Alrededor de la muerte de las grandes figuras suelen tejerse historias que, sean verdad o no, terminan siendo leyendas que acompañan las remembranzas de sus seguidores. El caso del ídolo vallenato Diomedes Díaz no es la excepción. Por ahora, el dictamen del deceso del cantante es el de muerte natural, dado por un médico de la Clínica del Cesar tras intentar reanimar a Díaz quien, al parecer, llegó sin signos vitales. Un paro cardiorrespiratorio marcó el fin del camino para el ‘Cacique de La Junta’. No obstante, la familia del cantante decidió ir más allá. Según declaró la pareja del cantante, Luz Consuelo Martínez, a la Unidad de Reacción Inmediata de Valledupar, “decidimos que era mejor para esclarecer los hechos a la opinión pública que la Fiscalía adelantara unas labores investigativas con el propósito de establecer la causa de la muerte”. “Para esto, se solicitó a Medicina Legal que se practicara la necropsia”, añadió Martínez, según se desprende del escrito de la entrevista hecha por el ente investigador al cual tuvo acceso Semana.com en primicia. En declaraciones a medios, señaló este viernes que ella no ha hecho denuncia alguna sino que pidió que se investigara la causa de la muerte del artista. El fatídico día Luz Consuelo relata que Diomedes “venía de concierto de la ciudad de Barranquilla y estaba trasnochado”. Se encontraban en la casa familiar, en el barrio Los Ángeles en la capital cesarense junto con sus hijos, que estaban de vacaciones. El 'Cacique’ dormía en su habitación y había cerrado con llave. Sin embargo, desde un “huequito en la puerta”, su mujer lo monitoreaba regularmente. La primera vez que lo observó eran las 6:43 a. m. y le llamó la atención la posición en que descansaba. “Tenía los brazos arrunchando la cobija a la altura del pecho y con la cabeza inclinada ligeramente a la derecha, descansando sobre su hombro. Es decir, su posición parecía incómoda. No lo desperté porque él suele dormir de día”, expone. La mujer salió y regresó sobre las 10:00 a. m. y le preguntó por su pareja al portero de la propiedad, quien le dijo no le había visto y debía seguir durmiendo. A la una de la tarde volvió a atisbar por la rendija y Diomedes continuaba exactamente en la misma posición: “no había cambiado para nada”. A las 4:45 p. m. la misma historia… “Por su ocupación, (Diomedes) vivía con el horario invertido, teniendo que dormir más de día que de noche, lo cual lo obligaba a tomar medicamentos para poder conciliar el sueño. Esto se venía dando por más de 30 años, lo que lo obligaba a aumentar las dosis para poder dormir bien”, explica. Añade que “dormía de día, trabajaba de noche. Tampoco le gustaba que lo despertaran de día, él por eso se molestaba y con toda la razón del caso”. “Papi, papi” En medio de su creciente preocupación, Luz Consuelo decide ponerse en contacto con el  representante de Diomedes, José Alberto Sequeda. Le cuenta que la estrella no ha despertado ni ha comido y que permanece en la misma posición. Él pide que lo deje dormir, pero le propone que si a las 5:30 p. m. no ha despertado, evaluarían la manera de meterse a la habitación. A las 5 p. m. la mujer no aguanta más y empieza a golpear con fuerza la puerta. A ello se sumó el conductor y el administrador de la propiedad. El silencio del otro lado los inquietó y decidieron abrir la puerta a como diera lugar. Llamaron a un sobrino de Diomedes, quien reside en frente. El chico de 10 años cupo por la ventana encima de la puerta y, finalmente, abrieron la puerta. “Cuando yo entré, lo primero que hice fue darle dos palmaditas en la mejilla y le dije ‘papi, papi’. Enseguida lo noté helado y le cogí los brazos y lo sentí tieso”, cuenta. Intentó contactar con el hijo mayor de Diomedes, Rafael Santos, y con Sequeda. “Les dije que Diomedes se estaba muriendo”. El último viaje Del ojo izquierdo del ‘Cacique’, su nariz y su boca de desprendían hilillos de sangre. Luz Consuelo relata que no podían levantarlo porque “ya se encontraba tieso en todo su cuerpo”. Sequeda llegó justo para ayudarles a subirlo al carro. Ya en la Clínica del Cesar, el cuerpo médico intentó maniobras de resucitación, le hicieron masajes en el pecho y le pusieron oxígeno. Cuando no pudieron abrirle la boca, la mujer les advirtió que él usaba prótesis. Introdujeron los dedos, pero ya no se pudo separar la quijada. Tras 20 minutos de reanimación, Luz Consuelo exigió electrochoques. “Me desesperé en mi angustia que se me iba Diomedes”. Llegó un especialista que "le vio los hematomas (...) sobre la posición que dormía" y dictaminó muerte natural. Terminaba la historia de un grande e iniciaba la leyenda. Sin embargo, vale preguntarse si lo que Martínez describió como un hematoma era, en vez, un fenómeno llamado lividez cadavérica, que consiste en manchas rojas violáceas de la piel por la acumulación de sangre. Estas se presentan en las partes del cuerpo que se apoyan debido al efecto de la gravedad y suelen aparecer entre las tres y seis horas después de la muerte. Martínez le dijo a la Fiscalía que el cantante consumía múltiples medicamentos para las enfermedades crónicas que padecía, entre ellos, dos anticoagulantes (para 'adelgazar la sangre'), aspirina y clopidogrel, este último formulado a personas que han sufrido infartos cardíacos. Agregado a esto, Díaz ingería de forma regular una marca del analgésico diclofenaco, que pertenece a la misma familia de la aspirina. El doctor Kevin Mejía, director del Instituto de Medicina Legal de Medellín (Antioquia), quien no está asociado al caso del cantante, le explicó a Semana.com que los hematomas sólo aparecen en personas vivas: "las livideces se producen por el fenómeno de la gravedad ya que la sangre se acumula en las áreas más bajas, por tanto (el consumo de medicamentos) no tendría mucha influencia. Los cadáveres no presentan hematomas”. Mejía señala que tal fenómeno se da tanto en personas que sufren muertes naturales como por otras causas. “La diferencia es que, al momento de abrir el cadáver, se ve la sangre líquida por los medicamentos y no se encuentran coágulos”. Con todas estas fichas, la Fiscalía deberá armar el rompecabezas en esta investigación, todavía preliminar, que depende de los resultados de los análisis de Medicina Legal y la evaluación que hagan los investigadores de las posibles pruebas. Pero, por ahora, Diomedes no ha sido asesinado.