Era la primera vez que en la ceremonia de los premios Óscar se interpretaba una canción completamente en español en la propia voz de su artista original. Sucedió con Dos oruguitas, que hace parte de la banda sonora de la película animada Encanto, y el honor de esa primera vez le correspondió a un colombiano: Sebastián Yatra.
“Ha sido el momento más emotivo de mi carrera, sin duda. Estar esa noche representando a los millones de personas que hablamos español en el mundo y representando también a mi país. Por eso, lloré de emoción”, cuenta ahora el artista de 28 años recién cumplidos, que conmovió a millones de personas que seguían la ceremonia por televisión y advirtieron las manos temblorosas del paisa en su interpretación, vestido con un traje que además rendía homenaje a las mariposas de Gabriel García Márquez y a ese realismo mágico que es un sello colombiano.
Ese temblor en las manos fue para muchos un gesto que simbolizó el enorme reto de estar parado allí, en el Dolby Theatre de Los Ángeles, frente a las figuras más influyentes de la industria audiovisual y del cine en todo el mundo. Un gesto de quien está haciendo historia.
Es que este 2022 ha sido un año inolvidable en la carrera profesional del artista paisa. Hace apenas unos días, vivió una noche para la historia de la música colombiana en la reciente entrega de los Latin Grammy, en Las Vegas, donde Yatra competía por cuatro nominaciones.
Al final, hizo doblete y se quedó con el gramófono de Mejor Canción Pop y otro en la categoría de Mejor Álbum Vocal Pop por su trabajo discográfico Dharma.
Además, protagonizó una espectacular presentación junto con una leyenda de la música, John Legend, con quien interpretó Tacones rojos, uno de los éxitos del colombiano.
Visiblemente emocionado, Sebastián Yatra agradeció su doble premio a quienes lo han llevado de la mano a lo largo de su carrera: “Hay tantas personas a las que quiero y admiro en este cuarto, que me han inspirado desde que tengo uso de razón, escuchando música, que es lo más bonito del mundo. Y les quiero dar las gracias a todos ustedes, a mi equipo de trabajo, a mis padres, a mi disquera”.
Antes de bajar del escenario, reservó una invitación especial para sus colegas: “Quiero seguir invitando a todos los compositores a que hagan música, y que esa música que hagan siempre sea un reflejo de su corazón, de sus valores. Tenemos tantas cosas por compartir a este mundo. Asegurémonos de que siempre sean cosas bonitas...”.
Ese niño llamado Hollywood
Y cosas bonitas son las que han llegado a la vida de este artista nacido en Medellín, el segundo de un hogar de tres hermanos, criado inicialmente en Cartagena, educado musicalmente en Miami y cuya carrera despegó en 2016 de la mano de Traicionera, que lo ubicó rápidamente como una de las nuevas voces de la música urbana en Latinoamérica.
Con el tiempo, Yatra se desmarcó del reguetón de moda y pasajero y apostó por una música más cercana al pop romántico, con temas como Un año, junto a Reik, Cómo mirarte y Devuélveme el corazón.
Este año, además de debutar como actor en la serie musical Érase una vez… pero ya no, de Netflix, se consolidó como un rostro reconocido y admirado en España, donde por segundo año consecutivo participa como coach de La voz kids, programa en el que comparte set con artistas de renombre internacional como Rosario y David Bisbal, y donde se ha ganado la admiración de la exigente teleaudiencia española por su naturalidad, su dulzura para trabajar con los niños y su sentido del humor.
Su acogida en ese país, en donde estuvo con su Dharma Tour por varias ciudades, lo llevó a convertirse, además, en imagen de McDonald’s y a presentar un menú con su nombre en esta cadena de restaurantes.
Yatra, sin embargo, carga la sencillez como moneda suelta en los bolsillos. Y confiesa que cada día que pasa se asegura de tener los pies bien puestos en la tierra para aprender a lidiar con la fama, con todas sus sombras y luces.
“La fama y todo esto que me ha pasado es consecuencia de ser cantante y de hacer música para un público masivo, pero no es lo que me representa como persona. No son mis valores, ni es a lo que le apunto en esta vida como meta”, reflexiona el artista.
Es que, desde los inicios de su carrera, Sebastián Obando Giraldo, nombre de pila del cantante paisa, se esfuerza por no dejarse permear por las veleidades del éxito, que en su caso llegó muy pronto, en apenas unos pocos años de vida artística.
Ese reconocimiento del que disfruta ahora es la consolidación de un sueño que nació en la infancia. Yatra recuerda que la mejor amiga de su mamá lo llamaba Hollywood, y “me decía que tenía que dedicarme a actuar, porque yo los divertía mucho y les hacía chistes todo el tiempo”.
Pero convertirse en artista no lo pensó en serio hasta los 12 años, “cuando hice una audición para una obra de teatro, que además era un musical. Fue la primera vez que realmente intenté cantar y me gustó y me enamoré de esta profesión para siempre”, revela Sebastián.Hoy, acumula dos Grammy Latinos, ocho nominaciones en estos mismos premios y otra al Grammy anglo, además de cuatro postulaciones a los Latin American Music Awards e igual número a los Latin Billboard. En Spotify también brilla y suma en promedio unos 21 millones de oyentes mensuales.
Un camino sagrado
Yatra, en lengua hindú, significa “camino sagrado a lo divino”. Porque para Sebastián, la espiritualidad ocupa una parte importante de su vida. “Siempre estoy pensando en la huella que quiero dejar, en cada paso que doy, en que la mía sea una vida con sentido y propósito”, asegura el cantautor. De ahí también el nombre de su más reciente trabajo discográfico, Dharma, que en hindú quiere decir “acciones o comportamientos para encontrar la felicidad”.
Porque, así como el karma es aquello que viene como consecuencia de la vida que se ha elegido, el dharma se refiere a lo que se debe cumplir en la vida.
Por eso, para Yatra, el dharma “es un concepto que engloba muchas cosas bonitas que te ayudan a mantenerte en el presente y a aceptar la vida tal cual es. Al aceptar las cosas, puedes abrazar todo lo que te toca y, realmente, poderte rendir a lo desconocido de la vida. Y cuando vas por ese camino natural es donde te vas encontrando con las cosas que son para ti, ese es tu dharma”, dice el artista.
Para Sebastián, todos estos logros que observa con orgullo cuando ajusta el espejo retrovisor son el resultado de una cualidad que aprendió a cultivar desde muy joven: la disciplina. “Con los años, uno ve los frutos de tanto esfuerzo. De dejar de salir con mis amigos, de ir de fiesta como un adolescente normal... Y todo por cumplir un sueño en el que no tienes mucho o nada garantizado”.
Yatra cuenta que, siendo un niño, cuando los Grammy, los Óscar y los conciertos con multitudes eran aún un anhelo lejano, conversaba largas horas con su mamá sobre los retos a los que se enfrentaría si abrazaba el camino de las artes. “Ella me decía que si eso llegaba a pasar no podía cambiar la persona que era, que debía tomarlo como una oportunidad de llegarle a mucha gente. Por eso, mi objetivo cada día que me levanto es intentar dar lo mejor de mí para compartir un mensaje positivo”, concluye.