En la familia real británica hay una regla de oro implícita, que todos los miembros siguen sin importar las circunstancias: no mostrar los sentimientos, aun en los momentos más duros, especialmente, si hay una cámara cerca. Solo una persona había roto ese acuerdo, con consecuencias catastróficas; la princesa Diana, quien en 1995 habló sin tapujos de las infidelidades del príncipe Carlos y del ambiente asfixiante de la realeza, en una entrevista en televisión.

Más allá de ese episodio, y sin contar algunas declaraciones puntuales asociadas a campañas de salud, nadie había vuelto a pasar la frontera. Hasta la semana pasada, cuando el príncipe Harry y Meghan Markle armaron un alboroto con los testimonios que le dieron al periodista Tom Bradby en el documental ‘Harry & Meghan: An African Journey‘. Lo que en principio iba a ser un seguimiento al tour de la pareja por África terminó convertido en una confesión de lo duro que ha sido su matrimonio y de lo mucho que sufren por culpa de los tabloides. Muchos dicen que se comportan como estrellas de Hollywood, y a Meghan la acusan de caprichosa y de tratar mal a sus colaboradores. Y como ocurrió con Diana hace 24 años, el destape ha generado un huracán. Fuentes cercanas a la familia real dicen que la reina Isabel está “furiosa”, y que el príncipe William se encuentra “preocupado”. Incluso hablan de un ambiente de histeria en el palacio. Los medios, además, no han dejado de hablar del tema, y los británicos están divididos: mientras que muchos los critican porque piensan que los trapos sucios se deben lavan en casa y creen que ellos se están victimizando, otros (sobre todo los más jóvenes) los compadecen.

Ciertamente, no ha sido un año fácil para Meghan y Harry. A pesar del nacimiento de su primer hijo, Archie Harrison, han tenido que enfrentar críticas por su estilo de vida costoso y su tendencia a romper las tradiciones. Además, muchos dicen que se comportan como estrellas de Hollywood, y a ella la han acusado de histérica, de caprichosa y de tratar mal a sus colaboradores.

La figura de Diana, su relación con la prensa y su trágica muerte aún pesan sobre Harry. Este quiere evitarle una tragedia a Meghan. “No me van a obligar a jugar el juego que mató a mi madre”, dijo.  Pero, hasta ahora, no se sabía qué tanto los afectaban esos comentarios. Harry, que perdió a su mamá a los 12 años por culpa de su guerra con los paparazzi, dijo en el documental que ese episodio es “una herida que aún supura” y que se vuelve a abrir con frecuencia: “Cada vez que veo una cámara, cada vez que escucho un clic, cada vez que veo un ‘flash’ me lleva de regreso a los peores momentos”. El príncipe ya había confesado que sufrió episodios de ansiedad en su juventud, y esta vez agregó que a diario lucha por mantener su salud mental: “Parte de este, así como de cualquier trabajo, implica hacerse el valiente y poner la otra mejilla. Pero muchas cosas nos duelen, especialmente, cuando la mayoría de lo que dicen no es verdad”.

En ese mismo sentido, también contó que Meghan y él han tratado de seguir adelante y de no perder su esencia. Y remató con una frase que llamó la atención: “No me van a obligar a jugar el juego que mató a mi madre”. "Es cierto que vamos por caminos diferentes en este momento, pero siempre estaré allí para él": Harry sobre William. Meghan, por su parte, habló de la dificultad de soportar esa presión mediática justo al lidiar con la responsabilidad de ser mamá primeriza. De hecho, confesó que cuando se comprometió con Harry, varios amigos británicos le advirtieron que no se casara con él porque los tabloides iban a destruir su vida. Pero que ella, “ingenuamente”, no les hizo caso. “Nunca pensé que esto sería fácil. Pero pensé que sería justo. Y esa parte es realmente difícil de aceptar”, explicó la duquesa. También dijo que no se opone a la prensa, pero atacó a los tabloides por publicar mentiras: “Cuando la gente dice cosas falsas, y pueden decirlas libremente, aunque se les ha dicho que no son ciertas… No conozco a nadie en el mundo que sienta que eso está bien”. La pelea entre los príncipes Harry y William

Harry confirmó que él y su hermano, William, andan “por caminos separados”, aunque la familia real había tratado de negar un distanciamiento. A la derecha, con Meghan, Archie Harrison y Desmond Tutu. En el documental, Harry confirma un rumor que venía rondando a la prensa británica desde comienzos de este año: la mala relación con su hermano, William. Ambos solían ser inseparables, pero desde que Harry se casó las cosas han cambiado.

De hecho, este año los duques de Sussex se mudaron del Palacio de Kensington, donde vivían junto con William y Kate Middleton, y separaron sus equipos de trabajo. Además, se salieron de la fundación que ambos hermanos habían creado para sus proyectos filantrópicos. “Al estar en este trabajo y en esta familia, y bajo la presión que se vive, es inevitable que sucedan cosas –dijo Harry–. Pero somos hermanos. Es cierto que vamos por caminos diferentes en este momento, pero siempre estaré allí para él y sé que él siempre estará allí para mí”. Algunos dicen que Harry y Meghan podrían irse a vivir a Estados Unidos o a África, aunque el propio Harry lo negó en el documental. Para muchos, la frase “caminos separados” tiene más fondo de lo que parece. William y Kate se preparan para ser reyes de Inglaterra y son conscientes de que muchas veces hay que seguir las tradiciones y guardarse las emociones. Pero Harry y Meghan no parecen dispuestos a esconderse bajo esas máscaras.

La propia Meghan lo dijo en el documental: “No basta sobrevivir. Ese no es el punto de la vida. Tienes que prosperar, tienes que sentirte feliz. Realmente, he tratado de adoptar esta sensibilidad británica de ‘el labio superior rígido’ (como llaman en Inglaterra a mostrarse imperturbable ante cualquier emoción), pero no he podido. Lo he intentado, pero creo que lo que hace internamente es muy perjudicial”. Por estos días, y justo cuando sus palabras causan estragos, la pareja se prepara para tomar un descanso de seis semanas en Estados Unidos. Algunos creen que aprovecharán para descansar, respirar y alejarse de la presión mediática. Incluso, hay quienes dicen que podrían irse a vivir a ese país o a África, aunque el propio Harry lo negó en el documental. Habrá que ver qué opción toman, pero ambos parecen decididos a evitar que las cosas se salgan de cauce. Como le sucedió hace más de 20 años a la princesa Diana.