Hasta hacía poco, se les había visto en Las Vegas celebrando el aniversario de su boda, pero el romanticismo se ha trocado en amargura, al punto que acaban de anunciar su divorcio.

Un proceso que promete ser otra telenovela de la vida real de Hollywood, de ser cierto un informe del New York Post, de acuerdo con el cual, Sam Asghari, le está diciendo a Britney Spears: “dame más”.

El tabloide asegura que él quiere que ella le reconozca más dinero del estipulado en el acuerdo prenupcial que firmaron antes de casarse, en junio del año pasado.

En ese momento, la suma fue estipulada como el precio que la cantante pagaba porque él no revelara sus secretos tras una eventual ruptura.

Britney Spears | Foto: Foto: Instagram @britneyspears

Ahora parece que un rapto de codicia ha invadido al actor, pues “está tratando de renegociar concesiones más allá del acuerdo y amenazando con publicar información extraordinariamente vergonzosa para Britney a menos que ella pague”, de acuerdo con el periódico.

La fuente de estas informaciones también anotó que no se sabe cuánto estaría pidiendo Asghari.

Tampoco es claro si el acuerdo les permite a los firmantes revelar información delicada.

El Post también dio a conocer las afirmaciones de otra fuente, en el sentido de que el equipo legal de la artista la tiene blindada contra esta clase de inconvenientes.

En palabras de infidente: “Esto es chantaje y no va a pasar”.

Britney Spears. Foto: Instagram @britneyspears | Foto: Foto: Instagram @britneyspears

El acuerdo también estipula que el dinero que ella hizo antes del matrimonio sigue siendo de su propiedad.

La firma del documento no estuvo exenta de minucias jurídicas, ya que fue elaborado cuando Britney todavía estaba bajo la tutela legal de su padre, Jamie Spears.

La conducta errática e irresponsable de la Princesita del Pop la llevó a esa instancia.

Sin embargo, su abogado, Matthew Rosengart, considerado un verdadero halcón del derecho, se las ingenió para estipular que Jamie no pudiera entrometerse en el acuerdo prenupcial.

Rosengart razonó que, dado que las relaciones entre padre e hija estaban rotas, la continua intervención del primero “impediría la capacidad de negociar y consumar un contrato que, todos pueden estar de acuerdo, es en el mejor interés de la señora Spears”.

En otras palabras, el abogado sacó del camino a Jamie Spears, dos meses antes de que una corte le devolviera a la cantante las riendas de su vida, que no detentó durante más de una década.

Britney Spears y Sam Asghari | Foto: Instagram @samasghari

Las supuestas exigencias de Asghasi, son una nueva puntada a la complicada relación con los hombres, quienes no han ocultado su interés por su fortuna, que se calcula en unos 70 millones de dólares, que hizo como una de las cantantes más vendedoras del pop.

Durante la época de su tutela, según acusaciones lanzadas por ella misma, Jamie Spears malbarató su dinero, para pagar los costes legales de la demanda judicial que ella le interpuso, entre otras cosas.

Britney además se queja de que él la tenía vigilada, casi no la dejaba moverse o la obligaba a trabajar cuando ella no quería.

Tampoco le ha ido muy bien con su segundo esposo, Kevin Federline, padre de sus dos hijos, Sean Preston, de 17 años, y Jayden, de 16.

Federline, quien es bailarín, tiene la custodia de los jóvenes y, de acuerdo con las revistas del corazón, ha querido sacar provecho de ello para que su exesposa le dé cada vez más plata.

En principio, a ella se le asignó una cuota de 20.000 dólares mensuales por el sostenimiento de sus hijos.

En 2018, Federline logró que la cifra subiera a 60.000 dólares, los cuales ahora querría aumentar.

Se cree que ese el objetivo del reciente traslado de Kevin, Sean y Jayden a Hawái, cuyas leyes estipulan que los pagos por manutención se pueden extender hasta los 23 años, si los hijos demuestran que están cursando algún programa en la universidad, un centro vocacional y otros plateles.

“La gente dice muchas estupideces”, fue la respuesta de Federline cuando un reportero se lo plateó en junio pasado.