Aunque más de 80 mujeres han acusado al famoso productor de cine Harvey Weinstein de haber abusado sexualmente de ellas, en el juicio que se adelanta actualmente en Nueva York solo se están juzgando dos casos: el de la asistente de producción Mimi Haleyi, ocurrido en 2006, y el de la actriz Jessica Mann, en 2013. El resto no pueden ser tenidos en cuenta porque sucedieron hace tanto tiempo que ya prescribieron.  Por eso, y a pesar de que varias mujeres (incluida Haleyi) ya subieron al estrado y contaron valientemente sus experiencias, algunas de ellas desgarradoras, muchos estaban esperando a que apareciera Mann, una mujer de 34 años que hasta hace unos meses aún permanecía en el anonimato y quien, según los fiscales, tiene el testimonio clave contra el productor. 

Pues este viernes, y luego de varios días de espera, la actriz por fin subió al estrado y en una sala llena hasta el tope y con Weinstein, su supuesto verdugo, mirándola fijamente, tuvo que contar su versión de la historia.  Sin amilanarse, pero con la voz quebrada y a veces interrumpiendo su relato con lágrimas, contó que cuando buscaba empleo como actriz en Los Ángeles, y vivía en su coche porque no tenía dinero para pagar el alquiler, fue agredida sexualmente por el acusado en dos oportunidades. El inicio de la relación Explicó que lo conoció en una fiesta, a la que la llevó una amiga. Aunque no tenía ni idea de quién era, él le explicó que era uno de los productores más reconocidos de Hollywood y que había hecho películas como Shakespeare apasionado (1999). Un poco más tarde, según su testimonio, él se le acercó, le dijo que estaba interesado en ella como actriz e intercambiaron números de teléfono. 

Poco después la secretaria del productor la llamó para arreglar un encuentro y se vieron en una librería. Pero las cosas, según contó, se pusieron raras esa noche, en una cena en el Hotel Península, de Los Ángeles. Cuando estaban en la mesa del restaurante, un hombre se acercó a pedirle un autógrafo a Weinstein y él reaccionó con rabia, y le pidió a los meseros del hotel, que por favor trasladaron la cena para la suite.  Mann contó que dudó un poco a la hora de entrar a su habitación, pero que lo hizo porque se sintió mal de que lo estuvieran acosando por ser famoso. Una vez adentro, sin embargo, él se quitó la camisa y le dijo que quería darle un masaje. Cuando ella se negó, él la hizo sentir mal, se burló de ella y le dijo que entonces, por lo menos, ella le hiciera el masaje a él. “Lo hice, con las manos rígidas y tuve una sensación muy incómoda”, explicó. El primer ataque  Ese día no pasó nada más, pero Weinstein siguió invitando a Mann a fiestas y eventos, y ella siguió asistiendo porque pensaba en su carrera como actriz.  A uno de esos eventos, en el hotel Montage Beverly Hills, ella fue con una amiga. En la cena, el productor las halagó por su belleza. Luego, les dijo que les tenía papeles para una película de vampiros, pero que tenían que subir a la habitación para leer los guiones.

Ella afirma que subió porque pensó que junto a su amiga no le iba a pasar nada. Una vez arriba, sin embargo, él se quitó nuevamente la camisa, entró a la habitación y le pidió a Mann que entrara para preguntarle una cosa.  En la habitación, y siempre según el testimonio de ella, la tomó del brazo, la empujó hacia atrás e intentó besarla como un loco. Ella se resistió, pero él, lleno de ira, le recriminó que le aceptara invitaciones a las fiestas y que no la iba a dejar ir tan fácil. Finalmente la desnudó a la fuerza y le practicó sexo oral.  “Me quedé callada, cerrada en mí misma. Estaba preocupada por mi amiga allá afuera sola, así que fingí un orgasmo para salir de él -explicó-. Luego, me preguntó cómo había sido y si me había gustado. Lo vi nervioso, así que le dije que era lo mejor que había tenido”.

