Los abogados de Ghislaine Maxwell, la hija de un magnate de los medios que terminó convertida en la aparente cómplice de Jeffrey Epstein, denunciaron este miércoles que las condiciones en las que la mantienen en la prisión son “inhumanas”.
Según cuentan, cada 15 minutos los guardias pasan a su celda y le alumbran la cara con una linterna para verificar que no se haya quitado la vida, como hizo Epstein, por lo que la despiertan y no la dejan descansar. También dicen que la tienen sometida a peores condiciones de las que tienen otros presos más peligrosos en el mismo centro carcelario.
Maxwell está en el Centro Penitenciario de Brooklyn, una de las cárceles más seguras del mundo, en donde también estuvo por algún tiempo El Chapo Guzmán y en dónde el propio Epstein se quitó la vida (algunos aún aseguran que lo mataron) el año pasado, lo que generó críticas hacia los administradores de la cárcel, pues aparentemente el millonario estaba en un programa de vigilancia especial porque ya había tratado de quitarse la vida antes.
Los fiscales federales no están de acuerdo con el reclamo de los abogados y dice que ella ha recibido un mejor trato que el resto de presos. Incluso, informaron que hace unos días, Maxwell tuvo contacto con un empleado infectado con covid-19 y la pusieron en una especie de aislamiento, aunque siguen vigilando la de cerca para evitar sorpresas. También dijeron que su prueba salió negativa.
Los abogados de la socialité dicen que durante ese tiempo de confinamiento, a ella la obligaron a quitarse la mascarilla para hacerle una inspección en su boca (buscando algún veneno) y que la aislaron sin jabón, cepillo de dientes ni chequeos médicos. También acusan al centro carcelario de tomarle fotos con regularidad, violando, según dicen, su privacidad. “Ella ha pasado toda su estancia en la cárcel en confinamiento solitario y bajo las condiciones más restrictivas, por las cuales es constante y excesivamente investigada y monitoreada las 24 horas del día”, dice la carta.
A Maxwell la acusan de reclutar niñas menores de edad para que fueran abusadas por Jeffrey Epstein, quien las incluía en una especie de red de prostitución en la que habrían participado varios de sus amigos. Algunas de las víctimas de Epstein, como Virginia Roberts Giuffre, dicen que ella participó en los abusos y que junto con Epstein la violó la primera vez que la contrataron como una supuesta masajista.
Ella, sin embargo, niega todos los cargos, pero mientras tienen lugar su juicio, a mediados del próximo año, permanece detenida. Esto porque el juez considero que era un peligro para la sociedad y que podía fugarse si se quedaba en la calle. De hecho, desde que capturaron a Epstein, ella se había perdido del mapa y aunque algunos decían que estaba en París, la encontraron en una mansión de campo, escondida en los bosques de New Hampshire.
Ahora esa vida de lujos, que mantuvo incluso en la clandestinidad, ha quedado atrás.