Pocos saben quién es Óscar Emilio León Simoza, pero todos reconocen quién es Óscar de León, el cantante nacido en Caracas, Venezuela, que con 80 años recién cumplidos es una de las leyendas vivas de la salsa.
En Colombia, muchos han bailado sus canciones desde hace décadas con La Dimensión Latina, una orquesta venezolana fundada en 1972, que solo tres años más tarde encontraría la gloria con un éxito en la voz de Óscar de León, que aún se baila y se canta: Llorarás, que hace parte del álbum Dimensión Latina 75. Un trabajo discográfico que catapultó a la agrupación y le dio un lugar de reconocimiento en el mundo de la salsa que, en ese momento, estaba casi reservado a las orquestas del boom salsero de Nueva York.
Por ese entonces, Óscar de León tenía 28 años, ya tenía el espeso bigote negro que lo caracteriza, tocaba el bajo como un showman (lo tocaba incluso con los pies) y desde entonces también su nombre se escribe casi siempre enseguida de La Dimensión Latina, que en Colombia gozó de gran aceptación, tal como lo revela el propio artista a SEMANA.
El llamado faraón de la salsa visitará este mes nuestro país por el evento Viva la Salsa, una serie de conciertos que recorrerá las ciudades de Cali, Bogotá y Medellín.
SEMANA: ¿Cómo llega Óscar de León a los 80 años con esa vigencia y esa vitalidad?
Óscar de León (O.L.): Amar tu profesión, saber que en la vida hay que hacer las cosas bien y, si hay algo malo, pues aprender de ello para no volver a cometerlo. Hacer mucho ejercicio, tener una vida sana en todos los aspectos. Descansar mucho, dormir bastante. Erradicar las drogas y el alcohol en tu vida. Nunca he estado en nada de esas cosas y eso me ha permitido llegar a los 80 años con vitalidad y con ganas de seguir adelante. Si la vida me favorece, duraré 100 años cantando.
SEMANA: Muchos artistas del género de la salsa no han tenido esas mismas convicciones. ¿Cómo logró abstraerse de ese mundo de drogas y de excesos del medio artístico?
(O.L.): Creo que por el respeto a mi familia. Y el consejo a tiempo de mi madre y de sus cuidados. Ella siempre estaba pendiente de aconsejarme, de preguntarme en qué andaba, de decirme “¿de dónde trajiste eso que tienes en la mano?”. Todo eso lo recuerdo hoy con agradecimiento, porque aun siendo muy pobres, mi madre nos dio una enseñanza de valores y conceptos de vida que me han servido durante 80 años.
SEMANA: Colombia, desde hace muchos años, ha estado hermanada con Venezuela a través de la salsa y su nombre en medio, como parte de esa unión, ¿cómo lo recuerda?
(O.L.): Desde que arranqué mi carrera musical, cuando formé La Dimensión Latina, empecé a viajar a Colombia, donde mis canciones comenzaron a convertirse en éxito. Llegamos a través de Cúcuta, a tocar en un lugar que ahora no recuerdo, y veía con sorpresa que los empresarios se peleaban por contratar a La Dimensión Latina. Y también fuimos, a finales de los 70, a una Feria de Cali, por primera vez, donde La Dimensión Latina se veía como una cenicienta al lado del Gran Combo y de las grandes orquestas. Pero salimos con laureles de ese concierto. La gente enloquecida nos aplaudía. Y desde ese momento no dejaban de invitarnos a esa Feria, que es una de las más grandes del continente. También tocábamos en Bogotá, en Manizales, siempre con la misma acogida.
SEMANA: Su fama entonces le debe un pedacito a Colombia…
(O.L.): Un pedacito no, un pedazote bien grande. A Colombia la amo. Si no hubiese nacido en Venezuela, me hubiese gustado nacer en Colombia. Por todo lo que representa: su gente, la manera como tratan a los demás, su paisaje natural, esos parajes con casitas pintadas de colores y helechos colgando en sus ventanas. Eso enamora a cualquiera.
SEMANA: Maestro, en una época, que usted conoce bien, éramos los colombianos los que viajábamos a Venezuela a buscar días mejores. Hoy han salido millones de venezolanos a migrar en muy malas condiciones por el mundo. ¿Cómo lo toca a usted ese tema como venezolano?
(O.L.): Duele ver que muchos compatriotas quieran regresar a su país y no puedan. Pero también creo que, a dónde vayan, el comportamiento debe ser el mejor para que nos sigan abriendo puertas. Que no tengamos que producir quejas en los países a los que llegamos.
SEMANA: ¿Usted también ha sentido deseos de regresar a su país?
(O.L.): Hace mucho que no vivo en Venezuela, pero siempre procuro estar informado de lo que ocurre. Sé que las cosas no han sido fáciles, pero también sé que muchos han querido que las cosas mejoren para poder reencontrarse con sus familias. Eso ha sido lo más triste, tantas y tantas familias que se han quebrado con tanta migración.
SEMANA: Llorarás, Siéntate ahí, Detalles, Sigue tu camino… es difícil elegir entre sus canciones. ¿Cuáles son las que no pueden faltar cuando canta en Colombia?
(O.L.): Los colombianos siempre han sido generosos con mi música. Y eso es algo que nunca tendré cómo pagarles. Yo no vengo a entregarles nada porque ustedes ya me lo han dado todo. Óscar de León no habría llegado tan lejos ni se habría abierto al mundo de la manera en que lo hizo sin los colombianos.