Ahí su relato comenzó a ponerse extraño, pues explicó que, horrorizada y confundida, sin saber muy bien lo que hacía, decidió empezar una especie relación con Weinstein. “Entré en lo que pensé que iba a ser una relación real, pero lo que vino a partir de ese momento fue extremadamente degradante”. La violación “Me hablaba de temas sucios, de fantasías sexuales y otras cosas, y me comparaba con otras actrices que, según él, también hacían cosas pervertidas y sucias”, explicó Mann. También dijo que él tenía manías raras: que una vez la orinó en la cama y que su órgano sexual era extraño y deforme, lo cual ella creía que lo acomplejaba.  El episodio más grave, sin embargo, supuestamente ocurrió en 2013 en Nueva York. Ella había ido con un agente amigo llamado Thomas, quien le había pagado el pasaje, y estaba quedándose en el hotel Doubletree.

Allí tenía un desayuno programado con Weinstein, el agente y otro actor. Pero el productor se presentó antes, la mandó llamar y cuando ella bajó, la llevó a la recepción y pidió una habitación para dos.  “Yo realmente me asusté y le dije que no necesitábamos una habitación, pero él se enojó mucho conmigo por interrumpirlo frente a la  gente del mostrador, me llevó a un lado y me dijo que no lo avergonzara”, explicó la actriz.  Una vez dentro de la habitación, y bastante asustada y avergonzada de pensar que sus acompañantes la iban a ver salir de la misma habitación que Weinstein, intentó abrir la puerta dos veces, pero en ambas ocasiones el productor la detuvo y bloqueó la puerta.  “Estaba muy enojada y asustada, pero me di por vencida en ese momento, me desnudé, él me dijo que me acostara en la cama, luego entró en el baño y cerró la puerta detrás de él”, explicó. Luego dijo que el productor había salido y la había violado. 

Cuando él terminó, ella entró el baño y vio que había una jeringa en la caneca. La sacó, se memorizó el nombre y la buscó unas horas después en Google: era un medicamento para generar erección. “se había inyectado antes de violarme”, explicó. Explicaciones insuficientes Los abogados de la defensa han dicho que Weinstein no violó a Mann, pues ellos tuvieron encuentros consensuados y hay pruebas de que  tenían “una relación cariñosa” de largo plazo. Incluso, tienen decenas de mensajes en los que ella lo trata cariñosamente, lo invita a su cumpleaños e incluso dice que quiere cuadrar un encuentro entre él y su mamá.  También, dicen que alguna vez llegó a describirlo como “su novio casual”. En su relato, Mann no niega que haya tenido una relación continuada con Weinstein, pero dice que lo hizo “por miedo” y porque “sentía que su aprobación era importante para mí”. También, explicó que nunca se sintió atraída físicamente por él.

Sin embargo, según varios analistas que escucharon el relato, la actriz no siempre supo explicar con claridad por qué siguió viendo a Weinstein y por qué le siguió escribiendo correos cariñosos aún después del incidente en Nueva York.  Aunque insistió en que fue por temor y explicó que trató de retrasar los encuentros al máximo, también usó frases confusas como cuando dijo que creía que “venerar"” a Weinstein y “masajear su frágil ego” le ayudaría, porque “pensaba que si (el productor) sentía rechazo, eso dispararía su ira”. La fiscalía, consciente de que ese vínculo entre los dos puede terminar dañando el caso que tienen construido contra el productor, llevó en días pasados a Barbara Liv, una psiquiatra forense, quien explicó que las víctimas de agresión sexual a veces permanecen en contacto con su atacante durante años tras el incidente y que “ese contacto puede ir desde mensajes de texto hasta una relación continua”.

Además, le han dado fuerza al caso, con los testimonios de otras mujeres a las que Weinstein violó o a quienes les ofreció trabajo a cambio de relaciones sexuales o tríos.  El jurado, conformado por 5 mujeres y 7 hombres, tendrá que tomar una decisión en unos días, luego de que terminen de escuchar a los testigos y al propio Weinstein. En sus manos está el futuro de uno de los casos judiciales más importantes de la historia de Hollywood.