Sábados Felices es un programa que se convirtió en una ventana para muchos humoristas en Colombia. Allí se dieron a conocer diversos personajes que rápidamente se hicieron afamados y muy queridos en el país.

Uno de ellos, fue Cruz María Betancur, el icónico humorista que resaltaba entre los demás por su estatura, pues era una persona de talla baja. Y fue quien acompañó a Pedro González, mejor conocido en el mundo del entretenimiento como Don Jediondo.

En diálogo con SEMANA, Don Jediondo recordó con gran cariño a Cruz María. En sus ojos se notaba la tristeza de haber perdido a un amigo, más que a un compañero de trabajo, pues luego de conocerse se convirtió en su escudero, cual ‘Don Quijote y Sancho Panza’.

Don Jediondo es un reconocido personaje del humor en el país. | Foto: twitter @donjediondo

“Cruz María es uno de los seres más bonitos que yo haya conocido. Noble, tierno, gracioso, histriónico... A este muchacho lo conocieron en el elenco hace 15 años aproximadamente, en la Calle 19 con 3°, en Bogotá. Él vendía chance y después tuvo una chacita de dulces”, expresó el humorista.

“Estando él en Sábados Felices, yo lo conocí y ahí empezó a hacer por ejemplo, ‘Pasión de Gavilleros’ (que era la parodia de la telenovela de ese momento, Pasión de Gavilanes) y de otras novelas. Y yo dije: ‘Hombre, este es el partner que de pronto yo necesito para algunos personajes’”, relató a SEMANA.

Don Jediondo despidió a Cruz María Betancour | Foto: twitter @donjediondo

Don Jediondo citó a grandes y reconocidos personajes como Charles Chaplin, que tenía su partner, Benny Hill, Capulina, El Chavo del 8, Cantinflas, “todos tenían su partner y yo lo encontré en él. Un perfecto discípulo, por llamarlo de alguna manera, para hacer humor”.

“Nunca lo vi bravo, ni con malas palabras, al contrario, muy gracioso. Lo que más me impresionaba era que la gente lo quería mucho. En muchas presentaciones en muchos pueblos... muchos shows, le pedían más fotos, incluso, que a ‘Don jediondo’ y la gente lo quería, le preguntaban cosas, le pedían el número de teléfono... Era muy sociable. Era un niño, aunque grande de edad”, prosiguió.

Pedro González, Don Jediondo. | Foto: Revista Semana

En cuanto a la salud, Pedro, manifestó que Cruz María “estuvo hospitalizado como un mes por unos problemas de pulmones y de corazón. Le dieron de alta el Miércoles Santo; yo estaba en contacto permanente con su familia gracias a Dios. Y llegó a su casa, iba mejor. Pero, aún seguía con tratamientos por algunos otros problemas de salud”.

“El 11 de abril la hermana le dio desayuno, lo ayudó a bañar y estando en eso, él se agarró de una rejilla y le dijo ‘me quedé sin aire’. Lo trataron de reanimar y todo, pero ahí ya estaba muerto”, manifestó el humorista con evidente dolor en su rostro.

Don Jediondo despidió a Cruz María. | Foto: instagram @donjediondo

Don Jediondo conoció un poco de la historia de Cruz María, por lo que supo que cuando su compañero “estaba en el vientre de su madre se desarrolló como un niño normal. Pero ella sufrió un golpe y él dentro del vientre sufrió una fractura de columna, lo que atrofió su crecimiento. Entonces los órganos, corazón, riñones, todo, sí le crecieron como si tuviera un cuerpo normal, promedio, pero su estatura no aumentó. Eran unos órganos muy grandes para un cuerpo pequeño”.

Él, incluso, “me contaba que cuando le hacían una radiografía parecía que su corazón tuviera un tumor, pero su corazón tenía el tamaño normal, y se estaba saliendo del tórax. Su cuerpo era demasiado pequeño, eso fue lo que me contaron los mismos médicos”, manifestó.

“Entonces... Pues darle gracias a Dios que la familia lo disfrutó 59 años. Él nació en Fusagasugá, Cundinamarca, en el año 1963 y su familia lo disfrutó un buen tiempo gracias a Dios, porque a él no le daban muchas expectativas de vida cuando apenas era un niño”, agregó.

Las risas que sacó... “Yo le puse a actuar en Don Jediondo, en el Monjediondo, lo puse a actuar con Doña Anciana, lo puse a actuar de boxeador, con unos mariachis, con unos toreros, de piratas. En todo era muy histriónico”, continuó diciendo.

Finalmente, Don Jediondo concluyó: “Me dolió mucho, pero me alegra haberlo conocido”.