Como si se tratara de una película de Hollywood, la historia de la cantautora cubana Ángela Álvarez tuvo un final muy feliz en la pasada edición de los Latin Grammy Awards, que se llevaron a cabo en el Michelob Ultra Arena de Las Vegas, Estados Unidos. En ese escenario, la longeva artista brilló y encantó a todos los asistentes.
Artistas de la talla de Christina Aguilera, Rosalía, Carlos Vives, Marc Anthony, Fito Páez, Jorge Dréxler y Sebastián Yatra, entre muchos más, se levantaron de sus asientos para aplaudir a Ángela, quien a sus 95 años estaba recibiendo su primer gramófono en la categoría Artista nuevo, que tuvo un empate y que también premió a la mexicana Silvia Estrada, quien a pedido de la cubana habló primero y entre su discurso resaltó que la mayoría delas nominadas a dicha categoría eran mujeres y eso ya era un triunfo para todas.
“Ay, no preparé nada, muchísimas gracias de verdad a la Academia por este reconocimiento, a mi equipo… Gracias por enseñarme que la música vale la pena y que la vida hay que vivirla con alegría”, declaró Silvia muy emocionada y casi sin aire de los nervios y la felicidad.
Luego vino el turno de Ángela, quien de forma muy organizada sacó un papel donde tenía anotado su discurso de aceptación del premio, que leyó con la elegancia y toda la pertinencia del caso. “Me gustaría agradecer a la Academia y a todos aquellos que me han ayudado a llegar a este momento, muy especialmente a los músicos, a Michael, a Andy García y a toda mi familia, muy especialmente a mi hija Marucha, que yo sé que ella está disfrutando de este momento y se siente muy orgullosa de su madre”, declaró Álvarez, quien miró al cielo cuando mencionó a su hija.
“Y por último, a mi nieto y productor Carlos José Álvarez, él fue el que me ayudó a que yo llegara aquí a este momento. Y quiero dedicar este premio a Dios y a mi patria querida Cuba, que nunca la podré olvidar y también a aquellos que no han realizado su sueño. Aunque la vida es difícil, siempre hay una salida y con fe y amor lo puedes lograr, se los prometo, que nunca es tarde. Los amo a todos y que Dios me los bendiga”, remató la cubana haciendo que todo el recinto deportivo se alzara en gritos y ovaciones, que duraron más de dos minutos.
Esta celebración no era para menos, pues Ángela creció en una familia de músicos y su madre y su abuela la impulsaron a aprender a tocar varios instrumentos y a componer. Sin embargo, se vio obligada a dejar Cuba luego de tener a sus tres hijos y estando exiliada en Estados Unidos se dedicó a cuidar niños y a cantar en el coro de una iglesia.
Cuando su nieto Carlos creció y se introdujo en la industria musical, se dio cuenta del gran repertorio que tenía Ángela, que contenía más de 50 canciones inéditas que nunca habían visto la luz. Por eso decidió convencerla de grabar un disco, que en principio no se iba a dar, pero finalmente salió a la luz encantando a millones de personas, entre ellas a Andy García, quien le hizo un documental.
Finalmente, Ángela entró en la lista de nominados de esta edición de los Latin Grammy y estaba segura de que el galardón era suyo, pues era su única oportunidad de ganarlo, cumplir su sueño y ser eternamente feliz.