Hace unos pocos años hablar de negociación con la guerrilla era considerado algo menos que inadmisible por los gremios económicos. No obstante, ahora que han empezado a destaparsealgunas cartas en relación con el tema del diálogo y los diferentes mecanismos para lograr la paz en Colombia de una vez por todas, los grupos empresariales no han querido quedarse atrás, y la semana pasada lanzaron a la opinión pública una propuesta que si bien todavía falta madurar en sus detalles técnicos, constituye un interesante cambio de filosofía para atacar el problema.Se trata del compromiso del sector de poner en marcha un sistema de financiación que permita cubrir cabalmente el costo de una eventual negociación con la guerrilla, teniendo en cuenta que dentro de ella tendrán que caber concesiones de todas las partes involucradas. En pocas palabras, el objetivo es transformar los bonos de guerra en bonos de paz.La sugerencia fue lanzada por el presidente del Consejo Gremial Nacional, Jaime Alberto Cabal, al término del foro Agenda Empresarial por Colombia, durante el cual los dirigentes gremiales elaboraron una lista de seis temas prioritarios para el próximo gobierno, entre ellos el fortalecimiento de la democracia, la soberanía y las relaciones internacionales; la recuperación de las finanzas públicas, y la reestructuración del modelo de desarrollo económico y social. Sin embargo, el tema que más llamó la atención fue el de la paz, por el giro propuesto por el consejo con miras a una posible negociación. "Si lo que se quiere es hallar la paz, pues hay que empezar a invertir en ella y no en la guerra", comentó Cabal. De esta manera, el proyecto se traduce en una serie de iniciativas que buscan financiar los costos de la paz, entre ellos la propia reinserción de los alzados en armas y la inversión social encaminada a recuperar las zonas de conflicto.Aunque el sistema de recaudación de los bonos todavía no está muy claro, existen diversas alternativas para su implementación: "Podría manejarse a través de un impuesto con destinación exclusiva y manejado por un ente especial con el compromiso de que no se generen más impuestos, dice Cabal; o por medio de una contribución voluntaria a un gran fondo que sería controlado por la sociedad civil, o bien con la creación de un fondo de contrapartida en el cual se reúnan recursos del sector privado, del sector público y de organismos internacionales". Por el momento lo que sí está claro es la voluntad de los gremios por encontrar una solución viable para detener el baño de sangre causado por una guerra que no parece tener resultados efectivos a la vista. Y es precisamente esa voluntad la que vale la pena aprovechar.