“Estaba encantado, me enamoré del país y quería vivir aquí”, dice Dominic Wolf, quien llegó a Bucaramanga en 2016 para lograr su doble titulación en Negocios Internacionales y Administración de Empresas, gracias a un programa que ofrecía su universidad en Alemania. “Desde entonces busqué la forma de quedarme y lo logré”, cuenta el joven de 26 años en un fluido español.

Dice que lo aprendió en poco tiempo, andando de arriba para abajo con un diccionario: “La gente me molestaba, fue chistoso. Ahora creo que hasta tengo buen acento”.

Zach Morris nació hace 30 años en Columbia, Estados Unidos. Este psicólogo se interesó en los conceptos de la neurociencia que aseguran que exponerse a ambientes distintos estimula la capacidad cerebral y desarrolla la habilidad para adaptarse. Se aventuró. Después de probar en Canadá y Perú, llegó a Colombia.

“Hay cosas que un gringo ya no aprende después de cierta edad”, dice Zach, quien, desde que vive en Cali, insiste en tomar clases de salsa. | Foto: Juan Pablo Bello - Presidencia

“Mi plan era quedarme seis meses en cada destino, pero aquí tuve la sensación de descubrir algo diferente y valioso. Decidí quedarme”, recuerda el gringo que llegó a Tunja en 2013. Seis años después obtuvo la nacionalidad colombiana, y lo celebró con bombos y platillos, cuando recibió su cédula de ciudadanía.

A los dos los cautivó la vida sencilla: comer empanada, tomar tinto en la calle o saludar al vecino. “Aquí la gente es unida y colaboradora. Hay una sensación de comunidad, y los que llegamos de afuera lo notamos de inmediato”, explica Zach, que desde hace cuatro años vive en Cali. “Lo chévere es la actitud alegre frente a la vida. La mayoría de la gente no vive para trabajar, trabaja para vivir”, dice Dominic, quien además usa expresiones tan colombianas como “bacano”, “parcero” o “mamar gallo”.

“Ya estoy tan colombianizado que sonrío todos los días, a pesar de las dificultades, y ni me doy cuenta”, asegura el alemán que sueña con casarse y tener hijos en Colombia. | Foto: Juan Pablo Bello - Presidencia

Entusiasmados por ese estilo de vida, la cultura y la naturaleza, los dos crearon empresa. “Hay muchísimo potencial. Quería mostrar las cosas positivas y bellas de esta tierra”, cuenta Dominic, quien tiene éxito con su operador turístico Wolf Tours Colombia. Zach hace lo propio con su iniciativa Adventure Better: “Sería bueno aumentar la tasa de turismo y mostrar el país, su gente y su riqueza”, asegura el norteamericano.

Si algo han aprendido estos rubios de ojos claros que no pasan inadvertidos, es que el buen humor es una característica indispensable para ostentar el título de colombianos. Prueba de que lo han entendido a la perfección son los videos de sus canales de YouTube, donde cada uno, a su manera, les sacan más de una sonrisa a los miles de seguidores de diferentes lugares del mundo.

“Mi familia vino a visitarme. Probaron la chicha y bailaron carranga. Nos extrañamos mucho, pero entienden que para mí es mejor vivir aquí”, cuenta Dominic. | Foto: Juan Pablo Bello - Presidencia

“Los dos tenemos las mismas intenciones: hacer contenido positivo”, afirma el alemán. Por eso han hecho videos juntos. “Hay muy buena energía entre nosotros, y sabemos que aún tenemos mucho por vivir y experimentar aquí”, expresa Zach, quien planea seguir viviendo entre Estados Unidos y Colombia, y sueña con tener una casa en cada una de sus ciudades favoritas: Cali, Medellín, Bogotá, Bucaramanga, Barranquilla y Pereira.