo el premio Alfonso López Michelsen, tiene una larga experiencia profesional en medios como Noticias RCN, Noticias Uno, El Tiempo, Caracol, el programa El Gordo y la Flaca, de Univisión. Recientemente, se despidió del proyecto La casa de Laura Acuña para crear su propio espacio, que está disponible en YouTube, la web de AS Colombia y Spotify.
Carolina Cruz le contó a Estupiñán la gran cantidad de dinero que tuvo que pagar, pero también la reconciliación que requirió con su familia. La presentadora se quebró económicamente y la relación con su hermano quedó completamente fracturada.
“Cuando me di cuenta de la quiebra de la empresa, todos fuimos culpables. No solo los que estaban al frente de la empresa, sino yo también: delegué muchas funciones, no leía la letra pequeña de los contratos, me dormí en los laureles, iba firmando papeles. Conozco muy bien a mi familia y sé que no lo hicieron por hacerme daño, fue desconocimiento”, contó Carolina.
La reconocida presentadora fue autocrítica: dijo que se relajó de más. Carolina y su familia abrieron almacenes, alquilaron locales, pagaron administraciones, vendieron franquicias, contrataron un mal contador y todo se desbordó. Incluso, de su bolsillo tuvo que poner más dinero para tratar de sacar el barco a flote.
“Me dio mucha rabia al comienzo, sentí mucha impotencia, pero después dije: ‘La culpa también es mía. Yo también la embarré, no estuve al frente ni al tanto’”, señaló.
El proceso requirió perdón. Carolina tiene dos sobrinos que son su adoración. Ellos estaban quedando en medio del conflicto familiar.
“¡Yo cómo iba a dejar de ver a mis sobrinos! ¡Mi hermano cómo no se va a gozar a mis hijos! Los niños no tienen la culpa. Eran problemas de adultos y nos debíamos responsabilizar de eso. Tuvimos que tener trabajo con un sicólogo y profesionales”, declaró.
Incluso, creó dos charlas, según le contó a Cristina, hablando de esa experiencia como empresaria. Su catarsis fue tener el valor de decir cuánto dinero debía, tras ponerse al día con la deuda.
“Voy a sacar esto adelante y daré la cara. Antes no hablaba del valor, porque fue muy difícil. Tuve que vender mi apartamento, trabajar más de lo normal, desprenderme un poco de mis hijos, Caracol me abrió las puertas. Pagué 2.800 millones de pesos. Muy duro”, indicó Cruz.
La quiebra fue económica, pero también se quebró la unión de familia. No fue fácil la reconciliación con su hermano.
“Chillé, pero le di mucha paz y tranquilidad a mis papás porque los agobiaba mucho. Mi papá llegó un momento en que me defendía a mí, sin entender a mi hermano. Nos pedimos perdón”, finalizó Carolina en Sinceramente Cris.